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Cuando todo cambia
Aprende a Orar /Reflexiones acerca de Jesucristo

Por: Rafael Moya | Fuente: Cristo en la Ciudad

Calle estrecha. Ruido de tráfico. Un banco de parque desgastado.
Te sientas, y de pronto Él está ahí.
No trae un discurso preparado ni una lista de reglas.
Solo te mira, y espera que hables.

Empiezas con lo de siempre: lo que duele, lo que falta, lo que no entiendes.
Pero en algún momento, sin darte cuenta, tus palabras cambian.
Ya no hablas solo de problemas, hablas de confianza.
Ya no repites miedos, sino que empiezas a soñar en voz alta.

Porque cuando hablas con Dios, no solo le cuentas tu vida:
Él te recuerda que tu vida está en Sus manos.
Y lo que parecía imposible, lo que te pesaba como una piedra,
de pronto se vuelve más liviano… porque ya no lo cargas solo.

En esta ciudad que corre y no escucha,
detente.
Busca un rincón, una banca, una mirada… y habla con Él.
No importa cómo empieces: si es con queja, gratitud o silencio.
Lo importante es que empieces.
Porque cuando hablas con Dios, todo cambia.
Y muchas veces, el primero en cambiar… eres tú.

"Derramen ante Él su corazón, Dios es nuestro refugio" (Sal 62,9)