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Piratas del Caribe 4: zombis, sirenas y muñecos vudú
Jack Sparrow carga con todo el protagonismo, Penélope es una pirata espiritual y los españoles no son los malos.


Por: Pablo J. Ginés | Fuente: ForumLibertas.com



A nivel mundial, "Piratas del caribe: En mareas misteriosas" ha recaudado 346,4 millones de dólares en su primer fin de semana: es la cuarta película con mejor estreno de la historia, y un éxito para la Disney, que invirtió 250 millones en su factura. Esta cuarta película de "Piratas del Caribe" es bastante distinta a sus predecesoras: el guión está más estructurado, el alocado capitán Jack Sparrow centraliza todo el protagonismo (no aparece la pareja que interpretaban Orlando Bloom y Keira Knightley) y apenas se hacen unos cuantos guiños a las anteriores entregas de la serie, exceptuando al capitán Barbossa y su eterna rivalidad con Jack por hacerse con "La Perla Negra", navío objeto de sus deseos.

"En mareas misteriosas" se declara inspirada en la novela de fantasía histórica de Tim Powers de 1987 "On stranger tides" ("En costas extrañas", en español... el título surge de un poema del romántico y etéreo William Ashbless). De hecho, parece que parte de la atracción de DisneyWorld y de las películas anteriores ya se inspiraban en esta novela: de ahí surge el barco tripulado por zombis bajo dirección de brujos o vivos, el personaje civilizado forzado a incorporarse a la vida de pirata, atraído por la inocente y bella Elizabeth... y, de hecho, el final de la tercera película, con su oda al matrimonio, a su rito sacramental que supera lo sobrenatural, está tomado de la novela.

¿Qué queda pues de la magnífica novela de Powers en esta cuarta película? La idea de Barbanegra como un pirata brujo con las mechas de su barba ardiendo a fuego lento, el barco mágico, la fuente de la juventud, la mención al conquistador de la Florida, Ponce de León y la presencia de un marinero zombificado que hace brujería vudú (en el libro es un "bocor", un brujo vudú). Y poco más.

Buena parte de las películas anteriores (y de la novela) consistían en el choque de la cultura pirata con los personajes no piratas. En esta entrega no puede ser: todos son piratas. Angélica (Penélope Cruz, dicen que a veces doblada por su hermana Mónica, que sale en los agradecimientos) es una pirata más, que pelea (y camina) como Jack. Hay escenas de acción en grandes cantidades y de terror, como las sirenas devoradoras de carne. No hay combates entre barcos, una carencia notable en una película de piratas.

Quizá el aspecto más original de la película sea su tratamiento respetuoso de lo espiritual ¡y de los españoles! (va ligado). Todos estamos acostumbrados a que los españoles sean los malos en películas de piratas de los años 50 ó 60. Pero aquí, comparados con los ambiciosos ingleses y su grosero rey Jorge, son caballerosos, elegantes y disciplinados. No transigen con la brujería, pero eso es bueno: Tim Powers no los usó en su novela, pero el novelista es católico conservador y suele comentar que emplear la brujería no sale gratis a los personajes de sus ficciones.

Angélica (que era novicia en un convento de Sevilla antes de ser seducida por Jack y dedicarse a la piratería) teme por el alma de Barbanegra, a quien quiere salvar sinceramente. Por eso mantiene prisionero, a mano, a un misionero, que intenta predicar a un cruel Barbanegra, cuya moral pirata se basa en el positivismo jurídico del "tengo poder y quiero, así que lo hago".

Incluso el cabezahueca de Jack buscará un momento para tratar con el misionero: "yo quiero tener lo que haga falta para ir donde van los santurrones si me muriera". Respuesta: "has de convertirte". Suena muy complicado y Jack lo deja para más adelante, en peligro de muerte... algo que le sucede cada 3 minutos. Hay que decir que, sorprendentemente, Jack coincide con los españoles en su visión espiritual. Ellos tienen su propia agenda. O como dice el misionero en medio de un motín: "ni con vosotros ni con ellos". Algo que, según Jack, es exigible para un hombre de Dios.

Para quien quede con ganas de más y mejores aventuras de piratas, zombis y vudú, la novela de Tim Powers "En costas extrañas" (y en general todas sus novelas de fantasía histórica, documentadísimas y osadas) serán una magnífica elección.







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