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6. La espiritualidad del trabajo vocacional
La vocación requiere siempre un éxodo de nosotros mismos para centrar la propia existencia en Cristo y en su Evangelio


Por: Marcela Lombard, Antonio Rivero, German Sánchez | Fuente: Pastoral vocacional. Ediciones Paulinas



Es necesario recordar que el CENTRO de la Espiritualidad del trabajo Vocacional es Cristo, su trabajo es INSUSTITUIBLE desde el primer momento. El es Él quien suscita, sostiene y da la fuerza para seguir su llamado. Es su gracia la que da la vocación y la sostiene.

Pero también existe otro trabajo en el cultivo vocacional que compete a los hombres, a nosotros. De este trabajo es del que charlaremos estos días. De lo que YO puedo y debo hacer por las vocaciones. Este trabajo es NECESARIO pero no insustituible como el de Dios.

a) ¿Qué entendemos por espiritualidad del trabajo vocacional?

Es el alma-corazón que anima da vida y sustenta la actividad vocacional de una congregación. Es la fuerza que lanza a las religiosas a cultivar a las posibles vocaciones religiosas. Es el alimento necesario para nutrir los corazones de las religiosas en la promoción vocacional. Es el motor que pone en movimiento a toda la organización.

Al final se concreta la espiritualidad del trabajo vocacional en un proceso, en unos principios básicos y en una serie de realizaciones prácticas; organización, actividades vocacionales, programas, motivaciones, etc, que aseguran en la medida de lo posible las vocaciones, digo en la medida de lo posible por el carácter divino de las vocaciones religiosas. Todo depende de Dios, sí, pero Dios también pide nuestra colaboración en la búsqueda, promoción, cuidado y aliento de las vocaciones.

Hablamos de la espiritualidad del trabajo vocacional. Ya explicamos la palabra la espiritualidad del trabajo vocacional, pero nos falta explicar qué significa “pastoral”.

b) ¿Qué significa “pastoral”?

Nos referimos, sí, al trabajo, pero hecho a imitación de Cristo, el divino Maestro; el divino Pastor. Nuestro trabajo debe responder siempre de forma positiva aquella pregunta ¿Qué haría Cristo en este momento? ¿Cómo lo haría él? ¿Cómo llevaría a esta chico o chica vocacional?

En la espiritualidad del trabajo vocacional el trabajo es vocacional, es decir estamos hablando de cómo lograr un mayor número de vocaciones a la vida religiosa según el carisma específico de la congregación. Buenas y abundantes vocaciones es el objetivo buscado. La espiritualidad del trabajo vocacional está llamada a dar abundantes frutos suscitados por Dios mismo para el bien de su Iglesia. “Yo estaré con vosotros hasta la consumación del tiempo”. Tenemos la garantía de la compañía de Cristo.

c) ¿Cuál sería el proceso resumido de esta espiritualidad del trabajo vocacional?

Antes que nada habrá que decir que esta forma de trabajo en la pastoral vocacional se da en cada persona, en cada grupo, en cada comunidad; y compete a las superioras velar para que se dé, se incremente y no decaiga nunca.

El proceso es el siguiente:

1.- Conocer
2.- Asimilar
3.-Vivir
4.- Amar
5.-Transmitir y contagiar a otra persona

CONOCER - ASIMILAR - VIVIR - AMAR - TRANSMITIR

Se parte de una reflexión en conjunto o en particular que lleva la impronta de convencer a cada una de las religiosas. No solamente a las directoras, o a las más integradas, todas ellas. Solamente se puede llevar a la práctica este trabajo vocacional cuando se cuenta con las personas, con todas ellas. Es muy difícil hacerlo, sino imposible sin la colaboración de todas.

d) Principios básicos esenciales que sustentan la espiritualidad del trabajo vocacional

La oración y la vida sacramental

La oración y la vida sacramental que atañen tanto a cada una de las religiosas a nivel personal, a nivel comunitario y a la misma candidata. Recordar lo que Cristo nos dice en el evangelio: “Pedid al Dueño de la mies”.

Este convencimiento es fundamental en el cultivo de las vocaciones. Es un mandato de Jesús, solamente El puede mandarnos las vocaciones que necesitamos y queremos. Este es el primer paso: “pedid y se os dará, tocad y se os abrirá”…

La oración por las vocaciones tiene unas características muy concretas que no podemos perder de vista:

Ha de ser constante.
Es también oración de súplica
y de agradecimiento a Dios.

