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Hace un año
La nada del hombre me habla del TODO de Dios


Por: Paterpan | Fuente: Catholic.net



Este mes se cumple el primer aniversario del fallecimiento de Jorge. Él fue el protagonista del primer artículo de esta sección. Para los que os habéis incorporado más tarde a la lectura de estas experiencias “desde mi hospital” le he pedido al coordinador de nuestra revista “Espiritualidad” que facilite la lectura de ese artículo y así podréis hacerlo:

Su recuerdo aún perdura con fuerza en mi, por eso quiero traerlo de nuevo hasta aquí. También porque, a la vuelta de estos meses, la muerte de Jorge o mejor, su manera cristiana de morir, ha ayudado a muchos a acercarse a Dios.

Puedo asegurarte que cuando he hablado a otros de su trance, sus luchas y su generosidad con el Señor, se han sentido empujados a vivir con más intensidad, no sólo la vida, que es un don maravilloso de Dios, sino también su relación con este mismo Dios.

Incluso, personas que vivían muy alejadas de Dios y que conocieron muy de cerca de Jorge, han dado un vuelco a sus existencias y hoy se plantean retos de una mayor entrega en sus vidas.

Todo esto me anima a compartir contigo la certeza, de que la muerte de los cristianos, cuando mueren en el Señor, es siempre fuente de gracias, punto de inflexión, “vida”... para los que están cerca. Esto no sólo por el testimonio del desenlace de sus vidas que nos lleva a afirmar con fuerza: VALE LA PENA, sino también por la intercesión que esos cristianos realizan por nosotros cuando han llegado a presencia del Padre.

También es cierto que cada hombre, cada mujer, llevamos impresas mil caricias de Dios en nuestro cuerpo y en nuestra alma, y quizás por aquello de la desnudez total a la que llega el ser humano en el momento de su muerte, aparecen ante nosotros con una claridad meridiana que nos lleva a confesar con humildad: Sólo Dios basta.

Lo compruebo diariamente en mi hospital cuando veo partir a tantos hermanos y hermanas. Ellos se convierten para mi en sacramento de la grandeza de Dios. La nada del hombre me habla del TODO de Dios, pero si Dios mi nada es eso: NADA. (¡ Necesito de Dios para ser!) . Y desde esa epifanía del Todopoderoso en la debilidad de mis hermanos siento la necesidad de amar más, mejor y en directo a todos y a cada uno de los que comparten ahora mi existencia.

 

 

 







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