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En América

Nuestra Señora de la Caridad del Cobre
Reina y Patrona de Cuba. La presencia de María en Cuba se remonta a la primera comunidad cristiana de origen indio.


Por: P. Sergio Rosiles | Fuente: Catholic.net



La isla de Cuba fue uno de los primeros lugares del nuevo continente en recibir el Evangelio y a este país nos dirigimos.

La presencia de María en Cuba se remonta a la primera comunidad cristiana de origen indio. En el año de 1509 un soldado español, Sebastián de Ocampo, se enfermó y tuvo que permanecer en la Isla mientras los demás expedicionarios partían de allí. Los indígenas de la región Macaca cuidaron de él y le ayudaron a sanar. Sebastián, en muestra de gratitud, aprendió su lengua y comenzó a explicarles la fe cristiana y a inculcarles un gran cariño y devoción a la Santísima Virgen, por ser la madre de Jesús y también madre nuestra.

La devoción a María continuó extendiéndose y a partir de 1612 tomó un nuevo impulso gracias una bella imagen que apareció de modo misterioso en el mar. La historia está recogida en un documento oficial de 1687, gracias al testimonio de Juan Moreno, un esclavo negro que estuvo presente en el hallazgo de la imagen cuando tenía 10 años. Escuchemos la historia con sus propias palabras.

"... estando una mañana la mar en calma salieron de dicho cayo francés para la dicha salina, antes de salir el sol, los dichos Juan y Rodrigo Hoyos y este declarante. Embarcados en una canoa y apartados de dicho cayo francés vieron una cosa blanca sobre la espuma del agua, que no distinguieron lo que podría ser, y acercándose más les pareció pájaro y ramas secas. Dijeron dichos indios, parece una niña, y en estos discursos, llegados, reconocieron y vieron la imagen de Ntra. Sra. la Sma. Virgen con un niño Jesús en los brazos sobre una tablilla pequeña, y en dicha tablilla unas letras grandes, las cuales leyó dicho Rodrigo de hoyos, y decían: `Yo soy la Virgen de la Caridad´, siendo sus vestiduras de ropaje se admiraron que no estaban mojadas, y en esto, llenos de gozo y alegría, cogieron sólo tres tercios de sal, se vinieron para el Hato de Barajagua".

Poco después de su hallazgo trasladaron la imagen al pueblo del Cobre donde le construyeron un templo en su honor. La devoción del pueblo cubano a la Virgen del Cobre fue creciendo cada vez más y 1915 pidieron al Papa Benedicto XV que la proclamara como Patrona de Cuba. Posteriormente, en 1978, el Papa Pablo VI, reconociendo la presencia de la Virgen de la Caridad en la vida y los corazones del pueblo cubano, quiso conceder al santuario el título de Basílica.

Un hermoso testimonio de lo que ha sido esta devoción nos lo da el P. José Conrado, que dice:

" En estos años de profundas transformaciones, en medio de difíciles circunstancias, Ella ha estado al lado de nuestro pueblo: la multitud de ex-votos que se guardan en su santuario (hoy basílica), son como un resumen de nuestra historia: vicisitudes, luchas y logros del pueblo en estos últimos años; allí están reflejadas las angustias y esperanzas, dolores y gozos de nuestra vida nacional: está la tierra traída desde lejanos países, el bolígrafo con que un joven estudiante terminó el último examen de su carrera universitaria, la medalla ganada por uno de nuestros deportistas..."

Como hemos visto, la historia de la Virgen de la Caridad del Cobre es muy bella para quien se acerca con ojos sencillos y llenos de fe. Pero serviría de poco conocerla, si no nos llevase a ser mejores cristianos.

A mí me llama mucho la atención el título con que María quiso presentarse a los dos pescadores. En la tablilla de la pequeña imagen estaba escrito "Yo soy la Virgen de la Caridad". ¿Por qué habrá elegido este título? La tablilla podría haber dicho otra cosa. Podría haber dicho "yo soy la Virgen de la humildad" o de la fe, de la obediencia, de la sencillez, de la pobreza, etc. Todos esos títulos serían verdaderos. Pero María no eligió ninguno de esos títulos. María quiso presentarse a Juan y Rodrigo con otro título: Yo soy la Virgen de la Caridad, o lo que es lo mismo, yo soy la Virgen del amor.

Yo creo que María eligió este nombre para recordarnos que el mandamiento más importante es el de la caridad, el del amor. Y que por ello debemos esforzarnos para que en nuestro corazón haya una tablilla que diga con letras muy grandes: yo soy el hombre, la mujer, el joven, el niño o el adulto de la caridad, del amor.

Y esto podemos lograrlo, no en cosas extraordinarias, sino en la vida diaria. En el amor que tengamos en la familia, en ceder parte de nuestro tiempo para hacer un favor a los demás, en hablar siempre bien de todas las personas, en tratar con caridad y delicadeza a los que nos rodean, en ayudar en la medida de nuestras posibilidades a los pobres, ancianos y huérfanos.

Así nuestra devoción a María será auténtica, porque seremos cristianos auténticos; cristianos que viven el mandamiento del amor predicado y testimoniado por Cristo en el Evangelio.

La Virgen de la Caridad del Cobre fue coronada por S.S. Juan Pablo II como Reina y Patrona de Cuba el 24 de enero de 1998, durante la Santa Misa que celebró en su visita apostólica a Santiago de Cuba.


 

 

 







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