400 respuestas a preguntas sobre la doctrina católica (44)
Por: P. Jorge Loring | Fuente: Catholic.net // Editorial Spiritus Media

342. AMOR EXTRAMATRIMONIAL
Soy argentina, tengo 28 años, y un amigo me ha hablado mucho sobre usted diciéndome que tal vez pueda darme un valioso consejo, que necesito mucho en este momento de mi vida.
Ésta que le contaré es una historia de amor. Nos conocimos en un salón de chat; como se conoce a tantas personas. A lo largo de meses cultivamos una amistad maravillosa. Y siempre decimos que nos devolvimos la vida el uno al otro. A medida que nos fuimos conociendo, nos fuimos enamorando. Mostrándonos las almas y los corazones, descubrimos que estamos hechos el uno a la medida del otro. A miles de kilómetros de distancia, somos capaces de presentirnos, de saber si el otro está bien o mal, alegre o triste…, y es tan grande el poder que tenemos uno sobre el otro que somos capaces de desterrar cualquier tristeza o preocupación en cuestión de minutos con sólo dos o tres palabras. Juntos aprendimos el verdadero sentido del amor, y lo estamos viviendo así; quizás por primera vez en la vida.
Sentimos que se nos llena el corazón de alegría cuando el otro está feliz y eso es lo que más nos importa y nos ocupa: hacer feliz al otro. Nos damos lo mejor. Nos desvivimos por provocar el bienestar uno del otro. ¡Mi meta es verlo feliz! ¡Lo amo!
Ahora, Padre, se imaginará que si nuestra historia fuera fácil, no estaría tan necesitada de un consejo. Así que paso a contarle, la parte triste…
Ambos estamos casados. Yo me casé con mi novio de la adolescencia, después de muchos años de noviazgo. A él le pasó igual. Yo no tengo niños, él sí.
Mi marido es un hombre muy bueno; también la mujer de él. Los queremos mucho. Les damos lo mejor de nosotros, nos damos fuerza el uno al otro para llevar adelante nuestros matrimonios. No somos plenamente felices con ellos. Pero somos incapaces de lastimarlos.
Cuando estoy con mi marido, cierro los ojos, lo abrazo con todas mis fuerzas y me imagino que lo estoy abrazando a él. Beso a mi marido imaginando su boca; le acaricio las manos con toda la ternura del mundo como si fueran las manos de él. Él hace cosas similares con su mujer.
Y no me diga Padre que nos olvidemos uno al otro, ni que nos alejemos… Ya lo intentamos y fue imposible… Casi todos los días nos juramos estar ¡¡¡juntos para siempre!!!
Justamente él es el hombre con el que siempre soñé, un hombre que creí que no existía; y yo soy la mujer hecha a su medida. Cada uno es lo que necesita el otro.
Le repito, somos incapaces de lastimar a quienes nos rodean. Somos fieles a nuestros respectivos con el cuerpo…, aunque, a veces pienso que en realidad los estamos engañando con el alma.
Queremos hacer lo correcto: cumplir el juramento que hicimos frente al altar; seguir unidos en matrimonio hasta que la muerte nos separe; no conocernos personalmente, para dejar las cosas como están.
Me pregunto, y le pregunto a usted, si es correcto lo que estamos haciendo. Intentar hacer felices a las personas que queremos. Aferrarnos a sus brazos soñando que son los nuestros. Escurrirnos de ellos con excusas desesperadas para poder chatear, escribirnos mails, hablar por teléfono.
Por favor, denos su consejo. ¿Está bien lo que estamos haciendo? Queremos ser buenos para que Dios nos bendiga. Poder amarnos para el resto de nuestras vidas. ¡Nuestros corazones llenos de amor! ¡Locos de amor!
Enamorados y desorientados le agradecen infinitamente que nos haya escuchado y esperamos pronto recibir su consejo. Sabemos que usted conoce mucho de la vida, de Dios y del mundo. Por eso confiamos plenamente en su opinión.
He leído tu larga carta dos veces para percatarme bien de tu situación. Pero no puedo aprobarla. Un enamoramiento extramatrimonial es algo que ocurre con alguna frecuencia. Pero las cosas no son buenas por ser frecuentes. Tienen una moralidad objetiva. Las personas casadas no pueden permitirse amores extramatrimoniales. Ni siquiera de pensamiento.
Por eso, cuando abrazas a tu marido no puedes pensar en el otro. Tu amor debe dirigirse a tu marido exclusivamente. Y que tu marido no sospeche que piensas en el otro, pues sería la ruina de tu matrimonio. Y como dices muy bien, no queréis arruinar vuestros respectivos matrimonios.
Y como para apagar un fuego hay que dejar de echarle leña, opino que no debéis hablar por teléfono. Ni siquiera comunicaros por Internet. Por mucho que esto os cueste, peor sería que trascienda vuestro amor extramatrimonial. Dijo Cristo que "si tu ojo te escandaliza, arráncatelo...".
Y este amor extramatrimonial pone en peligro vuestra salvación eterna. Pídele a Dios que te ayude a cortar de golpe, porque querer hacerlo poco a poco puede ser una ilusión para seguir igual. A veces Dios nos pone en situaciones difíciles para que le demostremos nuestra fidelidad sobre todas las cosas. Pero nunca nos pone sobre los hombros una cruz superior a nuestras fuerzas.
