Menu




Autor: | Editorial:



Notas (Directorio de Pastoral Familiar)
[1] Cfr. GrS, n. 2.

[2] Cfr. FC, n. 66.

[3] FSV, n. 5.

[4] En estos materiales se encuentran también unas indicaciones genéricas sobre la concepción de una pastoral familiar: cfr. FSVMT, pp. 225-240.

[5] Cfr. FSV, n. 177.

[6] Cfr. FSV, n. 165.

[7] FSVMT, p. 229.

[8] Citado en FSV, n. 16.

[9] Por que “sin el Creador la criatura se diluye.” (GS, n. 36)

[10] San Pablo comienza con la advertencia: “¡No os engañéis!”

[11] La parte introductoria de esta epístola está dividida según las admoniciones dirigidas a los paganos (1,18-32), judíos (2,1-3,20) y cristianos (3,21-30).

[12] Cfr. la advertencia de: CA, n. 46: “Una democracia sin valores se convierte con facilidad en un totalitarismo visible o encubierto, como demuestra la historia.”

[13] FR, n. 90.

[14] EE, n. 90.

[15] Se ha de dar a conocer más en las comunidades cristianas la doctrina del Concilio Vaticano II y del magisterio papal posterior, sintetizada en: CCE, nn. 2331-2400. Asimismo, las Catequesis de Juan Pablo II, Hombre y mujer lo creó. El amor humano en el plano divino, Ediciones Cristiandad, Madrid 2000.

[16] Cfr. FSV, nn. 28-34.

[17] Que tiene su inicio en el Informe Kinsey en los años 50.

[18] Ante este panorama de famlias rotas, el Papa recordaba durante el Jubileo de las Familias que la misión de la Iglesia es: “iluminar los diversos dramas humanos con la luz de la palabra de Dios, acompañada por el testimonio de su misericordia” (cfr. Juan Pablo II, Discurso en el tercer encuentro mundial de las Familias con ocasión del Jubileo, 14 de octubre de 2000, n. 6).

[19] Cfr. Congregación para la Doctrina de la Fe, Consideraciones acerca de los proyectos de reconocimiento legal de las uniones entre personas homosexuales, 3 de junio de 2003; FSV, n. 141.

[20] Para la cuestión demográfica a nivel internacional: cfr. Pontificio Consejo para la Familia, Evoluciones demográficas. Dimensiones éticas y pastorales. Instrumentum laboris. (25.III.1994).

[21] Cfr. FSV, nn. 11-39.

[22] Cfr. FSV, n. 11.

[23] Cfr. GS, n. 14: “Corpore et anima unus”; FSV, 72-73.

[24] Cfr. GrS, n. 19, donde explica que el racionalismo moderno no soporta el misterio, y que el cuerpo humano es mucho más que lo que de él dicen muchas veces los medios de comunicación social, imbuidos de un reduccionismo positivista; el cuerpo humano es personal y entra en la historia de la salvación, por lo que Juan Pablo II habla de “teología del cuerpo”.

[25] Cfr. VS, n. 33: “Paralelamente a la exaltación de la libertad, y paradójicamente en contraste con ella, la cultura moderna pone radicalmente en duda esta misma libertad. Un conjunto de disciplinas, agrupadas bajo el nombre de «ciencias humanas», han llamado justamente la atención sobre los condicionamientos de orden psicológico y social que pesan sobre el ejercicio de la libertad humana... algunos de ellos, superando las conclusiones que se pueden sacar legítimamente de estas observaciones, han llegado a poner en duda o incluso negar la realidad misma de la libertad humana.”

[26] Cfr. FSV, n. 90: “si se pierde el sentido sagrado del matrimonio, se acabará por valorarlo simplemente como un contrato entre dos particulares, y, por consiguiente establecido a su arbitrio y dependiente de su voluntad, la cual puede cambiar y llegar a romperlo.”

[27] Cfr. EV, nn. 18-20.

[28] Como lo recuerda FSV, n. 42 y EE, n. 94.

[29] En este sentido son todavía actuales los mensajes de la: Conferencia Episcopal Española, La verdad os hará libres (20.XI.1990); Moral y sociedad democrática (14.II.1996).

[30] Cfr. RH, n. 10; FC, n. 11.

[31] Cfr. GrS, nn. 5. 23.

