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El lado humano de la empresa
Un texto para profundizar en el valor de la persona, su dignidad, su interacción con lo social y el fin último del trabajo


Por: Lorenzo Servitje | Fuente: Publicado con autorización www.usem.org



En la empresa hay cosas materiales y seres humanos.

Lo material: sus materias primas, sus máquinas, sus sistemas y procedimientos, su tecnología, sus productos, sus servicios y ahora hay que decirlo de sus computadoras. Y también lo humano: sus directores, ejecutivos, gerentes, supervisores, empleados y trabajadores de las más diversas actividades: seres humanos.

En 1966 Douglas McGregor, escribió un libro que tuvo gran difusión El lado humano de la empresa.

Señaló que una de las mayores tareas de la empresa es organizar el esfuerzo humano para alcanzar sus objetivos económicos. Despertar el potencial presente en su personal y que una de las fallas más comunes proceden de su idea equivocada de la naturaleza del control en el campo de la conducta humana.

Planteó un enfoque más sensible a los valores humanos, para lograr el autocontrol, para que el personal fuese más responsable mediante un código ético consciente y positivo.

Esto tiene que ver de algún modo con el concepto de «responsabilidad social» del que tanto se habla hoy.

McGregor fue el autor de la teoría «y» que contraponía a la teoría «x». Entendía por la teoría «x» el obtener resultados simplemente por un ejercicio firme de la autoridad y del control.

La teoría «y», por lo contrario, propiciaba la creación de condiciones de tal manera que los miembros de la empresa, pudieran alcanzar mejor sus propias metas, dirigiendo sus esfuerzos hacia el éxito de la empresa.

En pocas palabras reconociendo a los seres humanos, al llamado factor humano, como alguien distinto y superior a lo material y por ello con un potencial extraordinario para el bien de la empresa.

¿Qué es un ser humano?

Debemos hacernos la pregunta qué es un ser humano. En el orden natural es un individuo dotado de razón, de voluntad libre y con capacidad de recibir y expresar afecto.

En el orden sobrenatural es un ser creado a imagen de Dios y con un destino eterno. Por todo esto se dice que el ser humano es una persona y esa dignidad de persona humana lo hace distinto y superior a los demás seres.

Por su dignidad de persona humana debe respetarse a sí mismo, debe respetar a los demás y exigir ser respetado. Y todo esto le confiere una serie de derechos que han sido reconocidos universalmente.

El hombre es un ser individual y por ello busca primordialmente su propio bien. Pero es también un ser social. Nace, crece, se desarrolla y muere en sociedad y la necesita para sobrevivir, progresar y superarse.

Debe ayudarse a sí mismo, pero debe ayudar también al grupo, que a su vez le ayudará a él. No puede separar lo individual y lo social que lleva en sí mismo. Tiene que ser ambas cosas y armonizarlas lo mejor posible. Las ideologías que insisten exclusivamente en lo individual o en lo social del hombre, están equivocadas.

¿Qué es «lo social»?

Qué es pues «lo social». En pocas palabras es la interacción del hombre con los demás hombres. Su finalidad social externa es contribuir al pleno desarrollo de la sociedad en la que se encuentra.

Y su finalidad social interna es la de contribuir al pleno desarrollo de sus integrantes.

En pocas palabras las finalidades económicas y sociales de la empresa son para servir a los hombres de fuera y a los hombres de dentro de la empresa y ambos están estrechamente vinculados.

¿En qué consiste la responsabilidad social de la empresa y qué alcances tiene?

Se ha hablado mucho de la responsabilidad de la empresa y en pocas palabras puede decirse que consiste en cumplir con sus finalidades como se ha explicado.

Álvaro Dávila de la Fundación Social de Colombia ha dicho que «esta responsabilidad social surge de la conciencia creciente de que todas nuestras decisiones tienen un efecto que va más allá de nuestras empresas. La sociedad es como una telaraña, lo que sucede en cualquier parte de ella se transmite, para bien o para mal, a todo el conjunto. Somos hilos en esta telaraña, pero también somos tejedores de la misma».

Sin embargo, acerca de la responsabilidad de la empresa, recientemente Klaus Schwab, Presidente del World Economic Forum, ha dicho que esta tendencia de gravar a las empresas con la carga de la responsabilidad social está quizás llegando demasiado lejos.

Si se entiende como responsabilidad social el que las empresas apoyen proyectos filantrópicos de cualquier tipo, está observación puede ser cierta. Pero esto no constituye lo esencial de su responsabilidad social.

A mi juicio lo esencial es la actitud que las empresas deben tener hacia todas las personas con las que entran en contacto, actitud de respeto, de confianza, de servicio. Actitud que debe reflejarse en su relación con la comunidad, con el entorno físico, con las autoridades. La empresa como persona moral que es debe comportarse como una buena ciudadana.

