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Debates entre católicos en Internet
Vale la pena formularse algunas preguntas antes de escribir un comentario en Internet: ¿esto ayuda al interlocutor y a los potenciales lectores?


Por: P. Fernando Pascual | Fuente: Catholic.net



21-12-2013

También los católicos debaten en Internet: lo hacen entre sí y con quienes no son católicos. Esos debates se producen en foros, en blogs, en redes sociales (Facebook y otras), en comentarios a noticias, etc.

No es difícil encontrar, en debates entre católicos, discusiones acaloradas, alusiones maliciosas, descalificaciones, insultos, señales de intolerancia. En algunos casos, y ante un debate encendido entre dos o más católicos, suelen aparecer comentarios de quienes, como si fueran observadores externos, se extrañan, se alegran o se muestran contrariados.

La recriminación, pregunta o señal de asombro que surge desde esos observadores “externos” toma a veces un tono parecido a las frases siguientes (inventadas pero no muy lejos de casos reales):

“¡Buen ejemplo dan los católicos cuando discuten entre sí!... ¿Han aprendido en el Evangelio eso de destrozarse los unos a los otros?... Al verles discutir ya no hace falta más para probar que los católicos son intolerantes... Si no saben dialogar entre católicos, ¿cómo tratarán a los que no lo son?... Con reacciones como las que muestran, está claro que los no creyentes o los miembros de otras religiones son mucho mejores que ustedes...”

Es de justicia señalar que muchos debates entre católicos tienen un tono sereno, constructivo, respetuoso, incluso en situaciones donde las divergencias son evidentes. Pero en otros casos, las reacciones son tan intensas y agresivas que uno se pregunta: ¿no se tiene que notar claramente que uno es católico por la finura y la educación a la hora de discutir con otros?

Por eso, antes de intervenir sobre un tema, el católico necesita recordar aspectos importantes que nacen no sólo de las normas elementales de etiqueta que valen para cualquier ámbito social (también para Internet, algo que no puede olvidarse ni siquiera si uno participa como anónimo o con un “nickname”), sino de la misma identidad del seguidor de Jesucristo.

Por eso vale la pena formularse algunas preguntas antes de escribir un comentario en Internet: ¿esto ayuda al interlocutor y a los potenciales lectores? ¿Arranco desde la fe en Jesucristo o desde una idea discutible? ¿He entendido bien el otro punto de vista o me he cegado con prejuicios injustificados?

Sobre todo, hay que tener presente las preguntas más importantes: ¿amo de verdad a quienes están o pueden llegar a esta página? ¿Deseo ofrecerles un tesoro que tengo en mi corazón por haberlo recibido de un Dios bueno y que otros necesitan descubrir, también a través de las líneas que puedo ofrecerles con mis aportaciones?







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