[32] Cfr. FSV, n. 60.

[33] Cfr. CEE, Plan pastoral de la Conferencia Episcopal Española 2002-2005. “Una Iglesia esperanzada; Mar adentro” (Lc 5,4), nn. 12-14; en donde se habla de una “pastoral esperanzada” y “de la esperanza”.

[34] Cfr. FSV, n. 165.

[35] Cfr. ChL, n. 34.

[36] La iniciación cristiana “ha de ser considerada una realidad que implica a toda la persona, la cual ha de asumir existencialmente su condición de hijo de Dios en el Hijo Jesucristo, abandonando su anterior modo de vivir, mientras realiza el aprendizaje de la vida cristiana y entra gozosamente en la comunión de la Iglesia, para ser en ella adorador del Padre y testigo del Dios vivo” (IC, n. 18).

[37] Cfr. Ibidem, n. 34: “la familia sigue siendo una estructura básica en la Iniciación cristiana, e incluso un reto pastoral: la familia cristiana no puede renunciar a su misión de educar en la fe a sus miembros y ser lugar, ‘en cierto modo insustituible’, de catequización.”

[38] Cfr. FSV, n. 86. Se trata “del desarrollo de la gracia bautismal en orden a la conversión personal, en el crecimiento de la persona” (IC, n. 22).

[39] Cfr. RMi, n. 61.

[40] FSVMT, p. 226.

[41] Cfr. IC, n. 34: “La familia que transmite la fe hace posible el despertar religioso de sus hijos y lleva a cabo la responsabilidad que le corresponde en la iniciación cristiana de sus miembros.”

[42] Cfr. Juan Pablo II, Audiencia general, 5.IX.1979.

[43] Cfr. GS, n. 48.

[44] RH, n. 10.

[45] Cfr. MD, n. 7.

[46] Cfr. GS, n. 17.

[47] FC, n. 11.

[48] Cfr. CCE, nn. 362-368.

[49] SH, n. 11.

[50] Cfr. Juan Pablo II, Audiencia general, 14.XI.1979.

[51] CCE, n. 1608

[52] VS, n. 103.

[53] Cfr. GS, n. 24.

[54] Cfr. Juan Pablo II, Audiencia general, 9.I.1980.

[55] Cfr MD, n. 7.

[56] GS, n. 48; cfr. LG, n. 57.

[57] Cfr. FC, n. 11.

[58] CCE, n. 1620.

[59] Cfr. FC, n. 16; MD, n. 22; etc.

[60] CCE, n. 1619.

[61] OcM, n.1; Cfr. CIC, can. 1055; CCE, n. 1601.

[62] Cfr. GS, n. 48; OcM, n. 4.

[63] Cfr. GS, n. 48.

[64] Cfr. ibidem.

[65] Cfr. GrS, n. 7.

[66] OcM, n.2; cfr. GS, n. 48.

[67] Cfr. GS, n. 48.

[68] Cfr. GS, n. 48.

[69] CCE, n. 1644.

[70] OcM, n. 5.

[71] FC, n. 13.

[72] OcM, n.7; cfr. FC, n. 13; GS, n. 48.

[73] Cfr. CCE, n.1631.
[74] FC, n. 19: “El Espíritu Santo infundido en la celebración sacramental ofrece a los esposos cristianos el don de una comunión nueva de amor, que es imagen viva y real de la singularísima unidad que hace de la Iglesia el indivisible Cuerpo místico del Señor Jesús”.

[75] FC, n. 13.


[76] Cfr. FSV, n. 166.

[77] Cfr. GrS, n. 18.
[78] Así lo describe Tertuliano: “¿Cómo podré expresar la felicidad de aquel matrimonio que ha sido contraído ante la Iglesia, reforzado por la oblación eucarística, anunciado por los ángeles y ratificado por el Padre? (…) ¡Qué yugo el que une a dos fieles en una sola esperanza, en la misma observancia, en idéntica servidumbre! Son como hermanos y colaboradores, no hay distinción entre carne y espíritu. Más aún, son verdaderamente dos en una sola carne, y donde la carne es única, único es el espíritu” (Ad uxorem, 9, PL 1, 1274).

[79] Cfr. LG, n. 11; CCE, n. 1641.
[80] Cfr. FC, n. 11.

[81] FC, n. 19.

[82] Cfr. FC, n. 58.

