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Soy madre y tengo 40 años. ¿Qué hago conmigo y mi familia?

Soy madre y tengo 40 años. ¿Qué hago conmigo y mi familia?
Muchas mujeres y hombres creen que al cumplir 40 se puede convertir en una década perdida. Descubre los 10 principales aspectos en los que hay que meditar cuando se llegue a los 40.


Por: Francisco | Fuente: www.micumbre.com




Soy madre y tengo 40 años. ¿Qué hago conmigo y mi familia?

Mis 40, mi década. La década de los 40 en las mujeres y también en los hombres, puede ser la década prodigiosa, porque ya han consolidad sus aspiraciones juveniles de madurez física, mental y emocional y donde les ha llegado el verdadero asentamiento de su personalidad. A esta edad muchas mujeres han conseguido lograr parte de las metas que se habían planteado en sus vidas y están en camino de alcanzar otras. Incluso si no tienen metas planteadas, la sabiduría que les ha dado la vida y la perspectiva de haber vivido sus experiencias anteriores puede representar un gran consuelo y satisfacción para ellas.

También puede convertirse en la década perdida, si es que no han sabido, querido o podido llegar a sus objetivos de vida y están inconformes con ello. Incluso puede haber frustraciones al ver como se está escapando su juventud, de la forma como se va el agua en un grifo mal cerrado. Sin querer mirar la belleza que le ha producido su proceso de madurez y tampoco sin querer aceptar los cambios que la vida y la naturaleza trae en su sabiduría.

Esta es la década que muchos llaman de la segunda juventud, en espera de la tercera juventud que será la de ancianidad. La llaman así por el vigor y optimismo que da el conocerse y ver las maravillas que la vida puede traer a las mujeres. Por eso en estas líneas intentamos reflejar unas guías para que las mujeres puedan recapacitar, ahora que están en el umbral de esta segunda juventud y ver cómo hacer de esta etapa de su vida, algo maravilloso que les lleve a una vida mucho más completa, sana y feliz con los suyos y los que tienen a su alrededor. De esta forma podrán estar preparadas para los años venideros y para lo que les depare la vida.

La mayoría de las mujeres de esa década están casadas o divorciadas, o divorciadas y vueltas a casar, o viviendo en parejas, con hijos propios, hijastros o sin ellos. Es decir, viviendo en alguna de las muchas formas que las unidades familiares toman en las circunstancias actuales de la vida. Otras, las menos, mantienen su soltería por deseo propio y la protegen a cal y canto, para dedicarse a otras actividades diferentes de la vocación matrimonial, o porque todavía no han encontrado a la persona que les acompañe en esa unidad familiar.

La década de los 40 es una época de plena madurez donde las mujeres casadas se suelen entregar a los cónyuges con más libertad, amor, pundonor, nobleza y compromiso, pues es el momento de pensar más el uno en el otro, siendo feliz con la felicidad de él. Para las solteras también representa muchas veces una década donde se dan plenamente a su vocación en la vida.
Para poder entregarse, primeramente tienen que conocerse, aceptarse y superarse de una forma u otra, pues la que no se conoce vive en la ilusión, la que se conoce pero no se acepta, vive con desilusión, pero la que se conoce y se acepta, pero no se mejora, vive en el conformismo.

No es fácil el conocerse, ya que muchas veces implica hacer un examen pleno de conciencia y de la vida, que puede traer malos recuerdos y abrir esas heridas del pasado que muchas han querido enterrar sin dejarlas curar ni cicatrizar. Pero esta es la época que se debe hacer ese examen, si no se ha hecho antes, ya que cuanto más perdure ese desconocerse, más difícil se hará el poder entregarse completamente a otros.

Tampoco es fácil aceptarse. Si la mujer no es capaz de aceptarse a ella misma, con sus partes positivas y negativas. ¿Cómo puede esperar que le acepte otra persona? Para poder aceptarse hay que conocerse y saber que todos tenemos nuestros rincones oscuros. Pero debemos poner luz sobre estos rincones, igualmente para ver que hay en ellos y si necesitan desempolvarse. Al hacer un análisis personal de la vida, se podrá dar cuenta de quien es verdaderamente. Qué partes de su persona le gustan y que partes no. Si desconoce en qué no está satisfecha con ella misma, no podrá cambiar esos aspectos.

La única forma de superación y mejora es por lo tanto conocerse y aceptarse. A partir de entonces puede ver qué pasos tiene que dar para mejorar su forma de ser, su felicidad, su salud y su bienestar, social, familiar y espiritual. Entendiendo que esta época de conocerse, aceptarse y superarse implica que es el momento de adquirir un completo dominio de su personalidad.

