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Divorcio (1)

Divorcio (1)
La fácil solución del divorcio haría que se rompieran muchos matrimonios con problemas perfectamente superables, que no deberían haberse roto nunca.


Por: P. Jorge Loring | Fuente: Para Salvarte



b) Divorcio: El divorcio es un mal. Si fuera bueno Dios no lo prohibiría. Dios ha hecho el matrimonio indisoluble.
Pero el matrimonio hay que contraerlo con responsabilidad. Muchos matrimonios fracasan porque se han hecho a la ligera, por vanidad, por capricho, por despecho, para hacer rabiar a una tercera persona, o sencillamente, por lujuria o egoísmo. Muchos matrimonios fracasan porque nunca debieron realizarse.

El divorcio no es solución para un católico. Cristo dice: «el que deja a su mujer y se casa con otra, comete adulterio»48, «y el que se case con la divorciada comete adulterio»49. El adulterio se castigaba con la pena de muerte entre los hebreos, es decir, era algo muy grave.

San Mateo pone una excepción
50: «en caso de concubinato». Porque si no estaban casados, la separación no sólo es lícita: es conveniente.
A no ser que decidan casarse.
«Los autores apuntan a interpretar correctamente la expresión porneía, que utiliza San Mateo. Ésta no sería simple fornicación ni adulterio, sino propiamente el estado de concubinato. El término rabínico empleado por Cristo habría sido zenut, que designa la unión ilegítima de concubinato. (...) En tal caso, es evidente que no sólo es lícito la separación, sino obligatoria, puesto que no hay matrimonio sino unión ilegal. Esta explicación se refuerza tomando en cuenta que San Pablo, en su carta a los Corintios
51, califica la unión estable incestuosa del que se había casado con su madrastra como porneía. A esto mismo haría referencia el Concilio de Jerusalén52 al exigir que los fieles se abstengan de porneía, o sea de las uniones ilegales aunque estables. Ésta última es, tal vez, la más plausible de las interpretaciones, y la sostuvieron autores como Cornely, Prat, Borsirven, Danieli, McKenzie; también algunas versiones de la Biblia»53.

La Iglesia católica sólo permite la separación de los esposos si la vida en común resulta insostenible
54, pero no volver a casarse mientras viva el otro cónyuge; porque el vínculo matrimonial permanece hasta la muerte de uno de los dos. Por lo tanto hay que escoger entre seguir viviendo juntos, o la soledad hasta la muerte. La separación es el comienzo de un camino que conduce a problemas mayores. Antes de separarse, los cónyuges deberían acudir a un especialista por si sus problemas tienen solución. El vivir los esposos separados, aunque no se unan a otra persona (lo cual sería un pecado de adulterio) puede ser un pecado contra la caridad para con el cónyuge y los hijos.

Algunos acusan a la Iglesia de que no admite el divorcio y, sin embargo, anula por dinero muchos matrimonios.
Esto se puede responder largamente.
Para hacerlo con brevedad me limitaré a dos cosas: El divorcio rompe el vínculo matrimonial y la declaración de nulidad demuestra que no hubo tal vínculo, lo cual es totalmente distinto.
Por otra parte, es cierto que la declaración de nulidad cuesta dinero, pues hay personas dedicadas a ese trabajo, que viven de ello. Pero no basta el dinero para lograr de la Iglesia una declaración de nulidad matrimonial, si no hay razones para ello. El Padre Kelleher, que ha dedicado casi toda su vida a los tribunales eclesiásticos matrimoniales, en su libro «Divorcio y matrimonio», dice: «No he conocido ni un solo caso en el cual el dinero hay sido un factor influyente en la obtención de una declaración de nulidad».
La declaración de nulidad siempre se debe a la existencia de algún impedimento: coacción, engaño substancial, etc. Ahora bien, si para lograr esta nulidad hay personas que juran en falso, sólo de ellas es la culpa. Los jueces juzgan según la declaración de los testigos. Y si alguno jura en falso, logrará arreglar los papeles, pero es inútil, porque delante de Dios todo sigue como antes.

El divorcio civil, que pretende romper el vínculo sacramental, es totalmente inválido ante Dios
55.
El poder civil no tiene autoridad ninguna sobre el matrimonio canónico
56.
«Pero si el divorcio civil representa la única manera posible de asegurar ciertos derechos legítimos, el cuidado de los hijos o la defensa del patrimonio, puede ser tolerado sin constituir una falta moral»
57.
Los divorciados vueltos a casar no pueden acercarse a la Sagrada Comunión
58, porque ellos mismos se autoexcluyen de la Iglesia, pues viven en situación de adulterio público y permanente59.
«Es muy triste la situación de los divorciados vueltos a casar. Su situación moral irregular les impide recibir la Sagrada Comunión. Con todo, hay casos en los que no parece prudente romper este segundo matrimonio. En este caso podrían acercarse a comulgar, después de haberse confesado y prometido interrumpir su vida sexual; comulgando en una iglesia donde no sean conocidos, para evitar el escándalo»
60.
«Sólo podrían acercarse a comulgar si, evitado el escándalo y recibida la absolución sacramental, se comprometen a vivir en plena continencia», ha dicho la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe
61.