[83] CCE, n. 1652: “Por su propia naturaleza, la institución misma del matrimonio y el amor conyugal están ordenados a la procreación y educación de la prole, y con ellas son coronados como su culminación: los hijos son, ciertamente, el don más excelente del matrimonio y contribuyen mucho al bien de los padres. (...) De ahí que el cultivo verdadero del amor conyugal y todo el sistema de vida familiar que de él procede, sin dejar posponer los otros fines del matrimonio, tiende a que los esposos estén dispuestos con fortaleza de ánimo a cooperar con el amor del Creador y Salvador, que por medio de ellos aumenta y enriquece su propia familia cada día más”. Cfr. GS, nn. 48, 50; OcM, n. 3.
[84] Cfr. CCE, n. 2201.


[85] FC, n. 17.

[86] Cfr. GrS, n. 7.

[87] Cfr. GrS, n. 6; FSV, n. 84.

[88] FC, n. 49.
[89] Cfr. FC, n. 21; LG, n. 11.

[90] Cfr. FC, n. 39.


[91] Cfr. FSV, n. 55.

[92] Véanse dos importantes documentos de Congregaciones vaticanas con las pautas sobre la educación sexual de los niños y jóvenes: AH; SH.

[93] Cfr. GrS, n. 20; FSV, n. 181.

[94] Cfr. CCE, n. 1632.

[95] Cfr. FC, n. 66.

[96] Cfr. LG, n. 41.

[97] Cfr. FC, n. 66; PSM, n. 21.

[98] FC, n. 66: “Es el período en el que se imbuye la estima por todo valor auténticamente humano tanto en las relaciones interpersonales como en las sociales, con todo lo que significa de formación del carácter, para el dominio y recto uso de las propias inclinaciones, para el modo de considerar y encontrar a las personas del otro sexo, etc. Se exige, además, especialmente para los cristianos, una sólida formación espiritual y catequética que sepa mostrar en el matrimonio una verdadera vocación y misión, sin excluir la posibilidad del don total de sí mismo a Dios” en la virginidad o celibato apostólico. Cfr. PSM, n. 22.

[99] Cfr. GE, n. 2.

[100] Cfr. FC, n. 37; GE, n. 2; SH.

[101] Cfr. GrS, n. 20.

[102] CCE, n. 2223.

[103] Cfr. FC, n. 53.
[104] Con este motivo, la Subcomisión Episcopal para la Familia y Defensa de la Vida de la CEE ha editado unos materiales de trabajo sobre la Instrucción Pastoral Familia, santuario de la vida y esperanza de la sociedad como un modelo que puede servir de referencia en el momento de confeccionar materiales de catequesis y de enseñanza para esta etapa. Léase su introducción: FSVMT, 5-8.

[105] Cfr. IC, especialmente los nn. 41-42. 85-110.

[106] Cfr. PSM, nn. 29-30; OcM, n. 14.

[107] Cfr. FSV, nn. 22-26.

[108] Cfr. GS, n. 24; FC, n. 37.

[109] Cfr. SH, nn. 65-76.

[110] CCE, n. 2341.

[111] Pablo VI, Instrucción pastoral Conmunio et progressio, n. 67 (18.V.1971).
[112] PSM, n. 45: “El resultado final de este período de preparación próxima consistirá en el conocimiento claro de las notas esenciales del matrimonio cristiano: unidad, fidelidad, indisolubilidad y fecundidad; la conciencia de fe sobre la prioridad de la gracia sacramental, que asocia a los esposos como sujetos y ministros del sacramento al Amor de Cristo Esposo de la Iglesia; la disponibilidad para vivir la misión propia de las familias en el campo educativo y social”.

[113] Cfr. LG, n. 41.

[114] Cfr. GS, n. 49.

[115] Cfr. HV. Véanse los comentarios de Juan Pablo II a la encíclica Humanae vitae de Pablo VI, en el sexto ciclo de sus catequesis sobre la teología del cuerpo humano: Juan Pablo II, Hombre y mujer lo creó. El amor humano en el plano divino, Ed. Cristiandad, Madrid 2000, pp. 619-680.

[116] Cfr. FC, n. 66.

[117] Cfr. EV, nn. 92-94.

[118] Cfr PSM, n. 43.

[119] Cfr. CCE, n. 2391.

