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La Iglesia es un gran don para todos

La Iglesia es un gran don para todos
La Audiencia de Papa Francisco, en la Plaza San Pedro, que predica unidad y pide rezar por los cristianos perseguidos


Por: Papa Francisco | Fuente: vaticaninsider.lastampa.it



«Los chismes hieren, hacen daño, alejan de la unidad». Es por ello que el Papa, durante la Audiencia general de ayer 25 de septiembre, pronunció una advertencia: «un cristiano, antes de hablar mal de otros, debe morderse la lengua. Eso sí que hace bien, porque la lengua se hincha y ya no puede chismear. Los chismes hieren y son motivo de división», y añadió: «es triste encontrar una Iglesia privatizada por este egoísmo y por esta falta de fe». Las palabras de Bergoglio resuenan en Plaza San Pedro, en donde continúan las catequesis sobre el misterio de la Iglesia en el contexto del Año de la Fe.

La Iglesia es una, aunque esté compuesta por «casi 3000 diócesis en todos los continentes» y representada por «tantas lenguas, culturas, rostros». El Pontífice también recordó, ante alrededor de 50 mil personas, que «no hay una Iglesia de los europeos, una de los asiáticos, una de los africanos o de los americanos»; mientras pronunciaba estas palabras indicaba a los obispos de los diferentes continentes que estaban en el atrio de San Pedro.

«Los pilares» que «sostienen a la Iglesia y la mantienen unida», recordó el Papa, son los del catecismo: «una sola fe, una sola vida sacramental, una única sucesión apostólica, una común esperanza, la misma caridad».

Estos, para Fracnisco, son los «pilares que mantienen unida y que sostienen el único gran edificio de la Iglesia, incluso en la parroquia más pequeña del rincón más perdido de la tierra». Por ello, indicó, «estamos entre hermanos, y esto es un don, la Iglesia es un gran don para todos», la «Iglesia es la misma donde sea, podemos estar lejos, desperdigados por el mundo, pero los vínculos profundos permanecen firmes sea cual sea la distancia».

Al respecto, el Papa latinoamericano citó la experiencia de la JMJ de Río de Janeiro, con el gran encuentro de jóvenes en la playa de Copacabana: «se hablaban tantas lenguas, se veían rostros de rasgos muy diversos entre sí, se encontraban culturas diversas. Y sin embargo había una profunda unidad, se formaba una única Iglesia, estábamos unidos y esto se sentía».







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