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Homilía para la celebración de las exequias XII: Jn 20,11-18 ó Jn 11, 32-45
Por Miguel Ángel Angora Mazuecos, sacerdote en la Parroquia Herencia (Ciudad Real)


Por: Miguel Ángel Angora Mazuecos | Fuente: iglesiaendaimiel.com



(Se puede acompañar con Tesalonicenses. 4, 12-17; Salmo: 129)

Acabamos de escuchar la Palabra de Dios que siempre sirve de aliento, y de esperanza en momentos tan difíciles como son estos de tener que despedir a un ser querido. Es grande el desánimo que nos queda, (morirse es des-animarse) pero también es mucha la ayuda que recibimos en momentos como estos: Los familiares, los amigos, los conocidos, en estos días, se sienten más cercanos, nos ofrecen palabras de consuelo y para el difunto la paz y el descanso eterno.

Hace unos días escuchaba en la radio a un señor mayor, que le estaban entrevistando, precisamente en el día de su cumpleaños, y después de que le preguntaran muchas cosas sobre su vida y su trabajo, terminaron preguntándole lo siguiente: ¿qué cree vd. que le sucederá después de la muerte?. Tengo muy poco que decir sobre eso, respondió el señor, no tengo miedo a morir. Sólo quiero vivir mi vida ahora lo mejor que pueda y, cuando me muera, bueno, ¡entonces veremos!.

Aquella respuesta me sorprendió: “Bueno, entonces veremos”, porque lo mismo puede significar: “bueno, está todo en el aire”, ¡quien sabe si luego habrá algo!, o por el contrario: ¡por fin veremos lo que siempre quisimos ver: Veremos a Dios y nos veremos los unos a los otros.

En el evangelio vemos que Jesús fue claro en ese punto:

1.- María Magdalena estaba buscando entre los muertos al que estaba vivo cuando Jesús se le apareció junto al sepulcro vacío, y le dijo: vete a donde están mis hermanos y diles: subo a mi Padre y vuestro Padre, a mi Dios y vuestro Dios, y su llanto se convirtió en gozo.. (Jn.20,11-18).

2.- Otro ejemplo: cuando dijo: “No se turbe vuestro corazón. Creed en Dios; creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas estancias; si así no fuera, ¿os habría dicho que voy a prepararos sitio? Cuando vaya y os lo prepare, volveré para llevaros conmigo; así, donde esté yo, estaréis también vosotros.” (Jn.14,1-3)

3.- Y el mismo Jesucristo resucitado, mostrando sus manos, sus pies y su costado traspasados, reveló que todo lo que hemos vivido en nuestro cuerpo durante nuestros años sobre la tierra, las alegrías y las penas, la salud y en enfermedad, etc. no caerá en olvido sino que merecerá su recompensa cuando demos el paso de la muerte a la vida.

4.- Cuando la resurrección de Lázaro, le dice a Marta: “el que cree en mí, aunque haya muerto vivirá” (Jn 11, 32-45)

Bueno, “entonces veremos”: siempre tendrá ese doble sentido, también para nosotros, por eso tendremos que decir en más de una ocasión: “Creo Señor, pero ayuda a mi poca fe”. (Mc. 9, 25) y ojalá que no sólo el amor sea más fuerte que la misma muerte, sino también que nuestra fe sea más fuerte que nuestra duda.

Pidamos hoy por nuestro hermano/a para que Dios le conceda la vida eterna y por vosotros, familiares, para que os de la fuerza necesaria para aceptar la separación física suya, y a todos no de la luz que necesitamos para seguir el camino que lleva a la vida eterna. Amén.


Lecturas para la celebración de las exequias

 







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