[120] Como se puede ver en el capítulo 2 de FSV.

[121] Cfr. OcM, nn. 468-486.

[122] Sobre el sentido de esta bendición, el tiempo y modo de realizarse cfr. OcM, n. 471, en donde recuerda que nunca deber realizarse dentro de la Misa para evitar toda confusión con la bendición nupcial.

[123] FC, n. 66.

[124] Cfr. PSM, n. 48.

[125] Cfr. CVII, Ad gentes, nn. 6. 13-15.

[126] Cfr. FC, n. 66.

[127] OcM, n. 17.

[128] Cfr. CIC, cn. 1065.

[129] Cfr. OcM, n. 18.

[130] Cfr. CIC, cn. 1066.

[131] Cfr. CEE, Decreto, 26.XI.1983, art. 12, 1 y anexo.

[132] Cfr. CIC, cn. 1070.

[133] Cfr. CIC, cn. 1069.

[134] CEE, Decreto, 26.XI.1983, art. 12, 2.
[135] Cfr. PSM, n. 62.


[136] Cfr. PSM, n. 60.

[137] Cfr. PSM, n. 61.

[138] Cfr. OcM, n. 28.

[139] Ibidem. (El subrayado es nuestro).

[140] Ibidem.

[141] Cfr. OcM, n. 29.

[142] OcM, n. 35: “se destacarán los principales elementos (...), a saber: la liturgia de la palabra, en la que se resalta la importancia del Matrimonio cristiano en la historia de la salvación y sus funciones y deberes de cara a la santificación de los cónyuges y de los hijos; el consentimiento de los contrayentes, que pide y recibe el que legítimamente asiste al Matrimonio; aquella venerable oración en la que se invoca la bendición de Dios sobre la esposa y el esposo; y, finalmente, la comunión eucarística de ambos esposos y de los demás presentes, con la cual se nutre sobre todo su caridad y se elevan a la comunión con el Señor y con el prójimo”.

[143] OcM, n. 59

[144] PSM, n. 69.

[145] PSM, n. 65.

[146] PSM, n. 71.

[147] Cfr. PSM, n. 67.

[148] Cfr. OcM, n. 30

[149] Cfr. OcM, n. 31.

[150] OcM, n. 29; cfr. SC, n. 78; FC, n. 57.

[151] Cfr. CCE, n. 1621; SC, n. 61.
[152] CCE, n. 1621: “Es, pues, conveniente que los esposos sellen su consentimiento en darse el uno al otro mediante la ofrenda de sus propias vidas, uniéndose a la ofrenda de Cristo por su Iglesia, hecha presente en el sacrificio eucarístico, y recibiendo la Eucaristía, para que, comulgando en el mismo Cuerpo y en la misma Sangre de Cristo, ‘formen un solo cuerpo’ en Cristo”.


[153] Cfr. OcM, n. 21; PSM, n. 70.

[154] Cfr. OcM, n. 18.

[155] Cfr. OcM, n. 29.

[156] Cfr. OcM, n. 27; CIC, cn. 1115.

[157] CIC, cn. 1118.

[158] Ibidem.

[159] Cfr. SC, n. 59.

[160] FC, n. 68.

[161] Ibidem.

[162] Ibidem.

[163] Cfr. ibidem.

[164] Ibidem. (El subrayado es nuestro).

[165] Ibidem. (El subrayado es nuestro).

[166] Ibidem. (El subrayado es nuestro).

[167] Cfr. CCE, n. 1634.

[168] Cfr. CIC, cn. 1125.

[169] Cfr. CIC, cn. 1127.

[170] Cfr. FC, n. 78.

[171] Cfr. DpE, nn. 157-158.

[172] Cfr. CIC, cn. 1086.1
[173] Cfr. Comisión episcopal de relaciones interconfesionales, Orientaciones para la celebración de los matrimonios entre católicos y musulmanes en España, EDICE, Madrid 1988.

[174] FC nº 11.

[175] Cfr. GrS, nn. 7-8.

[176] FC, n. 19.

[177] OcM, n. 9: “el Espíritu Santo hace que, así como Cristo amó a la Iglesia y se entregó a sí mismo por ella, también los cónyuges cristianos, iguales en dignidad, con la mutua entrega y el amor divino que mana de la fuente divina de la caridad, se esfuercen por fortalecer y fomentar su unión matrimonial”.