En el discurso de Juan Pablo II en la clausura del Sínodo celebrado en Roma en octubre de 1980, dijo que había que mantener la práctica de la Iglesia de no admitir a la comunión eucarística a los divorciados vueltos a casar.

A no ser que cuando no puedan separarse, prometan vivir en total continencia, siempre que no sea motivo de escándalo.
En todo caso, añade el Papa, deben perseverar en la oración para conseguir la gracia de la conversión y de la salvación
62.

Sin embargo esto no lleva consigo el que no puedan bautizar a sus hijos.
Hay que estudiar cada caso y ver qué posibilidades ofrecen de educar en católico a sus hijos
63.
Se les debe animar a que participen lo más posible de la vida cristiana
64.

Y sobre la situación de los divorciados vueltos a casar dice Juan Pablo II: «Exhorto cordialmente a los pastores y a toda la comunidad de fieles a que ayuden a los divorciados que se han vuelto a casar. (...) Se les invitará a escuchar la Palabra de Dios, a asistir al Santo Sacrificio de la Misa, a perseverar en la oración, a aportar su contribución a las obras de caridad y a las iniciativas de la comunidad en favor de la justicia, a educar a sus hijos en la fe cristiana, y a hacer obras de penitencia, a fin de implorar, día tras día, la gracia de Dios»
65.

El divorcio es un mal. Mal para los hijos. Mal para la mujer, que fácilmente quedará abandonada, y a partir de cierta edad, sin posibilidades de rehacer su vida con otro hombre. También mal para los maridos, que aunque de momento no es raro que una chica joven se enamore de un hombre maduro, a la larga se cansará del viejo, y se buscará otro más joven y a su gusto, y el marido «engañado».
Y también mal para todos, porque si el 80% de los delincuentes juveniles son hijos de divorciados, cada vez será más peligroso andar por la calle.
Algunas piensan que el divorcio las libera, pero la realidad es que el divorcio ha perjudicado a muchas mujeres abandonadas. Los estudios de Hackstaff y Deutsch señalan que las mujeres necesitan familias en las que los hombres estén comprometidos con los roles de esposo y padre
66.

Lo que algunos se preguntan es si puede considerarse como un mal menor que en ciertas circunstancias podría permitirse para evitar males mayores.
Lo mismo que una operación quirúrgica es un mal, pero se acepta para evitar males mayores.

Otros opinan que la licitud del divorcio traería a la sociedad peores males que los que se siguen de su prohibición, pues aunque el divorcio pueda solucionar algún caso concreto, trae grandes perjuicios al bien común, y no es solución lo que empeora una situación, sino lo que la resuelve.

Las soluciones deben atender al bien general y ser conformes a las normas morales, como dijo Juan Pablo II en Nueva York.
El bien común a veces exige el sacrificio de un particular.

La fácil solución del divorcio haría que se rompieran muchos matrimonios con problemas perfectamente superables, que no deberían haberse roto nunca.
Por eso el divorcio hace más daño que bien.
Una solución que hace más daño que el mal que remedia no es solución.
No sirve una medicina para quitar las pecas pero que al mismo tiempo produce cáncer de piel.
La posibilidad del divorcio lleva al malestar familiar.
No hay persona sin defectos. Las decepciones irán seguramente en aumento.
Es muy posible que cambiando de pareja se repitan los mismos conflictos. «Los divorciados suelen llevar sus problemas de una relación a otra», dice Howard Markman.

Según la revista norteamericana Newsweek, en Estados Unidos, seis de cada siete matrimonios de divorciados, vuelven a divorciarse de nuevo; y ocho de cada diez matrimonios divorciados dos veces, se divorcian por tercera vez
67.
Es decir, el divorcio da paso a una poligamia sucesiva.

Muchos matrimonios se salvarían del divorcio si hubieran sabido exponer con calma en común los conflictos y reconocer cada uno sus errores. «Cada uno debe admitir su responsabilidad en los conflictos. De lo contrario, no los solucionarán», dice John Gottman.

Algunas feministas consideran el divorcio como liberación de la mujer; sin embargo, la Iglesia al prohibir el divorcio defiende a la mujer.

Es trágica la situación de mujeres casadas abandonadas por sus maridos que han encontrado una jovencita atractiva que les ha entusiasmado, y por ella abandonan a su esposa y a sus hijos.
Pero estas jovencitas también serán abandonadas cuando lleguen a mayores y sean suplantadas por otras más jóvenes y atractivas que ellas.