Estos son los años en que empiezan a sentir el primer cambio importante desde la adolescencia. Durante el cambio de la pubertad a la adolescencia todo fue positivo. Además este cambio fue seguramente bien admitido ya que traía un nuevo cuerpo para lucir. Era la llegada de una mejora de sus formas corporales, durante mucho tiempo deseada, y también la puerta de entrada en el mundo de los adultos. Pero estos cambios positivos, no vienen sin responsabilidades.

En esa primera juventud, donde se empieza la vida de adultos es donde también se empiezan a cometer los errores de adultos y a tener que tomar las consecuencias como propias. Estas consecuencias todavía no pueden ser entendidas ni aceptadas con la madurez que después vendrá. Muchas veces estas consecuencias dejan daños que no son reparados en los años intermedios y es en los 40 donde se puede y debe tener el conocimiento necesario para poder intentar atender a esos daños del pasado que asumieron durante la inexperta juventud.

Empieza una nueva belleza. Uno de los aspectos en los que muchas mujeres suelen enfocarse durante esta década es en el aspecto físico. La vida no para en los cambios que nos trae y los cambios físicos son una gran muestra de ello. Por ello, las mujeres tienen que prepararse para los cambios de su cuerpo, de su mente y de su entorno, los cuales cada vez le van a llegar más deprisa, al ir entrando en las décadas de los 50, 60 y las de la vejez, que no tiene décadas determinadas.

El problema se acrecienta cuando el cuerpo y la imagen proyectada han sido de gran importancia durante toda su vida debido a su entorno social, laboral o familiar. En esta década de los cuarenta empiezan a aparecer los primeros cambios importantes. Es la época donde comienzan a comprar ropa que en vez de servir para enseñar, sirve para tapar lo que no quiere que se vea. Otras responden queriendo hacer lo mismo que hacían cuando eran adolescentes, los mismos deportes, asumir los mismos riegos, los mismos vestidos, las mismas amigas desenfadadas, los mismos tipos de fiestas, etc. Pero ya no pueden porque tienen otro cuerpo, otras obligaciones familiares, profesionales o amistosas y seguramente otra madurez intelectual.

Algunas tienen la sabiduría de admitir que deben y pueden lucir perfectamente la maravillosa belleza, energía e inteligencia de los cuarenta. Es una época donde la gran belleza femenina sale a la luz, una vez superada la de la juventud. Esta belleza no solamente se exhibe en lo físico sino en la forma de actuar y darse ante los demás, especialmente a su cónyuge, familia y amigos.

El crecimiento profesional es otro de los aspectos que este paso en la vida trae a la luz. La década de los cuarenta representa el ecuador, la mitad, del tiempo que queda para la vida laboral. Es el momento de pensar en los aciertos laborales y también en los errores. Algunos errores no podrán ser corregidos, pero darán un conocimiento y experiencia para no volverlos a cometer y continuar avanzando profesionalmente. Hasta esta década, muchas se han dedicado a sus estudios, trabajo y a formar una familia. Ahora los estudios los han dado por terminados, algunas veces incluso han eliminado la necesaria e imprescindible formación continua y se han acomodado a su nueva vida. Si trabajan suelen estar consolidadas en él y suponen que en su vida profesional ya han llegado hasta lo máximo, salvo excepciones de suerte o de mucha preparación.

Este análisis laboral también puede servir para ver si realmente están poniendo sus talentos a buen servicio. En la juventud el tipo de trabajo no era tan importante como acumular experiencia, obtener ganancias e ir viendo que campo profesional era el más adecuado. Ahora es el momento de ver si el campo profesional es el mejor sitio para usar los talentos recibidos y adquiridos, así como analizar si el crecimiento y desarrollo profesional les lleva hacia los objetivos deseados. Con la ventaja que da la edad, los objetivos propuestos, no deberán ser solamente centrados en ella, sino que deberán circunscribirse también en los otros miembros de la familia. Así verán como su esfuerzo laboral puede servir como apoyo a la familia, a la comunidad y a la sociedad en general.

También la familia ya ha crecido lo suficiente como para que no necesite aparentemente tanta dedicación. Ahora es la época para meditar sobre lo que quieren y pueden hacer en sus próximos 30 años de vida activa productiva, en función de su posible actitud, conocimientos y salud física y mental, pues pronto irán llegando las limitaciones para mantener una apreciable calidad de vida, sabiendo que a medida de que van disminuyendo las obligaciones puede ir aumentando la satisfacción y la felicidad.

Los sentimientos altruistas de la juventud pueden ir acompañados de la madurez y sensatez necesarias para realmente hacer un buen impacto con su trabajo en la vida de otras personas, empezando por las que están más cercanas. Parte de ello pasa por definir el futuro económico. Esta quizá es la última década donde va a poder prosperar. Después es más difícil. Solamente un porcentaje muy pequeño de personas asciende laboral o profesionalmente. Es importante ver cómo puede mantener la posición hasta donde ha llegado laboralmente e intentar no disminuirla.

