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La ruta no la marco yo
Aprende a Orar /Reflexiones acerca de Jesucristo

Por: Rafael Moya | Fuente: Cristo en la Ciudad

En la ciudad donde todos quieren controlar la agenda,

marcar el destino y diseñar la ruta perfecta,

hay un susurro que nos recuerda otra verdad:

no todo depende de nuestras manos.

Caminar con Cristo es aceptar que la vida no se mide en kilómetros planeados, sino en pasos confiados.

Es reconocer que el rumbo más seguro no lo dicta el tráfico, ni la prisa, ni las expectativas del mundo,

sino la voluntad de Dios.

“Hasta donde Dios quiera y como Dios quiera.”

Esa es la ruta que no se equivoca.

Esa es la brújula que nunca falla, aunque nos lleve por calles que no imaginamos.