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Villarrobledo, España

La Virgen de la Teja
La Virgen, con el paso de los años va creciendo hacia afuera de la teja y definiendo en relieve, cada vez más, sus rasgos


Por: Sor Yolanda de los Ángeles | Fuente: Hermanas Clarisas de Villarrobledo



A comienzos del mes de noviembre de 2006, Don Emilio Castrillón, Fundador de MATER CHRISTI, estuvo en nuestro Convento de Santa Clara para dirigirnos a las Monjas Clarisas los Ejercicios Espirituales. Un verdadero regalo de Dios para todas y cada una de nosotras.

Quedó muy impresionado por una imagen de la Virgen María con el Niño Jesús en brazos, que lleva formándose en una teja, tan inexplicable como milagrosamente, a lo largo de poco más de cien años.

Para darla a conocer a nuestros lectores hacemos una pequeña reseña sobre su historia y devoción.

En primer lugar se ha de decir que como en la guerra civil desapareció el Archivo Conventual, no podemos precisar el año exacto en que comenzó a formarse la Virgen en el tejo plano y sin brillo (de 15 por 10cm.), que Sor Rosalía usaba para tapar el cántaro de su celda.

Tampoco sabemos por cuánto tiempo ella lo mantuvo en secreto sin comunicárselo a nadie, solo cuando una terrible sequía amenazaba la comarca y sacan en rogativas a la Patrona pero el cielo no se abre, Sor Rosalía siente el impulso interior de manifestar su secreto a la Comunidad y al Párroco del pueblo: “Hasta que no saquen a mi Virgen, dice, no va a llover”. El Párroco se resistía a sacar una simple teja, pero al fin accedió. Convocó a los fieles y comenzó la procesión. Cuentan las más ancianas que antes de llegar a la primera esquina, el cielo se cubrió de nubes y comenzó a llover durante varios días. Así las cosechas se salvaron y la Virgen se manifestó al pueblo. Entonces se le hizo la urna donde se venera en la actualidad y así comenzó una gran devoción popular en el pueblo de Villarrobledo (Albacete), que perdura en el tiempo hasta el día de hoy.

Es un hecho constatado por todos, y especialmente por las personas más ancianas; que la Virgen, con el paso de los años va creciendo hacia afuera y definiendo en relieve, cada vez más, sus rasgos. Ella solita va formando una capa de brillo (como si fuera un “barniz”), se pinta ojos, boca, cejas, incluso en el último estudio han descubierto, con lupa de aumento, las pestañas. Pero es un proceso tan lento que apenas es perceptible. Recientemente ha surgido un movimiento de investigación en torno a ella, aplicando a la Teja los últimos avances técnicos para estudiar el fenómeno y comprobar su autenticidad. En el estudio radiológico aparecen en la Virgen las diversas capas de su formación. Y sus rasgos perfectamente definidos

En 1917 una niña de 2 años cae gravemente enferma (Remedios Barnuevo), ya los médicos la dan por muerta. Su madre pone toda su confianza en la Virgen de la Teja y pide a las Monjas Clarisas que, por favor, dejen traerla a la habitación donde yace la niña. Y le hace esta promesa: “Si me la curas; mientras yo viva pagaré una novena en acción de gracias”. La niña recuperó la salud y la familia encargó a un sacerdote de Toledo que compusiera el texto de una Novena en honor de la Virgen de la Teja. Durante más de 60 años se estuvo haciendo en nuestra iglesia la Novena que comenzaba el día de San Francisco y acababa el día del Pilar. Pero al morir Doña Remedios y por diversas circunstancias, dejó de hacerse la Novena.

MARÍA HA ELEGIDO NUESTRA COMUNIDAD como un lugar privilegiado para hacerse presente y escuchar las súplicas de los que con fe acuden a Ella.

Hemos podido constatar auténticas conversiones de personas alejadas, enfermos de cáncer que, después de estar en el quirófano anestesiados, han salido sin intervenir, porque el tumor ya no estaba; curaciones de personas al borde de la muerte, …

¿Por qué en nuestra Comunidad? ¿Por qué en una teja tomada del barro de la tierra? ¿Por qué un proceso tan lento y largo, no sólo de formación, sino de manifestación para darse a conocer? ¿Qué mensaje nos quiere transmitir María con este fenómeno?

Cuando María se manifiesta en algún lugar, suele hablar, en este caso, también lo hace, pero de una forma bien distinta, no recurre a las palabras.

Es necesario hacer un profundo silencio interior para escuchar su mensaje, pensar, reflexionar, orar.