Al decir constante nos referimos a todos los días y a unos días en especial. En la Santa Misa, durante la oración personal, durante la exposición del Santísimo, organizar eventos especiales para pedir a Dios el don tan preciado de las vocaciones. Como por ejemplo la Adoración especial por las vocaciones. Es pedir sin cansarse.

Es oración de agradecimiento y de petición o súplica. Se trata de arrancar del corazón de Jesús las vocaciones necesarias para la Iglesia y para la propia congregación.

El sacrificio personal por las vocaciones

Es un esfuerzo o abnegación personal y libre que hago por Dios cuyo premio serán las vocaciones. Se puede dar en todos los campos, pero que duda cabe que lo propio es que sea sobre todo en lo más característico de nuestra vida, es decir en la vivencia de los votos; pobreza, castidad y obediencia.

Dios premia con magnanimidad cualquier sacrificio hecho por las vocaciones. Sin esta herramienta, tan eficaz, se hace más difícil el trabajo vocacional. Recordemos que detrás de cualquier conversión está sin duda un sacrificio. Esto es casi matemático. No se trata de sacrificios nuevos y exóticos, se trata de renovarlos en su espíritu e intención, desde el más pequeño hasta el más grande. Recordar que está Satanás tratando de boicotear cualquier vocación con la mentira y la desunión.

Colocar la búsqueda de buenas y abundantes vocaciones en el lugar preferencial al interno del gobierno de la Congregación


Existen muchas razones para que la prioridad en el gobierno de una Congregación sea la pastoral vocacional; tan sólo mencionaremos algunas.

Sin vocaciones, sin buenas vocaciones el futuro de la congregación es incierto. No podemos hipotecar el futuro en ningún sentido.
El mundo actual se presenta en su mayoría reacio a la vocación religiosa. Antes era un honor tener una religiosa/o en casa, ahora es algo no deseado.
El movimiento vocacional en casi todas las latitudes, pero especialmente en Europa, se encuentra seriamente disminuido.
El catolicismo necesita para su mantenimiento y expansión de las vocaciones.
La atención vocacional requiere mucho tiempo ayuda y calidad de personas, no cualquier persona puede ser dedicada al tema de la promoción vocacional, así como la vida de la espiritualidad del trabajo vocacional en toda la congregación. Es necesario tomar conciencia de esto.
Las principales decisiones de la congregación serán iluminadas y en otro momento determinadas por el factor vocacional. No es un elemento más a tomar en cuenta es un elemento determinante. De ésta depende la posibilidad de abrir o cerrar casas, de iniciar fundaciones en nuevos países o no... muchas cosas van implicadas.
La espiritualidad del trabajo vocacional se vive en primer término en el gobierno general, de ahí se debe transmitir al resto de la congregación.

Despertar en todas las religiosas la conciencia de que todas son responsables de la promoción vocacional

Todas han sido llamadas por Dios a vivir como religiosas de esta Congregación. A todas, Dios les ha dado vocación y el desarrollo normal de cualquier gracia es la promoción de la misma, y si hablamos de la gracia vocacional, hablamos de la promoción vocacional.

Es mi Congregación, sí, pero es también nuestra Congregación. Sus angustias son mis angustias y nuestras angustias, sus triunfos son mis triunfos y nuestros triunfos... Es un deber de amor a Dios, a la Iglesia y a la Congregación.

Mi ayuda, mi trabajo desde cualquier puesto es importante para el cultivo vocacional y mi oración y sacrificio es indispensable para arrancar de Dios el Don de las buenas y abundantes vocaciones. Es el fruto de oro en la vida de cualquier religiosa. Si consigo una vocación me multiplico en todos los sentidos.

Buscar las vocaciones, salir al encuentro y ayudar en el discernimiento vocacional a ejemplo de Cristo

Cristo a los discípulos de Emaús les salió al encuentro, al igual que a la Magdalena. A los discípulos de Emaús los va llevando desde la duda al convencimiento de su llamado, de su vocación, desde el abandono de la vocación a la entrega total. A María Magdalena la encuentra totalmente desolada desecha, sin fe en el resucitado, se había quedado con un Jesús muerta. La va llevando con gran delicadeza y le da el toque de gracia al llamarla por su nombre y María Magdalena se encuentra ahora plena de fe en el Jesús resucitado. Se convierte en el primer apóstol de la Resurrección.

