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Morir a plazos
Ocupando segundos planos en la escenografía del mundo


Por: Paterpan | Fuente: Catholic.net



Ya hemos tenido ocasión de hablar sobre la muerte desde este “mi hospital”. Es lógico, la enfermedad es siempre uno de los cauces a través del cual llegamos a la muerte. Pero sin duda hay distintas formas de morir. Algunas veces la gente se muere de golpe “ de sopetón”, incluso gozando de buena salud. Cuántas veces recibimos la noticia de que fulanito o menganito han fallecido por un infarto fulminante o por un cáncer galopante. Esas muerte siempre nos sorprende y nos recuerdan aquellas palabras del Señor: “vigilad y orad porque no sabéis el día ni la hora”.

Pero la mayoría de las ocasiones, esa muerte nos es de golpe sino “a plazos”. Vamos percibiendo en nosotros o en los demás cómo este nuestro cuerpo mortal se deteriora. Hoy perdemos audición, mañana visión. Otro día las fuerzas flaquean, la memoria falla. Cualquier mañana nos levantamos con un dolor que ya nos va a acompañar siempre. Y según va pasando el tiempo vamos percibiendo nuestra limitación y poquedad.

También a nuestro alrededor descubrimos esa “muerte a plazos” nuestros familiares y amigos poco a poco van alcanzando la meta final. Otros más jóvenes vienen empujando con fuerza en el trabajo o en las ideas. Vamos ocupando segundos planos en la escenografía del mundo.

Esta forma de morir, también es costosa, también es dolorosa y exige una gran dosis de humildad. Pero sin duda que es una manera delicada que Dios tiene de irnos preparando para el gran y definitivo encuentro.

Por eso, revelarse contra el paso de los años y contra todo lo que lleva consigo es absurdo y una manera de desconfiar de nuestro Dios.

Por supuesto que este morir a plazos no está reñido con un espíritu siempre joven pero luchando contra la soberbia de querer ser siempre “como Dios” aquí en la tierra, olvidándonos del cielo. Este fue el primer pecado de la humanidad y a veces parece que no hemos aprendido la lección.




 







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