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Principales acusaciones protestantes
Como en todo trabajo apologético, nunca, jamás, el problema se centra en las personas que profesan estas doctrinas, sino en las ideas que dan nombre y agrupan estas denominaciones


Por: Catholic,net | Fuente: Catholic.net



Qué sostiene el "evangelismo" contemporáneo para atacar a la Fe Cristiana, las Sagradas Escrituras y la Iglesia

La generalidad de los escritos apologéticos se han concentrado, con particular lucidez y buena documentación, en los aspectos principales del Protestantismo. En efecto: su historia, circunstancias históricas, consecuencias religioso-políticas, doctrina de las principales sectas o sub-doctrinas, etc., son la tónica principal de estos documentos que muy pronto también incluiremos en nuestro sitio.

Sin embargo, la experiencia cotidiana de los fieles en el día de hoy clama por un diagrama simplificado de argumentos esgrimidos por ellos y las respuestas que fundamentalmente pueden oponerse.

Como en todo trabajo apologético, nunca, jamás, el problema se centra en las personas que profesan estas doctrinas, sino en las ideas que dan nombre y agrupan estas denominaciones.

Este es, por lo tanto, el primer primer trabajo que ponemos a disposición de nuestros lectores. Y, bajo esta premisa, resumiremos los argumentos "evangelistas", en el siguiente cuadro acusador:

"Sólo tenemos un intercesor que es Jesucristo y solo su palabra nos hará libres, por lo tanto no puede haber Papas, ni Vírgenes, ni imágenes, ni ídolos, sino solo Jesucristo"

Procediendo con el uso de la sana razón y de las mismas Sagradas Escrituras, que en verdad y auténticamente ellos aman y estudian tanto, procederemos a un análisis atento y cuidadoso de cada punto.

1) "Sólo tenemos un intercesor que es Jesucristo"

Hay dos maneras de ser mediador o intercesor.

La primera es: pagando la deuda que el ofensor tenía con el ofendido. En esto, únicamente Cristo es el Mediador porque Él murió para pagar nuestros pecados, y nadie más ha muerto por nuestros pecados. En este sentido Cristo es el único mediador.

Pero hay otra manera de ser mediador: y consiste en suplicar al ofendido que perdone al ofensor, y en rogar al Todopoderoso que envíe ayudas especiales al necesitado. Y en esta segunda forma los Santos si pueden ser mediadores: rogando a Dios por nosotros, para que nos libre de nuestros males y nos conceda los favores que necesitamos.

Para ilustrar lo que decimos, pondremos dos ejemplos bíblicos:

Cuando Dios se disgustó por los cuatro hombres que le habían inventado al Patriarca Job lo que él no había hecho, les dijo: "Mi siervo Job intercederá por vosotros y Yo le atenderé su petición para no trataros duramente como os merecéis" (Job 42,8) En este caso Job aparece como mediador entre los hombres y Dios, pero no para pagar las deudas que le tenían al Señor sino para rogar en favor de ellos. Y el Señor atendió su petición y los perdonó.

Moisés dice a Dios: "Perdona las maldades de este pueblo, según la grandeza de Tu misericordia" (Números 14,19) Y Dios le responde: "Los perdono conforme a tu súplica" Aquí aparece Moisés como mediador, no pagando los pecados de los otros (que eso solamente lo pudo hacer y lo hizo Jesucristo) sino rogando en favor de ellos.

Único mediador pagando es Cristo. Pero mediadores rogando, si pueden ser la Santísima Virgen María, los santos y lo podemos ser nosotros rogando en favor de los demás. Por eso el Congreso Internacional de Mariología reunido en Zaragoza en 1979 (con participación de muchos protestantes, católicos y ortodoxos) declaró: "Creemos que todo cristiano debe orar por los demás".

Los cristianos que ya han llegado a la perfección en la eternidad, ¿por qué no podrán orar por nosotros? Y María, la más perfecta de todas las personas cristianas, ¿por qué no podrá orar por nosotros?

Por eso dice el apóstol Santiago: "Por eso orad unos por otros para que seáis salvos" (Santiago 15,16)

2) "Y solo su palabra nos hará libres"

Recordamos primero que los Santos Evangelios nos advierten que: "Muchas cosas hizo Jesús, que, si se escribiesen una por una, creo que este mundo no podría contener los libros" (Juan 21, 25) Por eso delegó en Su Iglesia, gobernada por los Apóstoles (que conocían todo lo que dijo el Señor) la tarea de ir y predicar a todas las gentes la Buena Nueva, el Evangelio, que era la noticia que Dios nos había entregado a Su Hijo para que muriendo por nosotros tuviésemos vida eterna.

Por eso coincidimos en que Sólo La Verdad Nos Hará Libres, como es el lema de nuestro Sitio. La Verdad es una y miles sus consecuencias y aplicaciones. La segunda fuente de Revelación, aparte de las Sagradas Escrituras, es la Tradición, es decir, aquello que las personas más justas ante los ojos del Señor nos han enseñado, es la enseñanza vida de Dios entre los hombres.

Dios mismo les ha ido revelando en el tiempo muchas cosas que hoy por hoy son verdades para la gran mayoría de cristianos en el mundo. Un ejemplo son los libros que usted lee. El peso de 1500 años de tradición católica, el peso de Su autoridad, validó los libros que las distintas confesiones protestantes y evangelistas atesoran.

Jesucristo nos da un sólo mandamiento y es Amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a nosotros mismos. En eso se basa nuestra Fe. Su palabra nos da vida y la visión más perfecta de las cosas.