Pero por otra parte debe subrayarse que la principal responsabilidad social de las empresas en su finalidad económica, es crear riqueza, proporcionar bienes y servicios a la sociedad en la que se encuentran y contribuir a crear empleos para quienes necesitan trabajar y no tienen los medios para hacerlo.

Con frase concisa y memorable, Peter Drucker dijo que las empresas deben hacer bien las cosas (do web) para poder hacer el bien (do good).

¿Es posible una empresa altamente productiva y plenamente humana?



Un gran reto de las empresas es conciliar sus exigencias económicas con sus exigencias sociales. Una meta ambiciosa y de gran trascendencia es que la empresa sea altamente productiva, es su deber de Estado como célula económica básica de la sociedad.

Y también plenamente humana como una de las células sociales básicas de la sociedad y que ello debe estar presente en toda su conducta con las distintas personas con las que entra en contacto en su vida económica.

Esta exigencia de conciliar lo productivo con lo humano es un reto fundamental para los dirigentes de empresa y en general para todos los que en ella trabajan. Son exigencias muchas veces opuestas y su conciliación requiere no solamente la fría razón, sino la imaginación, la intuición y un profundo sentido humano de discernimiento, y servicio y aun de afecto.
¿Cuál es la ética que debe regir en una empresa?

Lo anterior nos lleva a que se le plantea la necesidad de tener una ética a la empresa, la necesidad de realizar sus actividades de acuerdo con principios y valores morales.

La libertad, atributo esencial del ser humano, es un dinamismo básico, cuya fuerza creadora, da lugar a la empresa, como una realidad social evidente.

La ética no es algo que debe regir solamente en el ámbito personal, sino que incluye necesariamente lo social. No es aceptable la contraposición entre una libertad individual, regida por la ética y una libertad social en lo económico, totalmente neutra.

Y no hay duda que la libertad, ese resorte insustituible para la acción empresarial, debe conciliarse, con la responsabilidad de ser utilizada para el bien de los hombres, tanto los de dentro como fuera de la empresa.

El campo de la economía es el del aprovechamiento óptimo de recursos escasos. El campo de la ética es el de lo que debe hacerse para el bien del hombre. Siempre existirá una tensión entre lo que puede hacerse —campo de la economía— y lo que debe hacerse —campo de la ética—. El deber del dirigente de empresa es esforzarse por acercar lo más posible lo que debe hacerse con lo que puede hacerse.

¿Qué principios y valores deben regir en una empresa?
No es fácil definir los principios y valores que deben regir la vida de una empresa. Sin embargo, hay toda una corriente en que estos principios y valores se definan y en lo posible, que se hagan explícitos en idearios, decálogos, etc.

El problema es que muchas veces estos idearios o decálogos son simples expresiones de buena voluntad, con pocas consecuencias prácticas, y que son recibidos con escepticismo tanto dentro como fuera de la empresa.

La cuestión no es tener definidos esos principios y valores, sino sobre todo que la alta dirección y los jefes en general tengan las agallas de cumplirlos y hacerlos cumplir. Entre otros principios y valores se encuentran la integridad moral de los dirigentes, la justicia en las transacciones, el trato al personal, el respeto de las leyes, la honestidad, el trabajo en equipo, el sentido de logro, el servicios del cliente.

¿Qué peso debe tener la integridad moral en las cualidades de un dirigente de empresa?

Uno de los temas claves de la ética de la empresa es particularmente el de la integridad moral de sus dirigentes, en todos los niveles.

En un extraordinario libro publicado hace casi veinte años, bajo el titulo Un nuevo espíritu empresario, su autor Lawrence M. Miller decía:
«El liderazgo requiere seguidores y el acto de seguir es un acto de confianza y fe en el líder, y esa fe puede sólo generarse si los líderes actúan con integridad (...) y la integridad es honestidad y persecución responsable y consistente de un curso de acción establecido».

Miller contaba cómo en una encuesta de la American Management Association, a 1,500 gerentes y ejecutivos, la integridad moral fue la cualidad más admirada tanto por sus superiores como por sus compañeros y subordina-dos. También en el «Cox Report on the American Corporation» la honradez fue la cualidad que recibió la mayor puntuación. Qué decir hoy acerca de todo esto ante la conducta irresponsable y aun delictiva de los ejecutivos de Eron y otras empresas, en Estados Unidos, una de las actuaciones empresariales más inmorales y escandalosas de los últimos tiempos.

¿Cuáles son las aportaciones específicas de la empresa a la sociedad?

Un tema alentador es el valiosísimo aporte que suelen hacer las empresas a la sociedad en el desempeño de su actividad económica. Una de las leyes de hierro de las empresas es su crecimiento y mejora continua, y en este aspecto la calidad, la innovación y la productividad tienen un primer rango.

Estos logros son los que le van a dar a las empresas ventajas en el despiadado mundo competitivo en el que ya nos encontramos.