Hay muchos jóvenes que no siguen el camino vocacional por no encontrar a una persona que los guíe debidamente. Cuantas veces hemos escuchado de un joven decir: “Esto es lo que vengo buscando hace mucho tiempo y hasta ahora que usted lo dice lo veo claro”.

El incumplimiento de esta responsabilidad clama al cielo. Salir al encuentro significa tener abierta el alma para buscar, encontrar y propiciar la reflexión vocacional. Dar pautas para que conozcan la voluntad de Dios en su vida. Organizarles actividades de encuentros vocacionales.

Ciertamente y sobre todo las congregaciones contemplativas esperan que las vocaciones se acerquen al convento, pero creo que una inmensa mayoría de congregaciones debemos lanzarnos a la búsqueda de las vocaciones.

En este apartado nos podemos encontrar persona con prejuicios y posturas de este tipo:

Dios es el que manda las vocaciones ¿Porqué buscarlas?, basta con pedírselo y ya.

Nunca lo hemos hecho así.

Es tener poca confianza en Dios, poca fe en Dios.

Dedicar exclusivamente a unas religiosas a esa empresa es hacer un derroche y dejar de realizar un trabajo indispensable. Para eso existen las promotoras. Todas son promotoras por derecho, existen unas por mandato de la obediencia.

No tenemos tiempo para hacerlo. El trabajo vocacional así concebido es de todo el día, es una conciencia adquirida.

Evidentemente debemos buscar argumentos válidos y de peso para ayudar a quienes pueden tener estos prejuicios respecto al trabajo vocacional.

Respeto a la decisión personal

Sabemos que la libertad es uno de los mayores dones con que Dios regaló al hombre. Nos quiere libres, nos ama libres. El ejemplo del joven rico del Evangelio es muy aleccionador. Cristo le dice ve, vende todo dáselo a los pobres y sígueme… no lo hizo, se dio la vuelta y se fue triste.

Cuando se trabaja con las vocaciones se ha de respetar la decisión de la joven y el paso de Dios en el alma. No somos nosotros los que damos la vocación, viene de Dios y es un misterio; a unos los llama a la primera hora, a otros a tercera ….El amor o es libre o no es amor.

Acompañar a las vocaciones

Nunca dejarlas solas, necesitan de un guía, de un amigo que les ayude a vencer los problemas de la propia vocación, de la familia, los embates del diablo del mundo, etc. Vale recordar el proceso de decisión de una vocación, sabiendo la necesidad de hacerse presente en cada paso y después también, hasta que la vocación madure y se fortifique:

La idea prende, es decir se insinúa la posibilidad de la llamada de Dios.
Surge cierta seguridad de tener vocación, hay signos más claros de la llamada.
Se combate, hay una lucha por el desprendimiento que implica, por no conocer en profundidad ni a Dios, ni la vida consagrada.
Se madura tanto a nivel personal, como la decisión de seguir a Dios, pues se conoce mejor lo que conlleva y se profundiza en la relación con Dios.
Se entrega a Dios con generosidad y totalidad.

Acompañar a una vocación es siempre ayudarla a discernir la voluntad de Dios en cada una de estas etapas, es acercarla a la vida sacramental principalmente a la Eucaristía y a la confesión, es disipar dudas alimentadas por el diablo, es enseñarla a orar, es ser su directora espiritual.

Acompañarla también es, desde luego, presentarle la propia vida religiosa, la forma de vivir, sin paliativos o descuentos.

Ejemplo de alegría, entrega y donación total

Tenemos que convencer con nuestro ejemplo de vida a las chicas de que en la vida religiosa se puede vivir feliz. Hacer ver claramente que no somos unas viudas frustradas, ni tampoco unas solteronas empedernidas. Que sea evidente que hemos encontrado la felicidad en nuestra vocación.

La alegría de darse sin medida.
La alegría de hacer el bien a los demás.
La alegría de ser esposas de Jesucristo.
La alegría de inmolarse, de sacrificarse por todos.

