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La vida religiosa en Europa y América
La vida religiosa femenina es carismática y dinámica. Diferencias entre Europa y América.


Por: Germán Sánchez | Fuente: Catholic.net



Al contemplar el panorama europeo uno siente, en primera instancia, que el corazón se le va a los pies: vastos Institutos religiosos diezmados, enormes edificios que hospedaron a cientos de vocaciones ahora han quedado reducidos a “elefantes blancos” que hospedan a diez religiosas que frisan la media de los setenta y cinco años de edad, y en el mejor de los casos, convertidos en hospederías o casas de retiros o ejercicios espirituales.

Pero si nuestra vista se dirige al continente latinoamericano, el corazón no nos cabe de gusto al contemplar del decidido desarrollo y pujanza de las vocaciones. No somos ciegos ni queremos obviar los hechos. Tan simple sería decir: “así son las cosas”, como no hacer un análisis profundo de la situación y esto último es lo que pretendemos hacer.

Ya en muchos institutos religiosos femeninos tocan las campanas a duelo, no sólo por la muerte de las religiosas sino por la desaparición del propio Instituto. Curiosamente en el mes de agosto de 2002 estando de visita en Holanda observé como varios de los Institutos religiosos femeninos se habían convertido en casas de reposo para ancianos y ancianas (una realidad hoy extendida por toda Europa) y en uno de ellos, lo que debió ser la casa generalicia, era ahora el museo dedicado a dicha congregación. Varios maniquíes vestían lo que fueron los diversos hábitos usados por las religiosas de esa Congregación, desde la fundación a mediados del siglo XVIII hasta la desaparición de la misma, acaecida en enero de 2001 con la muerte de la última de las religiosas. ¿Nacida para vivir sólo un siglo y medio? ¿Debemos dar crédito a aquello que ha dicho una Superiora General constatando que ahora que el Estado se encarga de la educación, el carisma de su congregación ya no tiene nada que hacer en el mundo?

Los números de las religiosas disminuyen: las muertes exceden con amplitud a las nuevas vocaciones y hay Institutos religiosos que después del Concilio Vaticano II no han recibido ninguna nueva vocación. La vida religiosa, en algunas partes de Europa, tiende a considerarse una pieza del anticuario devocional de la vida cristiana de la Edad Media. El problema del envejecimiento de las congregaciones ha provocado nuevas situaciones para los gobiernos generales, provinciales y locales. ¿Cómo cubrir la brecha generacional? ¿Qué hacer con las religiosas ancianas que no quieren convivir con las religiosas jóvenes? ¿Cómo infundir esperanza a las religiosas de más edad que ven morir cada día al Instituto religioso por el que dieron la vida?

Pero así como no somos ciegos y no nos cerramos a esta realidad en la Europa Occidental, así también vemos nuevos Institutos religiosos que hoy día están naciendo en esa misma región. Y nacen con gran vigor y dinamismo. Así por ejemplo, ¿alguien pensaría en una nueva congregación religiosa surgida hace 18 años en Maastricht (Holanda), que cuenta con 30 nuevos miembros de nacionalidad holandesa, belga y alemana cuyas edades fluctúan entre los 25 y 35 años y que cada año reciben 1 ó 2 nuevas vocaciones? ¿Podríamos imaginarnos que frente al vacío de vocaciones femeninas en Italia, algunas congregaciones han comenzado a recibir, precisamente en Italia nuevos retoños, religiosas nacidas en la década de los años setenta? La tentación de dar una respuesta fácil y superficial nos podría llevar a pensar que eso sólo sucede en los conventos de clausura, donde actualmente en muchos de ellos se tiene una lista de espera, porque no hay cabida para recibir a las nuevas vocaciones que llegan de Italia. O que las nuevas congregaciones surgidas después del Concilio son las únicas que tienen vocaciones, empujadas por el fervor primero. Pero, ¿cómo responderíamos al hecho de que congregaciones surgidas en el siglo XIV tengan aún nuevas vocaciones? ¿Qué respuesta daríamos al ver congregaciones italianas que vueltas al carisma originario comienzan a cultivar nuevas vocaciones para el Instituto?

Y si viajamos a la América Latina al África o a Filipinas, podríamos leer un panorama completamente diverso. Las mismas congregaciones que en Europa agonizan, en aquellas zonas son vigorosas. La lectura de un hecho requiere de muchos datos y elementos de estudio para su correcta interpretación. ¿Puede hablarse a la ligera de envejecimiento de la vida religiosa en Europa? ¿Del hecho irrefutable de la llegada de una nueva cultura laical en el postmodernismo? ¿De la entrada a un ciclo de envejecimiento sin retorno? ¿De la llegada al final de una misión y de un carisma, surgido sólo para un tiempo determinado en un lugar determinado?

 

 

 

 



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