3) "Ni Papas"

Dice Jesús, Señor Nuestro: "Bienaventurado tú, Simón Bar Jona, porque no es la carne ni la sangre quien es te ha revelado, sino Mi Padre, que está en los cielos. Y yo te digo a ti que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré Yo Mi Iglesia, y las puertas del infierno no prevalecerán contra Ella"

Como habrá leído usted, éstos versículos han sido negados argumentando que puede dudarse de su autenticidad. Pero un estudio serio y profundo revela que nunca ha faltado en los códices y versiones antiguas. Por tanto su autenticidad crítica está sólidamente fundada y reconocida por muchas confesiones cristianas.

Sabemos por Juan 1,42 que Jesús había cambiado misteriosamente el nombre de Simón en Pedro (Kefas) cuando éste se le presentó por primera vez. El Evangelista no da explicación de este sorprendente cambio. Es en Mateo 16,18 donde se da la razón de ello.

Cristo, al verlo por primera vez, le destinaba ya para ser el fundamento de Su Iglesia y ahora lo declara solemnemente. En la comunidad primitiva cristiana se le llamará Cephas, palabra aramea (Kefas), que significa "piedra", aludiendo a su misión de piedra angular de la Iglesia.

En efecto, Cristo declara que el edificio de Su Iglesia (que en versículo 19 se identifica con el "Reino de los Cielos") se asentará sobre la persona de Pedro como sobre "roca" inconmovible, de tal forma que las "puertas del Infierno no prevalecerán contra Ella"; es decir, el poder del mal.

Este poder y autoridad pasó de San Pedro al próximo Papa, y así a través de los 264 pontífices ha llegado hasta nosotros. Por lo tanto, es lógico suponer que Cristo no ha querido, a la muerte de San Pedro, dejar sin una piedra angular a sus hijos. Creemos, en cambio, que desobedecer este mandato o ignorarlo es, de alguna manera, no seguir a Cristo y desconocer las Escrituras.

4) "Ni Vírgenes"

Jesucristo necesitó de María Santísima para que Lo formara en su vientre, Lo trajera al mundo, Lo alimentara con sus pechos, lo cuidara en sus primeros años, lo enseñara y educara como toda madre a su hijito. Jesucristo necesitó de la Virgen María, nosotros, orgullosos, ¿vamos a decir que no necesitamos de Ella?

Los apóstoles necesitaron de la Virgen María. Ella los acompañaba y consolaba en sus reuniones después de la Pasión. La Sagrada Biblia dice que: "los apóstoles se reunían a orar con María, la Madre de Jesús" (Hechos 1,14) Y podemos estar seguros de que la honraban y consultaban como a la más buena de las madres y a la más sabia de las consejeras.

Jesús mismo le dio esa importancia. Durante 30 de sus 33 años sobre la tierra le rindió los honores que el más obediente de los hijos puede ofrecer a la más venerada de las madres. Si Cristo le ha dado tanta honra, y si en el Cielo sigue teniendo las mismas cualidades que Él tenía en la tierra y por lo tanto sigue siendo el mejor Hijo que ha existido y como tal sigue honrando infinitamente a Su Madre Santísima, ¿por qué los seguidores de Jesús no podremos venerarla y honrarla de manera semejante a como lo hace Él?

¿Una anécdota curiosa? Hace poco un obispo protestante alemán afirmaba: "Muchos protestantes se niegan a rendirle honores a la Madre de Jesucristo, no porque no estén convencidos de que deberían hacerlo, sino sólo y únicamente porque le tienen antipatía a lo que enseñan los católicos"

Toda persona le puede pedir a Dios favores para otros, con cuánta mayor razón le podrá pedir favores para nosotros Ella que durante 33 años acompañó y ayudó con tan inmenso amor al Hijo de Dios en la tierra. Ya sabemos que en las bodas de Caná, María intercedió a favor de dos recién casados y obtuvo que Jesús hiciera Su primer milagro (San Juan 2) Ahora Ella sigue rogando a Su Hijo por nosotros y Cristo sigue haciendo milagros a favor de las personas por quienes Su Madre le ruega.

5) "Ni imágenes ni ídolos"

Los católicos veneramos a las imágenes y a los santos, porque se merecen un verdadero respeto. Las imágenes nos traen ideas religiosas muy provechosas. Por ejemplo al mirar la imágen de Cristo crucificado, recordamos lo mucho que Él sufrió por nosotros, y nos sentimos movidos a amarlo más, a confiar más en Él, y a portarnos de una manera digna de un discípulo suyo.

Cuando vemos una imágen de las benditas almas del Purgatorio, recordamos los seres difuntos, y sentimos el deseo de orar por ellos, para que descansen de las penas que merecieron por sus pecados, según nos pide el Espíritu Santo en las Sagradas Escrituras y a semejanza de los Macabeos.

Al ver una imágen de la Madre de Dios o de un santo, nos viene a la memoria que tenemos en el cielo a alguien que nos ayuda, nos defiende y nos pide que llevemos una vida más santa, etc.

Por otra parte, es común tener en casa el retrato de los padres y mirarlo con respeto. También en las plazas y en los edificios patrios hay estatuas de grandes héroes a los que se les colocan coronas de flores, y eso está bien.

En los libros se publican retratos de grandes personajes para que los lectores los amen y los admiren y eso a nadie le parece mal. Y los católicos no les estamos diciendo a todas esas personas que ellos adoran imágenes porque sabemos que lo que hacen es venerar (o sea, recordar con gran respeto) a esas personas.








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