[178] Cfr. GrS, n. 18.

[179] FC, n. 19.

[180] FC, n. 65.

[181] Ibidem.

[182] FC, n. 69.

[183] Cfr. FC, n. 69.

[184] GS, n. 48.

[185] CCE, n. 2366.

[186] Cfr. CCE, n. 2258; DVi, intr. 5; EV, n. 53.

[187] GrS, n. 9.

[188] FSV, n. 68. Cfr. GS, n. 50; FC, n. 14.

[189] Cfr. FC, n. 28.

[190] Cfr, VdM II, n. 2.

[191] FSV, n. 66. Como atestigua la experiencia, no se sigue una nueva vida de cada uno de los actos conyugales. Sin embargo, cualquier acto matrimonial debe quedar, en sí y de por sí, abierto a la transmisión de la vida (cfr. HV, n. 11).

[192] Cfr. HV, n. 10; GS, n. 50.

[193] Cfr. GS, n. 51; HV, n. 10.

[194] Cfr. HV, n. 16.

[195] Cfr, VdM III, n. 13.

[196] Cfr. FSV, n. 158.

[197] CCE, n. 2370.

[198] GS, n. 50. (El subrayado es nuestro).

[199] Cfr. FC, n. 28.

[200] Cfr. GE, n. 3.

[201] Cfr. GE, n. 3; FC, n. 36; CCE, n. 2221; CDF, art. 5.

[202] FC, n. 36: “No puede olvidarse que el elemento más radical que determina el deber educativo de los padres, es el amor paterno o materno que encuentra en la acción educativa su realización. El amor de los padres se transforma de fuente en alma, y por consiguiente, en norma, que inspira y guía toda acción educativa concreta, enriqueciéndola con valores de dulzura, constancia, bondad, servicio, desinterés, espíritu de sacrificio, que son el fruto más precioso del amor”.

[203] Cfr. GrS, n. 16.

[204] Cfr. FSV, n. 149.
[205] CCE, n. 2229; GE, n. 6.

[206] Cfr. CCE, n. 2374.

[207] DVi, II, n. 8; cfr. CCE, n. 2379.

[208] Cfr. GS, n. 50.

[209] Cfr. FC, n. 41.
[210] FC, n. 41: “Los padres cristianos podrán así ensanchar su amor más allá de los vínculos de la carne y de la sangre, estrechando esos lazos que se basan en el espíritu y se desarrollan en el servicio concreto a los hijos de otras familias, a menudo necesitados incluso de lo más necesario”.


[211] DVi, II, n. 8; cfr. CCE, n. 2375.

[212] CCE, n. 2378; DVi, II, n. 8.

[213] Cfr. CCE, nn. 2376-2377; DVi, II, nn. 1-5.
[214] CCE, n. 2379.

[215] De todas ellas se habla en FSV, nn. 11-42.

[216] Cfr. FC, n. 65.

[217] Cfr. FC, n. 34.

[218] FC, n. 19; cfr. CCE, n. 1644.

[219] Cfr. FSV, n.174.


[220] Definimos la Orientación Familiar como toda acción realizada en orden a la restauración integral -tanto en el ámbito físico, psicológico, como espiritual- del bien, la verdad y la belleza de la persona, el matrimonio y la familia. El Orientador familiar es un especialista que, con metodología específica, ayuda a la persona, a los esposos y a la familia en las dinámicas relacionales, para fortalecer los recursos internos y externos, a fin de que sean adecuados y eficaces.

[221] Cfr. CIC, cns. 1676 y 1695.

[222] Cfr. IC, nn. 128 ss.
[223] Cfr. CV II, Constitución Pastoral Sacrosanctum Concilium Concilium, n. 64; CCE n. 1231; Catequesis de Adultos, cit., nn. 78-79, 86 y 100.


[224] Congregación para el Clero, Directorio General de Catequesis, 15.VIII.1997, n.31
[225] Cfr FSV, n. 86; IC, n. 126..