* Hay que pugnar por desterrar de la empresa lo que se ha llamado la relación adversaria; la actitud de presión y de defensa continua entre quienes mandan y quienes deben obedecer.
* Hay que insistir a la posibilidad de conciliar los intereses económicos de la empresa con las exigencias de justicia de los que en ella trabajan.
* Hay que tratar que el personal de todos los niveles se involucre en las finalidades de la empresa como si fueran propias: participar en el proyecto, en la aventura que es la empresa en la medida que esté a su alcance. Hay que conseguir que quienes en la empresa trabajan puedan aportarle su imaginación, su iniciativa, su entusiasmo.
* Hay que introducir en la empresa ese sentido humano del que hemos hablado, vivificando las relaciones de jefes y colaboradores y del personal entre sí, con el respeto que cada uno merece, impregnándolos de estricto sentido de justicia y de mutua confianza y aun inspirándolos con la estimación y afecto que debemos tener todos al prójimo de nuestra vida de trabajo, nuestros empleados, nuestros compañeros, nuestros jefes.

Aquí procede citar lo que relató Lawrence Miller en el libro que mencioné. La fuente de la calidad, de la innovación y de la productividad se haya sin duda en los seres humanos que integran la empresa.

De ahí la importancia de la que hemos insistido en esta exposición que a los hombres de la empresa se les dé la atención que como tales merecen, en los más diversos aspectos.

Si el trabajo es el factor fundamental de la empresa, ¿cómo puede potenciarse?

Toda esta exposición se ha referido a la importancia del ser humano para la empresa, tanto los que la integran como todas las personas con las que de un modo u otro la empresa entra en contacto. Sin embargo, ahora quiero referirme especialmente a esos hombres y mujeres que constituyen la fuerza de trabajo de la empresa, incluyendo aquí desde el más encumbrado directivo hasta el más modesto trabajador.

Se ha dicho hasta la saciedad que una empresa vale por lo que valen las personas que la integran y que de la calidad y el desempeño de ellas dependerá la calidad y el desempeño de la empresa.

Y si esta fuerza de trabajo es su factor fundamental, si el esfuerzo, el interés y la actitud de quienes en la empresa trabajan son tan importantes, debemos pugnar porque tengan oportunidades de darle a la empresa lo mejor de sí mismos tanto para su bien personal, como para el de la empresa.

Mucho se ha hablado y se ha escrito sobre esto, pero hay unos cuantos puntos fundamentales.

Los trabajadores de Preston Trucking habían realizado un trabajo verdaderamente sobrehumano en favor de su empresa y alguien escéptico, les preguntó por qué habían hecho todo eso por Preston Trucking. Un endurecido trabajador, combatiente de tradicionales luchas sindicales, le contestó: «Escucha amigo, nosotros no trabajamos por Preston Trucking, nosotros somos Preston Trucking». Todo esto se ha tratado de llevar a cabo de algún modo con todas las técnicas modernas de administración, la ergonomía, las relaciones humanas, los equipos autónomos, las sugerencias, el enriquecimiento del trabajo, la apropiación de los objetivos de la empresa.

¿En qué consiste la participación funcional de los trabajadores en la empresa?

Y en esto unos de los instrumentos más importantes es la llamada participación funcional de los trabajadores y empleados en las decisiones de su trabajo que les afectan y de las que directamente les corresponden.

Los pasos para quienes trabajan puedan tomar decisiones sin necesidad de recurrir a sus jefes son los cuatro siguientes: la primera es obviamente la capacitación; la segunda es la comunicación; la tercera la consulta y, finalmente la decisión.

¿A qué se le puede llamar «El alma» de la empresa»?



Todos los bienes y todos los sistemas deben estar al servicio del hombre. La empresa es para el hombre y no el hombre para la empresa. Todo esto debe conducir a un orden social que esté verdaderamente a la escucha del hombre, verdaderamente a su servicio. Un mundo de convivencia más justo y más humano.

Para concluir: es muy importante que la empresa para cumplir con su responsabilidad social, y que tenga ese sentido humano del que se ha hablado, sea una empresa con alma.

Que ella no sea una simple máquina de producir y de hacer dinero. Que quienes la han creado y la administran tengan la vocación de hacer algo valioso, algo que trascienda, algo de lo que puedan sentirse orgullosos.

La empresa con alma es aquella en la que sus directivos no sólo creen profundamente en su filosofía, sus valores y sus objetivos, sino que los viven y los expresan con entusiasmo en todo lo que hacen. Ejecutivos que no dirigen sólo con su inteligencia, sino también con su corazón.

Y este espíritu, esta alma de la empresa, es lo que puede hacer de ella no solamente un medio para que cada uno se gane la vida dignamente sino también, el lugar donde sea alguien, donde pueda alcanzar su propia realización y ser feliz.







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