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La religión en los Medios: un Desafío Profesional

La religión en los Medios: un Desafío Profesional
Propuesta y recomendaciones para la difusión de información religiosa considerando todos los intereses involucrados con el oficio periodístico.


Por: Unión Católica Internacional de la Prensa (UCIP) | Fuente: Ucip.ch



1. Ligada a los valores sociales propios de toda información libre y responsable, la UCIP (Unión Católica Internacional de la Prensa) aspira mediante este documento a contribuir a una mejor información religiosa en la prensa.

2. Este documento se originó con base en las siguientes constataciones:
- La trascendencia que han adquirido las religiones en la actualidad;
- la insatisfacción generalmente manifestada por las instancias religiosas con respecto al tratamiento de las informaciones que les atañen;
- las dificultades que atraviesan numerosos periodistas en el ejercicio de su profesión;
- los malentendidos entre las fuentes, los comunicadores y los editores sobre la concepción de una "buena" información religiosa.

3. Para ayudar a superar estos malentendidos, dificultades e insatisfacciones, la UCIP propone a las partes involucradas comenzar por una definición común de la información religiosa, para después formular a cada uno de ellos algunas recomendaciones o temas de reflexión.

Estas propuestas y recomendaciones parten del principio de que tanto la información como la religión gozan del pleno ejercicio de la libertad.

Propuestas para una definición


4. La información religiosa es substancialmente una información periodística como las demás, donde la investigación, la selección, el tratamiento y la publicación giran en torno al interés del público y no de una fuente de información. No todas las noticias interesan a todos los públicos; esto queda a discreción del director y de su equipo de redacción.

5. Las informaciones religiosas son aquellas que se refieren a diversas sociedades religiosas o a las relaciones entre estas y la sociedad civil: tales noticias asumen lo religioso como un hecho social, ligado a la historia de los hombres y no como un hecho profundo ligado a la historia del alma.

6. En su calidad de noticia, la información religiosa informa sobre los nuevos acontecimientos que son de actualidad para público al que se dirige: hechos inesperados, incluso impactantes; anuncios de acontecimientos programados, declaraciones, documentos, publicaciones, informaciones útiles...

7. Como en cualquier otra información, para ser buena, la información religiosa debe ser exacta, objetiva, completa y comprensible.

8. Para hacerla comprensible y considerando que el público dispone de escasos conocimientos y cultura religiosa, la información religiosa debe ser adecuadamente explicada. A diferencia del comentario, la explicación es parte integrante de la información: esta consiste en complementos informativos necesarios para la comprensión de la noticia.

9. En materia religiosa, como en cualquier otra, la distinción clásica entre información y comentario se hace imprescindible para los periodistas y debe ser clara para los lectores. La información religiosa es una cosa, el comentario religioso - que puede aplicarse tanto a las noticias religiosas como a las demás - es otra.

10. Como cualquier otra, la información religiosa es interactiva: refleja ciertos aspectos de la realidad, actúa sobre ésta generando juicios y comportamientos que escapan en gran medida a las previsiones y al control del informador.

11. Más que cualquier otra, la información religiosa es sensible: se refiere a valores sagrados, que son percibidos y vividos como tal tanto por las fuentes como por los lectores interesados.

12. Puesto que es un campo sensible e interactivo, la información religiosa, más que cualquier otra, debe ser tratada con el esmero y las precauciones profesionales que se derivan de la consciencia del daño que ésta puede provocar.

Insatisfacciones

13. Las insatisfacciones frente al tratamiento de la información religiosa han sido expresadas por los lectores, las instancias religiosas y los periodistas; estas evidencian diferencias en la concepción y apreciación sobre el carácter y el valor de la noticia religiosa entre los tres principales actores en el "mercado" de la oferta y la demanda, a saber: las instancias religiosas (que no se limitan a las "autoridades"), los periodistas y los editores.