[225] CCE, n. 1649. Sólo cuando existen razones objetivas previstas por el derecho (Cfr. CIC, cns. 1151-1155; CCE n. 2383 § 1; FC, nn. 83-84) y agotadas todas las posibilidades de reconciliación, se puede aconsejar el recurso a la separación, debiendo recordar: a) Que sólo la parte inocente puede promover lícitamente la separación; b) La necesidad de recurrir siempre a la autoridad eclesiástica competente que, en su caso, podrá conceder licencia para acudir al fuero civil (Cfr. CIC, cn. 1692. CCE n. 2383 § 2); c) La importancia de facilitar los trámites burocráticos ante la autoridad eclesiástica y, en su caso, civil, evitando las ofensas que se pueden producir en ese proceso y que hacen mucho más difícil cualquier planteamiento de reconciliación. Esta dolorosa circunstancia constituye un momento clave para recordar la importancia del perdón de Dios en la vida de los esposos.

[227] Cfr. CIC, cn. 1676.

[228] Cfr. CIC, cns. 1684 § 1, 1685.

[229] Cfr. CIC, cns. 1148 § 3, 1154 y 1689.

[230] Cfr. CIC, cns. 1151, 1696, 1715 § 1; CEE, Instrucción Colectiva del episcopado Español sobre el Divorcio Civil, n. 4-d, 23.XI.1979.

[231] Cfr. CIC, cns. 1151-1155, 1692-1696.

[232] Cfr. CIC, cns. 1671-1691.

[233] Cfr. CIC, cns. 1143-1150.

[234] Cfr. CIC, cns. 1142, 1697-1706

[235] Cfr. CIC, cns. 1446, 1713 y 1714.

[236] Cfr. CIC, cn. 1141.


[237] Cfr. Juan Pablo II, Discurso a la Rota Romana, 28.I.2002, n. 9.
[238] Cfr. CIC, cn. 1151.

[239] CCE, n. 1649; cfr. FC, n. 83; CIC, cn. 1151-1155.


[240] FC, n. 83.

[241] Ibidem.
[242] Cfr. FC, n. 83; CCE, n. 1648.


[243] CCE, n. 2383.
[244] Cfr. FC, n. 84; CCE, n. 2386.


[245] Cfr. FC, n. 83.

[246] FC, n. 84.

[247] Ibidem.
[248] RECDiv, n. 6; cfr. FC, n. 84.


[249] CCE, n. 1650.

[250] FC, n. 84.
[251] FSV, n. 94; cfr. FC, n. 84; RECDiv; Pontificio Consejo para la Interpretación de Textos Legislativos, Declaración, 6.VII.2000.


[252] Cfr. CCE, n. 1650.
[253] Cf. ibidem.

[254] CCE, n. 1651.
[255] Cfr. IC, nn. 79-81


[256] FC, n. 82.

[257] Cfr. ibidem.

[258] Cfr. ibidem.

[259] Cfr. ibidem.
[260] Cfr. CIC, cn. 1071.


[261] Cfr. ibidem.

[262] Para todo este tema cfr. Consejo Pontificio para la Familia, Familia, matrimonio y ‘uniones de hecho’, 11.XI.2000.

[263] Cfr. PH, n. 7.

[264] Cfr. FSV, n. 142.

[265] Congregación para la Doctrina de la Fe, Consideraciones acerca de los proyectos de reconocimiento legal de las uniones entre personas homosexuales, 3.VI.2003.

[266] Cfr. FSV, n. 74.

[267] Cfr. FSVMT, pp. 231-237.

[268] Cfr. CDF, Preámbulo, B.

[269] Cfr. GS, n. 52.

[270] ChL, n. 40.
[271] Cfr. GrS, n. 17.


[272] FC, n. 43.

[273] Cfr. VS, n. 86.

[274] Cfr. FSV, n. 74.

[275] CCE, n. 2224.

[276] FSV, n. 137.

[277] Un elenco de estos campos se halla esbozado en: FSV, nn. 147-164.
[278] Congregación para la Doctrina de la Fe, Nota doctrinal sobre algunas cuestiones relativas al compromiso y la conducta de los católicos en la vida pública (24.XI.2002). n. 4 (el subrayado es nuestro).

[279] Cfr. FSV, n. 11.

[280] Consejo Pontificio para las Comunicaciones Sociales, Instrucción Pastoral Aetatis Novae, nº 4. Editrice Vaticana. Roma, 1992.

[281] Consejo Pontificio para las Comunicaciones Sociales. Instrucción Pastoral Ética en las Comunicaciones Sociales, nº 25, Editrice Vaticana. Roma, 2000.

