La Iglesia es mucho más que una ONG
Por: Jorge Enrique Mújica | Fuente: Equipo Gama

En agosto de 2007, la revista The Economist exigió abiertamente, en una de sus editoriales semanales, que la Iglesia “renuncie a su estatus diplomático especial y se defina como lo realmente es: la Organización No Gubernamental (ONG) más grande del mundo”.
A decir verdad, aunque orientado hacia otros matices, parte del reclamo de esa revista de conocida orientación anti-católica, parece ser una opinión más o menos generalizada, incluso entre algunos de los miembros de la Iglesia misma. Es fácil escuchar o leer acusaciones sin fundamento sobre que la Iglesia católica lucra con el dinero. En consecuencia nacen espontáneas interrogantes sobre el destino de las aportaciones que los creyentes hacen. Es, por tanto, necesario dar respuesta a estas tres preguntas:¿a dónde va a parar el destino del dinero que los fieles aportan?, ¿qué hace la Iglesia por los necesitados? y ¿qué diferencia a la Iglesia de una ONG?
La Iglesia católica destina parte de sus recursos económicos principalmente a cinco áreas: 1) sostener al clero y a sus ministros, 2) al ejercicio de su apostolado en diversas formas y en distintos ámbitos de la vida pública, 3) mantener el culto y las actividades religiosas (se incluye la conservación de los templos y obras que la Iglesia administra así como el sueldo de los laicos contratados para ayudar en ello) y 4) a acciones pastorales, caritativas, formativas y de promoción social. Centrémonos en este último punto pues suele ser el más olvidado.
La acción del Papa y de la Iglesia
Posiblemente la mayor tragedia de los pobres, marginados, enfermos, desvalidos, ancianos, etc., es la de no poder hacer escuchar su voz ante quienes pueden ayudar a paliar o cambiar su situación. En este sentido, el Papa presta uno de los servicios más nobles e importantes al ser la voz de los que no la tienen. Precisamente por ello, constantemente en audiencias, discursos, mensajes y cartas a líderes políticos y económicos, tanto Benedicto XVI como muchos de sus antecesores, han abordado de frente el tema de la pobreza promoviendo y potenciando proyectos que ayuden a quienes la padecen, incluso y sobre todo en foros gubernamentales. Alzar la voz por quienes no la tienen y perseverar en ese servicio, posee ya un gran mérito. Pero no es lo único que hace el Papa. También está su ayuda monetaria real a nombre de la Iglesia universal.
La Santa Sede ha institucionalizado su ayuda caritativa. Desde 1971 tiene el Pontificio Consejo Cor Unum, un organismo creado por Pablo VI para expresar la solicitud de la Iglesia católica hacia los necesitados para que se favorezca la fraternidad humana. Uno de los objetivos de este dicasterio romano es el de ser el instrumento ejecutivo del Papa cuando él desea emprender iniciativas humanitarias en caso de calamidad o en el campo de la promoción humana (y ahí están como ejemplos los donativos de más de 100 dólares para los afectados por el terremoto de agosto de 2007 en Perú y para las víctimas del reciente conflicto bélico en Georgia).
Es Cor Unum (http://www.vatican.va/roman_curia/pontifical_councils/corunum/corunum_sp/index_sp.htm) la encargada de seguir, coordinar y acompañar la actividad de Caritas Internacional (www.caritas.org
La acción de católicos comprometidos y otros organismos de la Iglesia en el mundo
Pero la acción de la Iglesia católica es mucho más amplia y diversa. Conferencias episcopales, diócesis, órdenes y congregaciones religiosas, movimientos eclesiales, asociaciones de fieles y laicos comprometidos, han echado a andar diferentes iniciativas de promoción y ayuda a los más necesitados.
Los Caballero de Colón (http://www.kofc.org/un/index.cfm) son una de esas asociaciones. En la 125° Convención Anual de la organización laical católica más grande del mundo, el caballero supremo declaró en su informe que en 2007 habían hecho donativos para obras de caridad en todo el mundo por un concepto de 143 millones de dólares. Sin embargo, lo más importante para ellos son las 68.200.000 horas de voluntariado y la filiación de 1,7 millones de miembros varones.
Manos Unidas (www.manosunidas.org
La asociación Ayuda a la Iglesia Necesitada (www.ain-es.org
No son las únicas obras, es verdad, pero sí dejan ver un poco de la gran magnitud del trabajo que realizan. Tampoco es el único campo pues también están el educativo (guarderías, escuelas, universidades, centros de postgrado, escuelas de educación especial y de readaptación social), el sanitario (hospitales, centros de salud, ambulatorios, dispensarios médicos), el asistencial (orfanatos, asilos de ancianos, centro para atención de discapacitados, a madres solteras, para niños down, centros de consultoría familiar, juvenil, de atención a la mujer, etc.) y espiritual (pastoral penitenciaria en las cárceles, pastoral de la familia, de la juventud y de la niñez, etc.).
Es un hecho: ninguna otra institución en el mundo lleva adelante una actividad social, de ayuda humanitaria y asistencia como la Iglesia católica. Los lugares más recónditos son atendidos por religiosos o laicos católicos y esto es posible gracias a la generosidad de quienes dan su sí a Cristo como de aquellos que les ayudan con bienes materiales.
Muchas entidades han nacido y funcionan por su raíz católica y su perseverancia en la fidelidad a esos principios que les dieron origen. La Iglesia no es una ONG porque, más allá de sus acciones, es ante todo la “conciencia moral del mundo”. La mayor aportación de la Iglesia no son únicamente sus obras sino también sus palabras y su perseverancia en la defensa de ellas: de la ley natural, de la ética, etc. La Iglesia no es una ONG porque no es fruto del voluntarismo ni es una iniciativa humana. Como dijo Benedicto XVI en su visita a Austria, “ el cristianismo es algo más que un sistema moral, es el regalo de una amistad que incluye una gran fuerza moral que tanto necesita hacer frente a los desafíos de nuestra época”. Esa amistad de la que habla el Papa, es con Cristo. Una amistad que se hace viva en las demás personas y que precisa de la oración para ser más fecunda. Con razón decía la madre Teresa: “sin oración, la atención a los desheredados quizá se pueda aguantar unos días, unas semanas, pero no de forma permanente entregando la propia vida”.
Cuentas claras: último balance económico de la Santa Sede
El pasado mes de julio de 2008, el arzobispo Velasio De Paolis, C.S., presidente de la Prefectura de Asuntos Económicos de la Santa Sede, hizo público el balance económico de la Santa Sede correspondiente al año 2007. Es el balance más actual. En ese informe se refleja un déficit (número rojos) de 9 millones de euros, es decir, algo más de 14 millones de dólares. Durante el año 2007 la Santa Sede tuvo entradas por 236.737. 207 euros y salidas por 245.805.167 euros. El balance depende de las entradas directas de donativos de diócesis, congregaciones religiosas y fieles de todo el mundo. Sus servicios sólo generan gastos. En la curia romana, por ejemplo, trabajan en total 2.748 personas (44 más que en 2006). Hay 929 jubilados. Aunque no es el único, uno de los motivos del déficit se debe a la pérdida del valor del dólar estadounidense pues buenas parte de las entradas de dinero que recibe son en esa moneda. Es ejemplar que, año con año, la Santa Sede haga público su balance económico de manera que cualquier persona o investigador pueda saber de dónde vinieron sus entradas de dinero y a qué fueron destinadas.