Muerte de Jesús
7. Le abren el costado con una lanza
Por: P. Enrique Cases | Fuente: Catholic.net

"Como era la Parasceve, para que no se quedaran los cuerpos en la cruz el sábado, pues aquel sábado era un día grande, los judíos rogaron a Pilato que les quebraran las piernas y los quitasen. Vinieron los soldados y quebraron las piernas al primero y al otro que había sido crucificado con él. Pero cuando llegaron a Jesús, como le vieron ya muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados le abrió el costado con la lanza, y al instante brotó sangre y agua"(Jn).
Fue entonces, cuando un soldado abrió la quinta herida en el cuerpo de Jesús. Con un golpe certero, de mano experta, le atravesó el corazón, y de él manó sangre y agua.
La quinta herida no es una herida de dolor, no busca matar o hacer sufrir. Jesús ya estaba muerto. Tampoco es solamente el deseo de certificar su muerte. Parece, un acto de compasión del soldado hacia el crucificado y hacia su Madre, que estaba al pie de la cruz. La costumbre era certificar la muerte de los condenados, rompiéndoles las piernas. Así se garantizaba la asfixia y se aceleraba la muerte. La escena sería terrible para todos. El centurión se compadece de María y querría ahorrarle un último sufrimiento. Cumple sin saberlo las profecías "no le será quebrado ni uno sólo de sus huesos" y



