14. Las insatisfacciones están ligadas al sentimiento de que existen carencias, sea en materia cuantitativa, cualitativa o en ambas. En materia cuantitativa como resultado de la subvaloración de la importancia de las religiones en la actualidad y/o del interés que manifiestan los lectores. En materia cualitativa por falta de agudeza o de credibilidad en la selección y tratamiento de las noticias. Estas insatisfacciones cuestionan, según el caso, la aptitud de editores y periodistas, principalmente en la prensa secular, la libertad de editores y periodistas esencialmente de la prensa religiosa o la capacidad de las instancias religiosas de adaptarse a las reglas de juego de la información.

15. En lugar de señalar de quién es la responsabilidad de las carencias y las debilidades, las partes involucradas pueden contribuir conjunta e individualmente a corregir las concepciones y prácticas que impiden una buena información religiosa. Las recomendaciones a continuación apuntan al mejoramiento de esta situación.

De interés de los editores

16. El peso de las distintas religiones en el contexto del final del siglo es evidente. Sin embargo, este hecho es percibido de otra manera por los editores de los diarios. Muchos le dedican a la información religiosa un pequeño espacio, a veces de carácter anecdótico y en ocasiones, ninguno.

17. La necesidad social y el derecho del público a la información referente a las realidades que hacen parte de las sociedades, justifican los esfuerzos para superar estas carencias.

18. Con frecuencia se ignora la necesidad de incrementar las competencias profesionales de los equipos de redacción, así como la necesidad de ofrecer espacios apropiados para esta información en los diarios; para gran parte de la prensa secular este es el primer esfuerzo que debe hacerse.

19. Los diarios religiosos no se ven comúnmente afectados por las mismas carencias. Sin embargo, pueden cuestionarse sobre la manera de corregir una cierta miopía que los conduce a limitar a su propio credo el campo de la información religiosa.

20. La preocupación legítima de los editores de responder a las demandas de los lectores no justifica las carencias informativas, ya se trate de información religiosa como del resto, puesto que el rol de la información es suscitar la demanda en materia informativa, que naturalmente se ve limitada por la ignorancia.

De interés de los periodistas

21. La investigación, selección y tratamiento de la información religiosa, exige un mínimo de conocimiento y respeto por las normas comunes de la ética periodística.

22. Las cualidades que integran la buena información religiosa, como en cualquier otro campo, requieren de parte del periodista una aptitud específica. Las sociedades religiosas tienen su historia, su constitución, sus lenguajes, sus sistemas de valores, etc, cuyo conocimiento es indispensable para comprender los hechos y opiniones que los sitúan en la actualidad. Esta aptitud se entiende como la capacidad de percibir e informar lo que se estima de actualidad en las distintas religiones y puede estar ligada a la pertenencia a un credo religioso, pero sin confundirse con éste.

23. En numerosos casos, la información religiosa se delega a periodistas que no han recibido la formación adecuada. Esto representa lógicamente una limitante, que tales periodistas pueden superar si como buenos profesionales son conscientes de sus capacidades y limitaciones, si se apoyan en asesores, si se se consagran a la adquisición de las competencias que no poseen mediante la lectura y los programas de formación continua

24. En algunos diarios seculares la información religiosa se confía de manera parcial o exclusiva a los clérigos (sacerdotes, pastores, rabinos, imanes...). Estos, en su calidad de clérigos, obtienen la confianza tanto de los lectores como de las fuentes - al menos de aquellos de su propio credo -. Por el contrario, necesitan desarrollar las aptitudes profesionales que generalmente no han adquirido a lo largo de su formación.

25. Para el clérigo - cronista puede resultar difícil conjugar los derechos y deberes propios del periodista con los derechos y deberes del representante de una institución religiosa; podrá superar esta dificultad, al menos en teoría, si se esfuerza en diferenciar sus artículos informativos de aquellos de opinión.