[282] Cfr. LG, n. 11; FC, n. 21; GrS, n. 19.


[283] FC, n. 49; cfr. FC, n. 50.
[284] FC, n. 50; cfr. GS, n. 48.


[285] FC, n. 51.

[286] Cfr. Ibidem.

[287] CCE, n. 2225. Actualmente, ciencias humanas como la psicología o la pedagogía destacan la importancia que tienen los primeros años de la vida del niño para su despertar a la realidad. En este primer acercamiento al mundo que les rodea, la religiosidad del niño ocupa un puesto fundamental, por lo que los padres cristianos, a menudo absorbidos por múltiples ocupaciones, nunca deberían delegar en otros la hermosa experiencia de enseñar a santiguarse y a rezar a su hijo, y protagonizar gestos tan educativos como enseñarles a guardar silencio al entrar en un templo, ponerse de rodillas ante el sagrario, o responder a sus preguntas frente a las figuras de un Belén navideño.

[288] FC, n. 39.

[289] FC, n. 55.

[290] Cfr. LG, n. 10.

[291] Cfr. GS, n. 52.

[292] CCE, n. 1657.

[293] FC, n. 59.
[294] Cfr. FC, n. 61; Juan Pablo II, Carta apostólica Dies Domini, 31.V.1998.

[295] Una vez más recomendado por el Santo Padre “por la paz y la familia”. Cfr. Juan Pablo II, Carta apostólica Rosarium Virginis Mariae, 16.IX.2002. nn. 40-42.


[296] Cfr. FC, n. 53.

[297] GE, n. 1.

[298] FC, n. 41.

[299] Ibidem.

[300] GrS, n. 13.
[301] FC, parte IV, cap. II, introducción: “La pastoral familiar –forma particular y específica de la pastoral— tiene como principio operativo suyo y como protagonista responsable a la misma Iglesia, a través de sus estructuras y agentes”.

[302] Cfr. FC, n. 53.

[303] FC, n. 58

[304] Cfr. CCE, n. 2230.
[305] CCE, n. 1632; cfr. GS, n. 49; FC, n. 71


[306] FC, n. 70.

[307] Ibidem.

[308] Ibidem.
[309] FSV, n. 175: “Sin contar con su valiosa experiencia y aportación que se ha manifestado muy efectiva en estos años, tantas veces con tareas de suplencia, se correría el peligro de plantear una pastoral familiar separada de la vida real de nuestras diócesis y de las personas que conocen la realidad de los problemas y sus soluciones”.

[310] Cfr. EV, n. 88: GrS, n. 7; ya lo recomendó la CEE en, Matrimonio y familia hoy (6.VII.1979), n. 130.


[311] Cfr. FSV, n. 174.

[312] Cfr. EV, n.89.

[313] Cfr. EV, n. 88.
[314] Cfr. EV, nn. 26. 58. 88; Conferencia Episcopal Española, Instrucción pastoral La verdad os hará libres (20.XI.1990) n. 20.


[315] Cfr. FSV, n. 174.

[316] Cfr, EV, n. 88.

[317] FSV, n. 176: “Para llevar a cabo la formación de los agentes de pastoral matrimonial y familiar hemos de mencionar la existencia de Centros académicos de estudios sobre matrimonio y familia y sobre bioética. Su labor es muy beneficiosa en la medida en que, fieles al magisterio, sirven para profundizar y hacer más accesible al hombre actual la verdad del plan de Dios sobre el matrimonio y la familia en toda su integridad”.

[318] Juan Pablo II, Homilía en la Clausura del Sínodo de la Familia, 25.X.1980.

[319] HV, 29

[320] FC, parte IV, cap. III, introducción.

[321] FC, n. 73.

[322] Ibidem.

[323] Ibidem.
[324] Cfr. VdM, Int., n. 1.


[325] FC, n. 73.

[326] FC, n. 73.

[327] Cfr. FC, n. 71.

[328] Cfr. FC, n. 72.

[329] FC, n. 74.

[330] Ibidem.

[331] Cfr. FSV, n. 155.

[332] Cfr. FSV, n. 148.

[333] FSV, n. 145.
[334] FSV, n. 136; cfr. NMI, nn. 47. 51.


[335] FC, n. 86.

[336] GrS, n. 23.

Reportar anuncio inapropiado |

Another one window

Hello!