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Maité
En la cruz está la salvación


Por: Paterpan | Fuente: Catholic.net



Maité sufre desde hace unos meses una de esas enfermedades que te altera de verdad la vida, si es que no acaba con ella. La prueba es muy dura. Aceptar que en un momento determinado, quizá cuando todo te sonríe, la salud se te quiebre es para sufrir de verdad mucho.

Ella es creyente y ha intentado tener siempre a Dios como el centro de su vida. Ha sido una mujer muy apostólica, siempre comprometida con las mejores causas. Y ahora se ve encerrada entre las cuatro paredes de la habitación de “mi hospital”. Dependiente de los demás en tantos momentos del día, debe asumir el deterioro progresivo de su cuerpo, junto con el deseo de seguir luchando hasta cuando Dios quiera que todo termine.

Hace unos días me relataba distintos momentos de su vida, marcados por la actividad y la generosidad para con los demás. Parecía decirme que ahora todo era distinto y juntos reflexionamos en una misma dirección.

Ahora el Señor estaba invitando a Maité a subir con Él a la cruz, una cruz que está separada de las cosas de la tierra, una cruz que aparentemente es un árbol, un tronco, seco y sin fruto y una cruz en la que hay que estar clavados, entregando toda nuestra libertad y voluntad, atados al querer de Dios.

Es fácil decirlo y más escribirlo, pero vivirlo es la prueba diez del cristiano. Pero en esa cruz, está la salvación, la auténtica liberación, la salud y la alegría más profunda. Ahí en esa cruz, somos de verdad eficaces, mucho más que todos los kilómetros recorridos anunciando el Evangelio. Amar la cruz, es amar allá donde está Cristo. Subir a la cruz es reinar con Cristo. Ser elegidos para clavarse en la cruz es la mayor caricia que Dios puede hacernos.

Al final de nuestra conversación Maité se quedó sonriendo y rezando.

 







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