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Carmelitas Descalzas, México
Nuestra Regla: Vivir en obsequio de Jesucristo y servirle con corazón puro y buena conciencia


Por: Catholic.net | Fuente: www.ocd.org.mx



Espiritualidad y Carisma

La norma de vida de San Alberto de Avogadro, dada a los Carmelitas entre los años de 1206 y 1214, y aprobada definitivamente como verdadera y propia Regla del Carmen por Inocencio IV en el año 1247, ha tenido algunas mitigaciones no incluidas en el texto.
La Regla Carmelita afirma que es fundamental: "vivir en obsequio de Jesucristo y servirle con corazón puro y buena conciencia" (Prólogo). Para vivir siguiendo las huellas de Jesucristo los Carmelitas se dedican más especialmente a:


- Desarrollar la dimensión contemplativa del ser humano abriéndose al diálogo con Dios
- Tratarse como hermanos con caridad plena
meditar día y noche la Palabra del Señor
- Orar juntos o solos muchas veces al día
- Celebrar cada día la eucaristía
- Trabajar con las propias manos, como el apóstol Pablo
- Purificarse de toda mancha de pecado
- Vivir pobremente, poniendo en común los pocos bienes
- Amar la Iglesia y a todas las gentes
- Conformar la propia voluntad con la de Dios buscada en la fe con diálogo y discernimiento


Origen de la fundación de los Carmelitas en México

No cabe duda que la fundación de la Reforma en nuestra Patria vino a hacer realidad los anhelos de S. Teresa. Ya sabemos cuál fue su reacción ante las tristes noticias que el P. Maldonado le llevó de las Indias : “ ..... yo quedé tan lastimada de la perdición de tantas almas que no cabía en mí. Fuime a una ermita con hartas lágrimas; clamaba a nuestro Señor, suplicándole diese medio cómo yo pudiese algo para ganar algún almas para su servicio, pues tantas llevaba el demonio...” (Fund. 1, 7).

Felipe II, movido por el celo de las almas y para cumplir con la obligación que tenía de enviar misioneros a las Indias, viendo en los descalzos las cualidades necesarias para esta labor, manifestó “a nuestro V. Padre Fr. Juan de la Cruz y al P. Jerónimo Gracián que era Provincial entonces y a otros prelados de la Religión, que sería servicio de

Nuestro Señor y gusto suyo que viniesen..., a fundar a la N. España, ofreciéndoles que él les haría la costa y les sería amparo en aquellas tierras”

( AGUSTÍN DE LA M. DE DIOS, Tesoro Escondido. Crónica manuscrita de la Provincia. Publicada Eduardo Báez Macías, Tesoro escondido en el monte Carmelo Mexicano, mina rica de exemplos y virtudes en la historia de los carmelitas descalzos de la Provincia de la Nueva España, descubierta cuando escrita por Fr. Agustín de la Madre de Dios, religioso de la misma orden , México, UNAM, 1986, 453 p. ).

Grandes eran los favores que la Descalcez había recibido de su Majestad para que su deseo fuera desatendido; pero mayores eran las aficiones misioneras del P. Gracián Por eso, siendo Provincial, y poco antes del Capítulo de Lisboa, decidió enviar cuatro religiosos bajo la presidencia del P. Juan de la Madre de Dios. Al pedir la licencia al Consejo de Indias, su Presidente le pidió que enviase no cuatro, sino doce religiosos en honra de los doce Apóstoles.

Verificadas las elecciones en el Capitulo de Lisboa, resultó Provincial el P. Doria y Definidor primero el P. Gracián. Como el P. Doria estaba ausente por encontrarse en Italia en la fundación del convento de Génova, el Capítulo, presidido por el P. Gracián decidió enviar de inmediato los doce religiosos a la Nueva España. La patente lleva fecha de 7 de mayo de 1585. La licencia del Rey, refrendada por su secretario de Indias, D. Juan de Ledesma, se dio el 4 de junio de ese mismo año.

Primeros Carmelitas en la Nueva España.
Según dijimos, el Capítulo de Lisboa acordó enviar doce religiosos a N. España. En la patente que se dio se nombran los siguientes: F. Juan de la Madre de Dios, que venia como Vicario Provincial, F. Pedro de S. Hilarión, F. Ignacio de Jesús, el hno. Fr. Ángel, Fr. Bernardo, Fr. José de Jesús Maria, Fr. Anastasio de la Madre de Dios, Fr. Diego de Santiago, Fr. Pedro de los Apóstoles y Fr. Arsenio de S. Ildefonso.