Esta es la década donde se debe afianzar la situación económica si no se ha hecho ya. Hay que ver la forma de tener la vivienda pagada o estar en el final del camino de tenerla, un fondo financiero que esté creciendo para cubrir los gastos del retiro, otro fondo para pagar parte o totalmente los estudios de los hijos y otro para los imprevistos y emergencia. Muchas mujeres hasta ahora no han tenido la oportunidad de poder hacer esto, por lo que es importante que tengan un plan para poder llevarlo a cabo.

La estabilidad de las emociones. En esa década es cuando más fuerte tienen que tener su equilibrio mental y emocional. A la entrada de la segunda juventud muchas veces la mente todavía les pedirá que sigan haciendo las cosas propias de la adolescencia y juventud anterior, mientras que su cuerpo les llama la atención continuamente con las señales de que esa época ya pasó. Es el momento de madurar emocionalmente y fijarse en el futuro. Esto no implica dejar de lado los disfrutes de la vida sino adecuarlos a la nueva situación. Ahora muchas tienen unas responsabilidades diferentes y crecientes, ante su familia, su profesión, su estado financiero y las que vienen de pertenecer a una comunidad y sociedad adulta. Lamentablemente, muchas personas, tanto mujeres como hombres, no siempre están dispuestas a afrontar estas responsabilidades por lo que este es uno de los mayores tiempos de rupturas matrimoniales, al no controlar los cónyuges las situaciones propias del desarrollo de la edad.

Esta es la década de regocijarse con la estabilidad que viene con la madurez y de entender la vocación propia. Es el momento de reconocer y valorar la gran belleza natural propia de su madurez; la serenidad de carácter que viene con saber lo qué se quiere, cuándo, cómo, con quién y porqué lo quiere. La comprensión, sensatez, humanidad, honestidad, franqueza, sinceridad y lealtad llegan con una creciente auto seguridad que le ayudan a tratar mejor a los de su alrededor.

Ya se conocen lo suficiente como para estar seguras de sí mismas. No están en decaída, están en la plenitud de la vida, llenas de madurez, sabiendo lo que les hará bien y lo que les puede dañar. Aunque no todas estarán en este estado al principio de la década, durante ésta es el momento de ir indagando en las emociones de cada una, en su personalidad, en su vida. No es la década de tener angustias, estrés o depresiones motivadas por las cosas pasadas. Es la década de hacer frente a lo que se tiene, y hacer un buen plan de vida para el futuro, viendo dónde y cómo se puede mejorar, definiendo los objetivos, medios a emplear y controles a seguir.

Aprovechen ahora su bello futuro, pues ya tienen la experiencia de la juventud que han ido acumulando, su personalidad formada, su propio estilo de vida adaptado a lo que quiere o ha podido, su familia y trabajo consolidado, su formación y objetivos profesionales realizados o en vías de realizarse. Están en camino de consolidar sus sueños, pues pisan sobre la tierra, y esperan con gusto a que les vayan llegando los siguientes años, mientras su sabiduría va creciendo. Están recorriendo la cuarta década y tienen todavía mucho camino por delante, mucho más que el que ya han recorrido. Pueden reinventarse todos los días para intentar hacer todo lo que hasta ahora no han podido hacer por falta de medios económicos, permisos, tiempo o experiencia. Pueden y deben redefinir, desde una perspectiva diferente las relaciones con su familia, amigos y sociedad, basándolas en el amor y la amistad, sin tener que depender de los desmedidos intereses de la juventud. Esta si es su década prodigiosa. Mujeres, cuídenla y aprovéchenla, o ahora o nunca.

10 principales aspectos en los que meditar en la década de los 40 años Cada uno de ellos puede tener muchas ramificaciones a considerar y que requerirían mucho más espacio o artículos monográficos. Por eso lo centramos en estos, señalando que deben verlos como un principio y continuar en los otros campos de interés para su vida. Ni con mucho es una lista completa y exhaustiva, sino un principio al que debe añadir otros temas que sean de su interés como puede ser su salud, tanto física, como mental y espiritual.

1. La familia actual, anterior y política
2. La formación académica, profesional y social.
3. Lo que ha hecho
4. Lo que no ha hecho
5. Lo que va a hacer y cree que puede hacer
6. Lo que ya no va a hacer, porque no quiere, no puede o no sabe
7. Sus amistades, comunidad y sociedad en general.
8. Su cambio físico.
9. Su situación económica, presente y futura.
10. El cambio emocional y mental pasado y futuro

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