.
La alegría de estar con el Señor
Aprende a Orar /Evangelio Ciclo A, B y C

Por: H. Leonardo Garzón, LC | Fuente: www.somosrc.mx

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Señor, dame la gracia de darme cuenta de tu presencia y de aprender a valorarla con la alegría de quien se siente amado; ayúdame a crecer cada día más en un amor profundo hacia ti. Amen

Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Lucas 5, 33-39

En aquel tiempo, los fariseos y los escribas le preguntaron a Jesús: “¿Por qué los discípulos de Juan ayunan con frecuencia y hacen oración, igual que los discípulos de los fariseos, y los tuyos, en cambio, comen y beben?”.

Jesús les contestó: “¿A caso pueden ustedes obligar a los invitados a una boda a que ayunen, mientras el esposo está con ellos? Vendrá un día en que les quiten al esposo, y entonces sí ayunarán”.

Les dijo también una parábola: “Nadie rompe un vestido nuevo para remendar uno viejo, porque echa a perder el nuevo, y al vestido viejo no le queda el remiendo del nuevo. Nadie echa vino nuevo en odres viejos, porque el vino nuevo revienta los odres y entonces el vino se tira y los odres se echan a perder. El vino nuevo hay que echarlo en odres nuevos y así se conservan el vino y los odres. Y nadie, acabando de beber un vino añejo, acepta uno nuevo, pues dice: ‘El añejo es mejor’”.

Palabra del Señor.


Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

El Señor es un Dios que se preocupa por nuestra felicidad, no quiere que estemos tristes, ni que nos quedemos solo en lo difícil y doloroso de la vida, quiere que seamos plenamente felices. Dios mismo nos da la clave de la felicidad, es decir, Él mismo. Si estamos en compañía del Señor no podemos estar sufrimiento que no pueda ser superado.

Sin embargo, todos somos conscientes de que hay momentos de sufrimiento en nuestras vidas, momentos en los que no sentimos la presencia de Dios, parecería que Él estuviera ausente. Y es, en esos momentos, cuando nos podemos dejar ahogar por el sufrimiento y las dificultades. Dios quiere que ofrezcamos esos sufrimientos por los demás, Él no está realmente ausente, pero quiere que sintamos cierto tipo de soledad para que podamos crecer y no nos hagamos dependientes de las consolaciones de su amor.

«El Señor te ha ofrecido el vino nuevo, pero tú no has cambiado los odres, no los has cambiado. La mundanidad, la mundanidad que es lo que arruina a tanta gente, ¡a tanta gente! Gente buena pero que entra en este espíritu de la vanidad, de la soberbia, del hacerse ver… No hay humildad y la humildad forma parte del estilo cristiano. Debemos aprenderla de Jesús, de la Virgen, de san José, eran humildes».
(Homilía de S.S. Francisco, 21 de enero de 2019, en santa Marta).


Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Pedirle al Señor que me renueve para que pueda sentir su presencia y consuelo.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.