Los que de hecho llegaron a México fueron los siguientes :

1) Fr. Juan de la Madre de Dios, natural de Medina Sidonia. Docto, elocuente y muy de Dios. Murió en Calatayud (España) el 10 de mayo de 1606.

2) Fr. Pedro de S. Hilarión, de Valdepeñas. Tomó el hábito en la Peñuela. Fue discípulo de 5. Juan de la Cruz. Murió en México en 1615.

3) Fr. Pedro de los Apóstoles, de Bonilla. En tres ocasiones gobernó la Provincia. Murió en México en 1630.

4) Fr. Ignacio de Jesús, de Toledo. Volvió a España muy pronto y allá murió.

5) Fr. Francisco Bautista de la Magdalena, de Puerto Alegre (Portugal), fue el primero que murió en México.

Estos cinco religiosos eran sacerdotes. Vinieron además los siguientes hermanos coristas:

6) Fr. José de Jesús Maria, natural de Lisboa. Primer Procurador General. Murió en México en 1629.

7) Fr. Juan de Jesús María (Robles), natural de Sevilla. Fue Maestro de Novicios, escritor y Provincial. Murió en México.

8) Fr. Hilarión de Jesús, de Prado Longo. Primer Vicario del Convento de Morelia. Murió en México en 1630.

Tres fueron los hermanos donados que vinieron en la expedición:

9) Fr. Arsenio de San Ildefonso (Jaén). Murió en olor de Santidad en México en 1636.

10) Fr, Gabriel de la M. dc Dios (Baeza). Volvió a España y allá murió.

11) Fr. Anastasio de la Madre de Dios (Baeza). Volvió a España. Intentó regresar a México, pero en el viaje murió ahogado en el mar con el hermano Elías de los Mártires.

Venía también el hermano diácono Fr. Cristóbal del Espíritu Santo, pero cuando iba a salir la expedición, enfermó y murió en S. Lúcar de Barrameda.

Embarcados en Sevilla, precisamente en la flota que traía al Excmo. Sr. D. Álvaro Manrique de Zúñiga, Marqués de Villamanrique, séptimo Virrey de la Nueva España, arribaron al puerto de S. Juan de Ulúa (Veracruz) el 27 de septiembre de 1585, día de S. Cosme y Damián. Era Arzobispo de México D. Pedro Moya Contreras; gobernaba la Iglesia Sixto V. Era Provincial el P. Nicolás de Jesús María (Doria).

Grande gloria es para nuestra Provincia el poder contar a S. Juan de la Cruz y al P. Jerónimo Gracián como Superiores nombrados de ella. Sólo las circunstancias históricas no permitieron que esto se hiciera realidad.

La erección canónica de la Provincia de S. Alberto de México se tuvo en 1594.

Fundaciones.

El objetivo que traían nuestros Carmelitas era, sin discusión, predicar el Evangelio. Venían con su mente puesta en las regiones de Nuevo México. Pero tanto este intento misional como el de Filipinas y el de California fracasaron, principalmente por la corriente dorista que prevaleció en la Congregación de España.

El primer convento fundado en la Nueva España fue el de S.. Sebastián, en la Capital, el 19 de enero de 1586.

Las fundaciones se fueron sucediendo con relativa rapidez, y durante el Virreinato se tuvieron las siguientes:

- Puebla, N. Señora de los Remedios, 1586.

- Atlixco, N. Señora del Carmen, 1589.

- Morelia, Ntra. Señora de la Soledad, 1593.

- Guadalajara, N. Señora de la Concepción, 1593.

- Celaya, N. Señora del Carmen, 1597.

- Desierto de los Leones, N. Señora del Carmen, 1606.

- San Ángel, Santa Ana, 1613.

- Querétaro, S. Teresa, 1614.

- Salvatierra, San Ángelo, 1644.

- Tacuba, S. Joaquín, 1689.

- Toluca, La Concepción, 1698.

- Oaxaca, La Santa Cruz, 1699.

- Orizaba, 5. Teresa, 1735.

- San Luis Potosí, San Elías, 1738.

Tehuacán, S N. Señora del Carmen, 1745, y por último, el S. Desierto se trasladó a Tenancingo en 1801.