Claro, esto no se inventa. Se logra cuando la persona vive su vocación de forma coherente y su entrega es sin límites. Solo así su testimonio, sus palabras tendrán peso y su ejemplo invitará a la entrega.

Alimentarse del triunfo, no del fracaso

Este último apartado de la espiritualidad del trabajo vocacional es de suma importancia dada la dificultad del trabajo vocacional. El mundo, la sociedad, las jóvenes no ven con buenos ojos la vocación religiosa, y esto también en menor o mayor grado en el mundo católico.

Ser realistas y conocer el ambiente secularizado en el que se debe trabajar, que es una dificultad muy profunda del mundo actual que se presenta sin Dios, sin valores. Al mismo tiempo saber que no todas las chicas que se contacten van a ser llamadas a la vida consagrada, pero esto no impide que se les ayude a vivir su vocación cristiana con coherencia.

No podemos permitir el desánimo y un espíritu derrotista o amargo, debemos fomentar lo positivo y evitar lo negativo que a veces frustra y merma el trabajo. Vivimos de las promesas de Jesús y de su gracia y éstas no pueden fallar.

e) ¿Quiénes deben promover esta pastoral vocacional?

Hemos dicho que el gobierno de la congregación no puede perder de vista la prioridad que es la búsqueda de buenas y abundantes vocaciones. Por lo tanto en un primer lugar la responsabilidad vocacional recae sobre el gobierno general quien debe organizar el trabajo poniendo los medios más adecuados para una eficaz pastoral vocacional.

Será necesario actuar en varios campos, por un lado elegir y formar a las animadoras vocacionales de tal manera que cuenten con los medios para realizar esta misión trascendente, conozcan los criterios de la congregación respecto al discernimiento, pero sobre todo sean mujeres llenas de Dios y de celo por la salvación de las almas.

Otro campo importante es imbuir de la espiritualidad del trabajo vocacional, de la cultura vocacional cada una de las comunidades de la congregación para asegurar que todas y cada una, desde el puesto de trabajo que Dios les ha asignado son responsables de conseguir vocaciones. Algunas lo harán con la oración, otras ofreciendo su dolor y enfermedad, otras en la fidelidad a su vida consagrada, pero todas unidas por este mismo objetivo común.

Hay que tomar en cuenta también que es necesario disponer del tiempo y los medios materiales adecuados para realizar la labor vocacional. Cada animadora y cada religiosa deben analizar cuáles son las actividades apostólicas que más pueden dar frutos vocacionales. Investigar qué actividades organiza la diócesis o la parroquia para participar activamente.

Los laicos deben ser involucrados activamente en la pastoral vocacional. A las personas que colaboran en las obras de apostolado de la congregación hay que conscientizarlos de las necesidades de evangelización y misioneras de la Iglesia, darles a conocer el propio carisma para que puedan encauzar a las chicas que conozcan, e incluso a sus mismas hijas o parientes, para que disciernan la llamada de Dios a la vida consagrada.

Preguntas para la reflexión personal:

Encontrar los 10 puntos más importantes de nuestro propio carisma y explicarlos en el pleno.
Reflexionar sobre los primeros pasos del proceso que son conocer y entender-asimilar: ¿Cómo presentarlos? ¿Cuáles motivaciones se pueden ofrecer para vivirlos? ¿Peligros con los que nos podemos enfrentar respecto a estos puntos?
¿Cómo asegurar la constancia en la espiritualidad del trabajo vocacional o cultura vocacional de una congregación o comunidad, para que no se decaiga en el espíritu?



Bibliografía recomendada/ artículos de apoyo :

- Una cultura vocacional
Mensaje del Santo Padre con ocasión de la XXX Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones, 1993

- Nuevas vocaciones para una nueva Europa
La nueva evangelización debe reanunciar el sentido fuerte de la vida como "vocación".

- Carta del Papa Benedicto XVI en el congreso europeo de Pastoral Vocacional
Carta del Papa Benedicto XVI a los participantes en el congreso europeo de pastoral vocacional el pasado 4 de julio en el Vaticano.


Fuente
Marcela Lombard, Antonio Rivero, German Sánchez. Pastoral vocacional. Ediciones Paulinas (Lima y México)

Directora de editorial Paulinas de Lima







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