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El valor de un espíritu cooperativo
Lo qué permite a una unidad funcionar bien bajo presiones extraordinarias son los vínculos emocionales


Por: Jorge Madrigal Fritsch | Fuente: Yoinfluyo.com



Daniel Goleman, autor del libro Inteligencia emocional, nos platica estos hechos sucedidos en esta importantísima empresa mundial:

Intel, fabricante de éxito de procesadores, tenía un problema paradójico: su mismo éxito, en cierto sentido, la estaba matando.

Por ser una organización sumamente concentrada en la tarea -su concentración en desarrollo de productos, en mantener su ventaja en la creación de nueva tecnologías y en mejorar la presentación de nuevos productos-, resultaba en una enorme porción del mercado y las utilidades.

Sin embargo, para muchos ya no era divertido. Así fue como me lo expresó, cuando menos, un asesor al que recurrió cierta división de Intel.

"Querían un taller de trabajo para aprender a atender la parte humana del negocio, porque se les estaba haciendo cada vez menos grato", me dijo el asesor. "En el plano personal todos se tenían aprecio, pero estaban tan intensamente dedicados al trabajo que las relaciones se iban perjudicando".



"Los supervisores debían entender que no bastaba con hacer el trabajo, si con eso se destruyen las relaciones dentro del grupo laboral. La gerencia debía apreciar que siempre hay consecuencias penosas cuando se descuida la parte blanda".

Esta crisis interpersonal de Intel señala el valor de un espíritu cooperativo. Los grupos que se divierten trabajando, los que disfrutan de la mutua compañía, los que pueden bromear y compartir buenos momentos, disponen de un capital emocional que no sólo les permite destacarse en los buenos tiempos, sino también superar los difíciles.

Los grupos que no comparten este vínculo emocional presentan una mayor tendencia a quedar paralizados, disfuncionales o desintegrados bajo la presión.

Aún quienes suscriben la dura ideología de que los negocios son una guerra, por lo que no ven sentido alguno en cultivar un tono humano, harían bien en analizar el inmenso esfuerzo que el ejército dedica a cultivar el espíritu de cuerpo en los pelotones.

Siempre se ha sabido qué permite a una unidad funcionar bien bajo presiones extraordinarias: son los vínculos emocionales, cruciales para la moral, la efectividad y la supervivencia misma del grupo.









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