Época de oro.
La época aurea de nuestra Provincia bien la podemos encontrar en el siglo XVII y parte del XVIII. Llegó a haber más de 500 religiosos. La vida carmelitana se observó tan perfectamente durante este tiempo que, un testigo de vista pudo decir que “las casas de esta Provincia pueden competir con las mejores de toda España”.

Las casas de formación eran las siguientes: Puebla, Noviciado el Profesado en México y Atlixco; Filosofía en S. Joaquín de Tacuba; Teología en S. Ángel; Moral, en Toluca y Morelia, De todas estas casas entonces bien organizadas, fueron saliendo buenos 1 etrados, predi cadores, escritores, sabios directores de espíritu y buenos religiosos que llenaron de prestigio el hábito carmelitano.

La Decadencia.

Por las mismas causas que las demás Ordenes antiguas de México, la nuestra empezó a flaquear en su observancia ya a mediados del siglo XVIII. Pero los trastornos políticos y sociales del 1800 la conmovieron hasta sus cimientos, de tal manera que casi llegó a extinguirse la Provincia a principios del presente siglo.

Los pocos conventos e Iglesias que pudieron recuperarse después de la persecución de la llamada Reforma, estaban atendidos por algunos religiosos que a duras penas había podido formar el P. Rafael del Sagrado Corazón (Checa) del año 1884 al 1890. Cuando estos fueron faltando (en la primera década de este siglo) el territorio y todos los conventos de esta Provincia, se dividieron entre las Provincias de Valencia y Cataluña. De las 16 casas, 13 fueron para Valencia. Además ésta fundó tres residencias más: Silao, Torreón y Aguascalientes. Fundaron también “ad experimentum” en 1911 en Ciudad Victoria, Tamaulipas, pero la fundación no tuvo é xito.

Cataluña sólo ocupó una de las tres casas que le habían tocado y fundó además la de Durango.

Intentos de restauración.

Ya desde fines del siglo XIX no faltaron intentos de restauración de la Provincia. El R. P. Benito de S. Teresa, uno de los miembros más connotados de la Orden en México por su saber y virtud, escribió en 1870 su célebre “Exposición” en defensa de los religiosos carmelitas de esta Provincia, la que presentó al M R. P. General de la Congregación de Italia, pidiéndole alcanzara de la Santa Sede la agregación de esta Provincia a su Congregación, pues la de España estaba más o menos destruida por la guerra civil. La petición del P. Benito no tuvo efecto.

También el P. Rafael del Sagrado Corazón (Checa) trabajó por restaurar la Provincia decadente que le tocó gobernar por espacio de 42 años, pero sus esfuerzos no se vieron coronados por el éxito.

En 1886, con ayuda del Sr. Arzobispo, Don Pelagio Antonio de Labastida, fundó en la casa parroquial de la Iglesia de S. Jacinto, de la cual era párroco, un Noviciado, de donde salieron los religiosos que después de haber estudiado en Celaya, cuidaron y administraron las Iglesias de la Orden en México hasta la muerte del P. Checa.

Un nuevo intento de restauración de la Provincia se tuvo en 1912. Esta vez por parte de la Casa Generalicia. El Venerable Definitorio General dispuso restaurar la Provincia y para el efecto se nombró al R. P. Fr. Hilarión de San Juan Bautista, Vicario Provincial de la Prov. de S. Alberto y a la vez Prior del convento de Querétaro, en donde se - abriría el Santo Noviciado, siendo Superior y Maestro de Novicios el R. P. Fr. Bernardo de S. María, conventual entonces en nuestro convento de Sevilla .

El 17 de abril de ese mismo año se dió principio a la restauración de la Provincia en el convento de Querétaro.

Entre los jóvenes que tomaron el Santo Hábito, sólo de uno se sabe que perseveró. Este religioso fue el Lic. Miguel Flores, quien siendo ya sacerdote, murió atendiendo a los apestados en Aguascalientes.

La revolución encabezada por el Gral. Venustiano Carranza malogró este nuevo intento de restauración el año de 1914. Los Padres tuvieron que abandonar la nación y refugiarse en Cuba.