Según los datos del censo de los Estados Unidos, en los últimos años han aumentado en un 66% los norteamericanos que viven solos.
La mayoría son hombres que se separaron de sus esposas.
Según las mismas estadísticas, uno de cada diez hogares en que hay niños, el padre se ha ido
68.

El divorcio engendra divorcio.
En Francia, Alemania, Suiza y Dinamarca, en catorce años se han duplicado los divorcios.
En Inglaterra, Estados Unidos, Canadá y Suecia, los divorcios se han multiplicado por tres.
Y en Holanda se han multiplicado por cuatro
69.
En Francia hay un divorcio por cada dos matrimonios
70.
En Estados Unidos más del 50% de los matrimonios se divorcian
71.

Frank Furstenberg, sociólogo de la Universidad de Pensylvania en EE.UU., afirma que hoy en Estados Unidos, ante las funestas consecuencias del divorcio vuelve a estar de moda el matrimonio estable y el casarse por la Iglesia.
Incluso proliferan cursos como los de la Universidad de Denver, Colorado, para superar la falta de comunicación y mutua incomprensión en el matrimonio, que es la causa principal de fracasos matrimoniales
72.

En todos los matrimonios hay altibajos y momentos de crisis. Pero estos momentos hay que superarlos con aguante y con virtud. El que vaya al matrimonio pensando que nunca tendrá nada que aguantar es un iluso. En todos los matrimonios hay algo que tolerar y no se soluciona, lo que es intrínseco a todos los matrimonios, cambiando de persona; pues no hay persona sin defectos. Y no se va a estar cambiando de persona en el matrimonio, como quien cambia de camisa.
El divorcio hace que los esposos difícilmente se soporten sus defectos, y con facilidad creen que cambiando de persona va a desaparecer lo que no puede desaparecer, pues es inherente a las deficiencias del carácter humano.
Una aventura amorosa, de momento, puede parecer maravillosa; pero a la larga es fácil que caiga en las mismas dificultades que el matrimonio estable.
Las aventuras sexuales sin amor, duran más o menos; pero antes o después terminan, y generalmente, de mala manera. En cambio «el amor fiel de una pareja estable, que ha madurado en su familiaridad, es fuente de un placer mucho más profundo que lo que pueda dar de sí una aventura amorosa»
73.

Es verdad que el divorcio podría solucionar algún caso concreto, pero es malo para el bien común; y el bien particular hay que subordinarlo al bien general.
Si la nación necesita autopistas, habrá que hacerlas, aunque salga perjudicado un señor que tiene un huerto por donde tiene que pasar la autopista.
El divorcio, aunque solucione algún caso concreto, hace más daño a la sociedad, porque la posibilidad del divorcio es una invitación a que se rompan matrimonios que nunca debieron romperse. Todos los matrimonios tienen sus momentos de crisis, que deben superarse con amor y virtud; pero la posibilidad del divorcio facilita que en esos matrimonios se busque la salida fácil del divorcio con perjuicio de ellos mismos. Me dijo un señor en Torrevieja: «Yo doy gracias a Dios de que la Iglesia no permita el divorcio, porque si yo hubiera podido haberme divorciado, en un momento de crisis por el que pasó mi matrimonio, lo hubiera hecho. Y hoy, superada la crisis, nos queremos muchísimo, me siento muy feliz con mi mujer y no podría vivir con sin ella. Si entonces me hubiera divorciado, se la habría llevado otro, y yo la habría perdido»

Muchos matrimonios fracasados se hubieran salvado con un poco de esfuerzo.
Decía un divorciado vuelto a casar:
«Mi segundo matrimonio marcha bien.
»Pero reconozco que si hubiera hecho los mismos esfuerzos con mi primera mujer, como los estoy haciendo con esta segunda, estoy seguro de que no nos habríamos separado, y quizás sería más feliz de lo que soy ahora. Pero entonces era incapaz de aceptar la parte de renuncia que es indispensable para que una pareja pueda tener éxito».

Aunque los medios de comunicación airean los casos de matrimonios fracasados de artistas, sin embargo, las estadísticas dan que en España los matrimonios a quienes beneficia el divorcio son solamente el 0’4%
74.
En España el 90% de las familias viven un matrimonio estable, como dijo la Directora General de la Juventud, después de una encuesta realizada por el Centro de Investigaciones Sociológicas.
El 89% de los casados españoles asegura no haber sido jamás infiel a su pareja; y el 84% afirma que ni siquiera lo ha deseado
75.
A pesar de la publicidad que se da al divorcio de personas famosas, el sociólogo de la Universidad de Chicago, Andrew Grelley, ha hecho un estudio según el cual en 1995 han vivido en fidelidad matrimonial el 86% de los norteamericanos, el 89% de los británicos, y el 92% de los franceses
76.
«En Estados Unidos han empezado a disminuir los divorcios»
77.

