Dirección: Daniel Algrant. Guión: El mismo. Fotografía: Peter Deming. Música: Terence Nlanchard. Intérpretes: Al Poacino, Richard Schiff, Ryan O´Neal, Bill Jun, Robert Klein, Mark Webber, Kim Bassinger, Tea Leoni.


Cuando no se cuida de la propia vida por exceso de alcohol, barbitúricos y una moral sin conciencia, todo suele acabar mal.



El realizador ha buscado a actores y actrices de gran rango en la interpretación para mostrarnos que es fácil caer del olimpo a los lugares más insospechados.

Estos actores, con su sola presencia, llenan la pantalla, con los diálogos que digan según el guión que han aprendido, dan el toque de salida para una película que, si bien no es algo del otro mundo, sin embargo agrada por la riqueza expresiva que aportan los intérpretes.

Justamente es lo que ocurre aquí. Quien falla fundamentalmente es el director que no ha sabido sacarle jugo a los astros que tenía delante por falta de un buen guión y, en segundo lugar, porque aunque sean tan célebres, necesitan de alguien que les dirija.

El ha entregado la película a Al Pacino y por eso aparece en cada uno de los planos para darle algo de vida a este drama. Poco a poco muestra su vida anterior, todo un personaje célebre en el mundo de las relaciones con la creme de la alta sociedad pero que con el paso del tiempo se deteriora irremisiblemente.

Otra actriz de total solvencia, Kim Bassinger, no puede conseguir que el film adquiera visos de credibilidad ni tampoco acentúe el drama que sufre el personaje principal. Ella era la única que podía alejarlo de esos lugares en los que acampa por sus fueros las conspiraciones entre políticos y un sin fin de crímenes.

El título original vale más: “La gente que conozco” que este otro que le han puesto en español.


Cine aceptable solamente, a pesar deque cuente con tantas celebridades.