Pasada la persecución carrancista y vuelta la tranquilidad al país, los pocos religiosos mexicanos que habían quedado de la antigua Provincia de S. Alberto, volvieron a hacerse cargo del cuidado de nuestras iglesias. Tropezaron con grandes dificultades por no tener Provincial. La Santa Sede solucionó este problema designando al Excmo. Sr. Delegado Apostólico, Mons. Boggiani encargado de dichos padres, para que con carácter de Provincial, pudiera ayudarlos en sus necesidades. Al ser trasladado Mons. Boggiani volvieron las dificultades. Algunos religiosos desmoralizados, se secularizaron; otros, deseando conservar su vocación religiosa se acogieron al último recurso que les quedaba: agregarse a la Provincia de Valencia en 1921.

Con la agregación de los Padres mexicanos y de las Iglesias y conventos que ellos administraban, la Prov. de Valencia contó en México con diez casas: México, Puebla, Querétaro, San Ángel, Toluca, Orizaba, San Luis Potosí, Silao, Aguascalientes y Torreón, con un total de 20 religiosos sacerdotes y dos hermanos donados.

Al iniciarse la persecución de Calles en 1926, había en la República más o menos 25 religiosos carmelitas, de los cuales, expulsados los españoles, sólo quedaron cuatro que eran mexicanos.

Supresión de la Provincia de S. Alberto (26 de agosto de 1921).

Los PP. de Valencia quisieron asegurar el derecho sobre lo adquirido y para ello pidieron a la Santa Sede la supresión canónica de la Prov. de S. Alberto. La Congregación de Religiosos concedió al P. General, con fecha 26 de agosto de 1921, lo que los PP. Valencianos habían pedido.

Fr. Eleuterio de María Santísima que quedó como Vicario Provincial, mandó en 1922 a algunos sacerdotes para el Noviciado de las Palmas en la Provincia de Valencia y con ellos unos jóvenes para el Colegio Preparatorio .

8. Principios de Restauración.

Terminado el conflicto religioso y vuelta la paz al país, empezó entre nuestros religiosos mexicanos el movimiento que, al fin, llevaría a las casas de México a la separación de España.

En 1931 enviaron al Capítulo General del Monte Carmelo un memorial, avalado por la firma de casi todos los obispos de México, para conseguir la erección, o más bien la restauración, de la Prov. de S. Alberto. El Capítulo dejó el asunto en manos del Ven. Def. General. Este, gracias a la intervención del P. Bonifacio de la Sagrada Familia, Primer Def. General, concedió en febrero de 1932, que los religiosos mexicanos pasaran a depender directamente del Def. General y que pudieran abrir el Colegio Preparatorio y el Noviciado.

En México, tal determinación fue recibida con júbilo y como augurio de una total restauración. En la hermosa capilla de la Tercera Orden de Toluca se reunieron los Padres para poner en ejecución el decreto recibido. En él se nombraba Delegado del Ven. Def. General al R. P. Bernardo de S. María y Consejeros a los RR. PP. Alberto de Santa Teresa y Manuel de la Madre de -D ios.

Erección canónica de la Semi-provincia

A raíz de la visita de N.M.R.P. Silverio de S. Teresa, logró esta porción de la Orden en México lo que tanto deseaba. Por rescripto de la Sagrada Congregación de Religiosos se constituyó en Semi-Provincia en el año de 1948. El 7 de diciembre se recibió el Rescripto que

nombraba al R. P. Juan E, de la Inmaculada, Vicario Provincial y Consejeros a los RR. PP. Antonio Ma. de la Cruz y Eduardo de S. Teresa.

En el mes de abril de 1951 se tuvo el Primer Congreso Provincial de la Semi-Provincia, en el convento de Querétaro. En él salieron electos los RR PP. Juan E. de la Inmaculada, Vic. Provincial; Victoriano de la Inmaculada, Primer Consejero y Gabriel de Jesús María, Segundo Consejero.

Erección de la Provincia

La visita paternal del M.R.P. General Fr. Anastasio del Santísimo Rosario hecha en enero de 1960 trajo la tan deseada restauración de la Provincia. El Ven. Def. General la concedió el 29 de abril de 1960: ?En la Sesión la 267, el día 29 de abril de 1960, habiéndolo pensado todo con madurez y en vista de la erección canónica (en semi-provincia) hecha el día 22 de noviembre de 1948 por Rescripto de la Sagrada Congregación de Religiosos, número 9511/48; Nuestro Venerable Definitorio General, con la facultad delegada por el Venerable Capítulo General en 1955, elevó a nuestra respetable Semi-provincia Mexicana de San Alberto al rango de Provincia, según prescrito en nuestras Constituciones y observando todo cuanto el Derecho manda.