Aunque en teoría sólo se permita el divorcio para casos especiales, inevitablemente se va aumentando el número de casos hasta que se abra la puerta del todo; y el menor disgusto puede atolondradamente llevar a un divorcio irreparable, y fácilmente quedar abandonado el cónyuge inocente y los hijos perjudicados.

Dice Isidoro Martín, Catedrático de la Facultad de Derecho de la Universidad Complutense de Madrid: «Aunque las leyes del divorcio al principio exijan causas restringidísimas, después se amplían desorbitadamente. Esto es un hecho incontrovertible»
78.

El doctor alemán Maximiliano Bajoc ha realizado un estudio según el cual en Alemania se divorcian al año dieciséis mil matrimonios porque uno de los dos ronca.
Es decir, que los motivos del divorcio se van ampliando desmesuradamente.
Lo que teóricamente se implantó para remediar casos de matrimonios fracasados, en la práctica hará fracasar a muchos matrimonios que podían haberse salvado.

Desde luego, es doctrina común en la Iglesia Católica que el matrimonio sacramental es indisoluble intrínsecamente, es decir, que no se puede disolver por la voluntad libre de los contrayentes, pero algunos católicos se preguntan si es también indisoluble extrínsecamente, es decir, si no se podría disolver a juicio de una autoridad extrínseca a los contrayentes; después de ponderar las razones que se aduzcan.
Sólo el matrimonio sacramental consumado es también indisoluble extrínsecamente
79.
El Nuevo Código de Derecho Canónico dice: «El matrimonio rato y consumado no puede ser disuelto por ningún poder humano, ni por ninguna causa fuera de la muerte»
80.

Para ver el artículo completo:

Divorcio (2)


  1. Evangelio de SAN MARCOS, 10:11 regresar
  2. Evangelio de SAN LUCAS, 16:18 regresar
  3. Evangelio de SAN MATEO, 19:9 regresar
  4. SAN PABLO, Primera Carta a los Corintios, 5:1ss regresar
  5. Hechos de los Apóstoles,15:20-29; 21:25. regresar
  6. MIGUEL ÁNGEL FUENTES,V.E.:Apologética católica, MORAL. En INTERNET: http://catholic-church.org/russia-ive/apologetica/homepage.htm regresar
  7. Nuevo Catecismo de la Iglesia Católica nº 1649 regresar
  8. ANTONIO ROYO MARÍN, O.P.:Teología Moral para Seglares,2º,2ª,VII,nº 491,7º.Ed.BAC. Madrid regresar
  9. DENZINGER: Magisterio de la Iglesia, nº1560. Ed. Herder. Barcelona regresar
  10. Nuevo Catecismo de la Iglesia Católica nº 2383 regresar
  11. Nuevo Catecismo de la Iglesia Católica nº 1650 regresar
  12. Nuevo Catecismo de la Iglesia Católica nº 2384 regresar
  13. JUAN EGUREN, S.I.: Matrimonio cristiano, hoy, VII, 7. Ed. EDICEP. Valencia. regresar
  14. Revista ECCLESIA, 2707 ( 22-X-94 ) 37, nº4 regresar
  15. Diario YA, 26-X-80, pg. 12 regresar
  16. Diario YA, 31-III-92, pg. 25 regresar
  17. Nuevo Catecismo de la Iglesia Católica nº 1651 regresar
  18. JUAN PABLO II:Las tareas de la familia cristiana, nº 84. (1982). regresar
  19. Diario LA RAZÓN, 30-IX-2000, pg. 45 regresar
  20. Diario YA, 7-III-81, pg. 6 regresar
  21. Diario YA, 25-XI-79 regresar
  22. Diario YA, 5-XII-80, pg. 27 regresar
  23. Diario YA, 27-I-85, pg. 26 regresar
  24. Revista ECCLESIA, 1999(27-IX-80)16 regresar
  25. Diario YA, 17-IV-88, pg. 14 regresar
  26. ANDREW GREELEY: Revista SELECCIONES DEL READER’S DIGEST, XI-76, pg. 15 regresar
  27. Revista RAZÓN Y FE, XI-80, pg. 262 regresar
  28. DIARIO DE CÁDIZ, 12-X-95, pg.25 regresar
  29. Revista BLANCO Y NEGRO, 4032 (6-X-96) 16 regresar
  30. Diario ABC de Madrid, 19-IX-98, pg.77 regresar
  31. Diario YA, 14-XI-80, pg. 8 regresar
    JOSE Mª LAHIDALGA: Matrimonio civil y canónico, VI. Servicio Editorial del Arzobispado de Madrid
  32. regresar
    Nuevo Código de Derecho Canónico, nº 1141
  33. regresar








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