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Exigencias de la vida empresarial
Características que debería poseer el directivo de las empresas a la luz de la Doctrina Social de la Iglesia


Por: Lorenzo Servitje Sendra | Fuente: usem.org.mx



Convencido de que la empresa no sólo es un instrumento económico más, sino una institución social de enorme trascendencia para el mundo contemporáneo, Don Lorenzo Servitje Sendra reflexiona sobre las exigencias que la vida empresarial plantea a quienes las dirigen: "La vida empresarial exige a los directivos realismo, eficacia, racionalidad, previsión, productividad, disciplina, cálculo, rentabilidad, pragmatismo, ambición, competitividad, interés, empuje, asunción de riesgo, habilidad para negociar, dominio técnico y ejercicio de autoridad".

Pero además nos precisa otras que, a su juicio, el dirigente de empresa debe plantearse como deber de Estado.

Servir: Tenemos que servir a nuestros clientes, tanto a los intermediarios como a los usuarios finales de nuestros productos o servicios, atender sus observaciones o exigencias y soportar muchas veces su incomprensión o sus caprichos.

Evitar daños: Tenemos que tomar en cuenta y evitar los daños o molestias que nuestras actividades pueden causar a la comunidad en la que se encuentra nuestra empresa, y soportar los costos en que podamos incurrir por estos motivos.

Lograr la colaboración: Tenemos, dentro de la empresa, que lograr la máxima colaboración de quienes trabajan con nosotros: jefes, obreros o empleados. Afrontar el reto permanente de exigirles rendimiento, de ordenarles con prudencia, de remunerarlos con justicia, de tratarlos dignamente, de integrarlos a la obra común y darles oportunidad de participar en lo que hacen y de desarrollarse como personas; pero también tenemos que ejercer la autoridad indispensable con las consecuencias frecuentes de tener que corregir, amonestar y aun separar a quienes no hayan cumplido con su deber. Y tenemos que afrontar también las presiones y demandas, algunas veces injustas o torpes, de agitadores o líderes sindicales desorientados.

Conciliación empresa-familia: En nuestra vida personal como dirigentes de empresa no podemos evitar que ella nos exija muchas veces el llevar al seno de nuestros hogares y familias los problemas del trabajo y la obsesión de la tarea emprendida, privando a la esposa y a los hijos del tiempo y la atención que les debemos.

Mejora constante: Tenemos que mejorar constantemente nuestros productos o servicios y ofrecer otros nuevos que respondan a las cambiantes necesidades o demandas de los consumidores y asimismo mejorar nuestros sistemas de operación en todos sus aspectos, haciendo las innovaciones y ajustes que sean necesarios.

Y concluimos con una que parece fundamental:

Defensa y promoción de la empresa: La visión de la empresa como una célula vital, única e irrepetible de la sociedad moderna, debe darnos a los empresarios no sólo la inspiración y la fuerza para defenderla sino también para explicarla y promoverla en el medio social en que nos desenvolvamos. Y también para subrayar que su fecundidad y fortaleza se deben al soporte de valores universales, la mayor parte de cuño cristiano, como la honradez, la veracidad, la prudencia, la laboriosidad, la confianza, la austeridad, la cooperación y la ayuda mutua, que hacen posible la comunidad de trabajo y las actividades de producción e intercambio.







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