Dado en Roma, desde la sala de reuniones del Venerable Definitorio General en el día, mes y año citados arriba. Fr. Anastasio del Santísimo Rosario Prepósito General Fr. Alberto de la Virgen del Carmen 3er. Definidor General y Definidor

Secretario
Fue nombrado Primer Provincial de la restaurada Provincia de S. Alberto el M. R. P. Rafael del Sagrado Corazón (Checa).

Vida y Espíritu

LAS MONJAS CONTEMPLATIVAS. La vocación de las Carmelitas Descalzas es un don del Espíritu, que las invita a una misteriosa unión con Dios, viviendo en amistad con Cristo y en intimidad con la bienaventurada Virgen María; la oración y la inmolación se funden vivamente con un amor grande a la Iglesia.

Por eso, en virtud de su vocación están llamadas a la contemplación, tanto en la oración como en la vida. Este compromiso de vivir en continua oración se nutre con la fe, la esperanza y, sobre todo, con el amor de Dios. De este modo, con un corazón puro, podrán conseguir la plenitud de la vida en Cristo y disponerse a recibir la abundancia de los dones del Espíritu.

Por exigencia del carisma teresiano, la oración, la consagración y todas las energías de una Carmelita Descalza han de estar orientadas hacia la salvación de los hombres.

En conformidad con el ideal de la santa madre Teresa de Jesús, las Carmelitas Descalzas viven su vida contemplativa eclesial, en un clima que armoniza la soledad y el silencio con la comunión fraterna, en una familia a semejanza del pequeño ´colegio de Cristo´, que tiene por centro el amor del Señor y por norma la caridad fraterna, junto a una generosa abnegación evangélica.


IDEAL ECLESIAL Y APOSTÓLICO DE LAS CARMELITAS DESCALZAS

La Santa Madre Teresa de Jesús, impulsada por el celo de la gloria de Dios, fue progresivamente guiada por Cristo hacia la comprensión y la vivencia de la Iglesia de su tiempo, empeñada en los trabajos de la Reforma, herida por el desgarro de la unidad y apremiada por la evangelización de nuevas tierras."

"La vocación de las Carmelitas Descalzas es esencialmente eclesial y apostólica. El apostolado al que Santa Teresa quiso que se dedicaran sus hijas es puramente contemplativo, y consiste en la oración y la inmolación con la Iglesia y por la Iglesia.""Cada comunidad, célula viva del cuerpo místico, sea fiel al sentido eclesial que debe animar la vida contemplativa teresiana, a fin de que, renovada por el Espíritu Santo, en el corazón de la Iglesia pueda ser el amor."(Const. Cap. 7)Desde un principio hubo mujeres que trataron de enriquecer sus vidas con la dirección de los Carmelitas. Vivían según el espíritu de la regla y las Tradiciones de la Orden, pero fue hasta mediados del siglo XV, cuando pudieron agruparse como organización canónica.

El 6 de octubre de 1452, el beato Juan Soreth, general de la Orden del Carmen, obtuvo del Papa Nicolás V la Bula Cum Nulla, por la que quedaba organizada la Orden de las Monjas de la Bienaventurada Virgen María del Monte Carmelo.

En 1535, entraba Teresa de Cepeda y Ahumada en el monasterio de la Encarnación de Avila, España. Aproximadamente 20 años más tardefundaba ella el primer convento de Carmelitas Descalzas: el monasterio de San José. Este fue el principio de la extendida floración de carmelos que ella realizó.Como Carmelitas Descalzas procuramos:

- Vivir en comunión íntima con Dios
- Nuestra finalidad es eclesial y apostólica
- Intimidad con la Virgen María
- Tenemos celo sacerdotal y misionero
- Vivimos en el marco de una pequeña comunidad y fraterna
- La carmelita trata de vivir el precepto del Señor de "orar siempre" por medio, sobre todo, de la oración mental y de la oración litúrgica.

"Una carmelita es un alma que ha clavado su mirada en el Divino Crucificado, contemplándole en el acto de ofrecerse al padre como víctima y que recogiéndose en la luz de tan sublime visión de la caridad de Cristo, llegó a comprender su pasión de amor y anhelo de ofrecerse sobre la montaña del Carmelo, en silencio y soledad, en una oración que nunca se acaba, pues se continúa a través de todo: vive como en el cielo, únicamente de Dios". Sor Isabel de la Trinidad, ocd.




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