26. Un problema similar puede atravesar el periodista laico, especialmente si se trata de un creyente. Cuando es necesario tratar sucesos incómodos o escandalosos, puede surgir un onflicto entre el derecho de los lectores a la información y el respeto a la reputación de la familia religiosa en cuestión, sobre todo si se trata de aquella a la que pertenece el periodista.

27. La solución para este problema debe buscarse primero mediante la concertación en el seno de la redacción del diario. La existencia de un documento que explique cómo afrontar una situación de este tipo, puede arrojar luces sobre las alternativas que pueden adoptarse. Si este tipo de documento no existe, la misma identidad del diario permite al periodista, aún antes de involucrarse, determinar cuáles son los criterios de selección y de tratamiento de la información religiosa: desde los más sensacionalistas y mercantilistas hasta los más rigurosamente confesionales.

28. Cuando el comunicador religioso no tiene la posibilidad de hacer entender y compartir un caso de consciencia, sólo le resta resolverlo concienzudamente, de acuerdo con su evaluación personal del efecto positivo o negativo que puede generar la publicación o la retención de la información. Su decisión merece respeto.

De interés de las instancias religiosas, especialmente de aquellas católicas

29. Dirigirse a las instancias religiosas en plural, implica considerar no solamente la pluralidad de religiones, sino también la gran diversidad de autoridades, personalidades, instituciones, movimientos y asociaciones que pueden ser fuentes de información. Las concepciones y las relaciones con los medios serán tan variadas como diversas las instancias religiosas en cuestión.

30. En lo que respecta a las instancias católicas, se puede constatar que estas concepciones y prácticas han experimentado una considerable evolución a lo largo de los últimos decenios. Tales evoluciones se traducen en reflexiones doctrinales, orientaciones en el ejercicio del Magisterio, la puesta en marcha de estructuras y medios de comunicación, la apertura al diálogo con los profesionales de la información.

31. Sin embargo, estas instancias católicas, como muchas otras, tienen dificultades para diferenciar la información de la comunicación. Puesto que ellas se identifican por esencia y vocación con un mensaje, les cuesta evitar la confusión entre comunicación institucional y comunicación del Evangelio. Esto les dificulta establecer la especificidad de la información religiosa, sus funciones y límites. Lo anterior conlleva a que las instancias religiosas aprecien la información religiosa no en la medida de su veracidad, sino de su utilidad eclesiástica, pastoral o apologética; de ahí las frustraciones e incomprensiones entre instancias religiosas, informadores y medios.

32. A aquellas instancias que reprochan a la información religiosa el conformarse con la práctica periodística ordinaria, que privilegia lo insólito sobre lo convencional, los actos sobre las palabras, las frases cortas sobre los discursos extensos, etc, puede recomendárseles que se dispongan a una mejor comprensión de las maneras de ser, hablar y escribir que son de interés periodístico.

33. Un esfuerzo por determinar los límites de la información, debe acompañarse de un intento por reconocer el "servicio" que presta el comunicador en el campo religioso, sin confundir su labor con el ministerio de un obispo, un predicador o un catequista.

34. A aquellas instancias que reprochan a los comunicadores en el campo religioso sus omisiones o exageraciones, la falta de sentido en la selección de la información, en sus titulares y artículos, puede recomendárseles que se esfuercen aún más en la colaboración con los periodistas, para que estos adelanten mejor su trabajo en la búsqueda de la información y para que tengan mayor claridad sobre todo aquello que las instancias religiosas juzguen que merece una mejor comprensión.

35. Aún si estos esfuerzos se suman a los de editores y periodistas, entre estos y las instancias religiosas existen tensiones inevitables, que se derivan de lo que cada uno considera como información de interés.

36. Esta tensión y estas diferencias serán asumidas más positivamente si se enmarcan en una preocupación mutua por lograr una mejor comprensión y práctica de la información religiosa: en su carácter religioso para unos y en su carácter periodístico para otros.

23 Marzo 1998, Luxemburgo, Luxemburgo







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