¿POR QUÉ EN EL BARRO?

Villarrobledo es mundialmente conocido por sus monumentales tinajas de barro, y precisamente la Virgen María ha elegido el barro de una Teja para hacerse presente.

¿Hay algo más humilde, sencillo y pobre que el barro de la Tierra?

El hombre fue formado de “barro” de la tierra, y en eso se convierte al morir.

En la Persona de Cristo el cielo y la tierra se funden, y María es el lugar de este encuentro. Formada ella también de nuestro “barro”.

Los cristianos esperamos un cielo y una tierra nuevos cuando al final de la historia nuestro “barro” será transformado.

Llama la atención la enorme corona que cubre la cabeza de la Virgen, pero acaso, ¿No es Ella Reina de Cielos y Tierra?

En este proceso de formación primero aparece ella, después el Niño. Aún no se le ha dibujado al Niño el ojo derecho. Además hace unos 30 años no tenía volumen esa parte de la cara.

¿No es acaso María, Aurora de Salvación? ¿No es acaso por Ella por donde ha venido el Hijo de Dios a la Tierra?

Primero viene la Madre, después el Hijo. Aunque el Verbo existía desde la creación del mundo, tomó carne en ella. Tomó nuestro “barro” para divinizarlo. En su persona el Cielo y la tierra se funden de un modo inseparable y perfecto.

María, Trono de la Sabiduría, sujeta a su Hijo con el brazo izquierdo.

La mano derecha de María, junto con la mano derecha del Niño sujetan algo redondo que pudiera ser un fruto. ¿No tendieron un hombre y una mujer su mano para tomar el fruto prohibido por el que entró el pecado en el mundo? María y Cristo nos ofrecen el fruto de la Salvación.

En la peana de la Virgen, que cada vez sale más de la teja, aparecen cinco puntos. Los últimos estudios realizados han constatado que se trata de cinco estrellas. El 3 es símbolo de la Trinidad y el 2 es símbolo de Cristo, pues en Él se funde lo divino con lo humano. ¿No son acaso María y Cristo el mejor regalo que la Trinidad Santa ha hecho a la Tierra?

María es un miembro privilegiado de la Iglesia: “Campo de Dios”. Ella ha llegado a ser en plenitud lo que cada uno de nosotros estamos llamados a ser.

Eso es un proceso lento. María quiere tomar forma en nuestro barro (nuestro ser) en el día a día. Quiere que vivamos su vida. Ya hemos indicado más arriba que un estudio realizado sobre la radiografía de la Virgen aparecen las diversas capas de su formación. Y sus rasgos perfectamente definidos.

MARÍA, desde la TEJA nos habla de lo que es ELLA y de lo que quiere que seamos cada uno de nosotros.

Pobreza, Humildad, Dependencia de Dios, Docilidad a su acción, Vida de gracia (para que nuestro barro pueda contener a Dios), Paciencia (aún no ha terminado de formarse en más de 100 años)

La Toda Santa nos hace una llamada a la santidad. A escuchar la Palabra, guardarla en el corazón y ponerla por obra. En el día a día, María se nos hace presente y nos acompaña con su amor materno.

María aparece en la Teja con la rodilla derecha flexionada, en movimiento, como si quisiera dar un paso hacia delante, hacia aquél que la invoca.

Y finalmente,


¿POR QUÉ EN UN MONASTERIO DE CLARISAS?

María, la Virgen de la Teja, en su poder y su gloria, se abaja hasta una teja oculta en este Monasterio, y se queda ahí, VIVA.

No dudamos que es porque el corazón de nuestra espiritualidad es el seguimiento de Cristo Pobre, Humilde y Crucificado.

La experiencia que nuestros fundadores San Francisco y Santa Clara de Asís tienen de Cristo y de su Madre Santísima, es precisamente en clave de Pobreza y humildad.

Todos los domingos, de 10 a 18 horas, la Iglesia está abierta para todo el que quiera conocerla y venerarla.

Quien quiera, pues, conocer a la Virgen de la Teja, recibirá todo el amor de la Virgen y de esta Comunidad de Monjas Clarisas, que también invita a todas las jóvenes, que, sintiendo la llamada de seguir a Cristo en pobreza y humildad, quieran venir a conocernos o a compartir nuestra vida de consagración a Dios.


Convento de las Clarisas Franciscanas de Villarrobledo

Santa Clara, 2
02600 VILLARROBLEDO
Albacete, España
Tel: 967 140896


 

 







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