Quiere que pongamos de nuestra parte y Él nos ayuda todo lo que haga falta. Pido a Dios que ayude tu buena voluntad.
343. INFIDELIDAD MATRIMONIAL
He cometido un grave error. No sé cómo, pero me he enamorado de un muchacho más joven que yo, y varias veces he sido infiel a mi esposo. No vivo tranquila. Navegando por Internet he tropezado con usted y se me ha ocurrido pedirle ayuda.
Gracias por acudir a mí en busca de ayuda. Realmente hubiera sido mejor buscar un sacerdote que lo tengas más cerca; pero si no lo encuentras, aquí estoy yo para ayudarte. Comprendo perfectamente tu estado de ánimo, pues has cometido una equivocación importante. Pero tu situación tiene solución. No eres la primera, ni serás la última, que tiene que salir de una situación similar.
La solución es costosa, pero necesaria. Dijo Jesucristo que si por culpa de un ojo te vas a ir al infierno, es preferible sacarte ese ojo que condenarte con los dos ojos. Aplícalo a ese amor intruso que se ha colado en tu vida. Por mucho que te cueste cortarlo, el tiempo hará cicatrizar la herida. Y cuanto más tardes en cortar, más te costará. Y si no cortas, te condenarás eternamente.
Ánimo pues, y pide a Dios que te ayude a dar este paso, pues cuando se pide a Dios una cosa necesaria para la salvación, la eficacia de la oración es infalible. Pero pon de tu mano todo lo que tengas que hacer, pues aunque la ayuda de Dios es muy importante, nuestra colaboración es indispensable: Dios no ayuda al que no pone de su parte.
344. ADULTERIO
La conocí en mi oficina, era una muchacha con unos años menos que yo; y sin ser una belleza, no era fea; y además con una bonita figura, simpática, y muy atractiva. Yo la admiraba porque también era muy eficiente en su trabajo. Nunca pasó por mi mente el tener algo que ver con ella. Adicionalmente, nunca había sido infiel a mi esposa, quizá porque siempre he sido del tipo hogareño.
Sin embargo las circunstancias se dieron cuando las cosas del trabajo cambiaron, y lo que pareció un resbalón accidental de ella, que ahora pienso no fue tan accidental, nos obligó a afianzarnos uno al otro. De ahí en adelante se abalanzaron ciertas ideas en mi mente que poco a poco se fueron haciendo realidad, hasta que un día, cegados por la locura, ni yo ni ella nos detuvimos.
Desconozco si anteriormente ella ya había hecho lo mismo. Cuando acudí a confesarme el sacerdote estaba bastante triste por lo sucedido, y claro, me hizo comprometerme a que ya no la seguiría viendo. De veras que lo intenté haciendo trámites para que alguno de los dos fuese trasladado profesionalmente. En lugar de cambiarnos, por las nuevas condiciones de trabajo, se nos dieron mayores facilidades de estar juntos.
Por entonces investigué un poco, y supe que ella se veía también con otra persona, en mis ausencias. Hablé con ella para decirle que no nos veríamos más.
Para mi sorpresa no lo aceptó, al contrario, prometió dejar al otro y expuso muchas razones; me dejé convencer. No estaba enamorado de ella, ni siquiera sé cómo llamarlo, creo que estaba enredado. De manera que verla y tratarla, en mi interior se desgarraba mi mente y mi espíritu. Ahora no sé qué decirme a mí mismo en mis propias tribulaciones, que no son pocas.
Estoy bastante seguro si digo que no pasa un día sin que me acuerde de esa decisión, y me lamente, y me lo recrimine, y pida perdón a Nuestro Señor. La relación actual con mi esposa nunca fue peor; y aunque mis hijos me siguen respetando y escuchando, sé que ahora lo hacen por lo que les enseñamos antes.
Cómo lamento que ya no tenga yo la capacidad de dar consejos. Cómo añoro esa tranquilidad interior que me hacía sentir tan bien aún en las situaciones más difíciles. Cómo me duele haber tenido y perdido esa paz interior que me hacía sentir y gozar la intensidad de la vida y del amor. ¡Creo que estoy describiendo la pérdida de la gracia!
Esto equivale a perder una parte del corazón y de la existencia. Y lo peor, ¡aún no encuentro cómo reparar ese daño! Todo tiene su precio, ¡lo sabía! Y ahora ya lo estoy comprobando. Tenía el Cielo en la tierra y lo perdí.
Esta carta anónima la recibí por Internet el 3 de julio del 2001. Conozco varios casos similares como el que describe este señor.
345. ADULTERIO DE UN FAMILIAR
Bueno Padre me da mucho gusto saludarlo. He visto muchos programas de usted por televisión. Me digno ser católica. Siento amar mucho a Dios. Espero me entienda y me pueda contestar o darme buenos consejos como usted los sabe dar. Con frecuencia fallo a mi Misa dominical, a veces es por cansancio, otras por flojera o no sé qué es. Todos los días hago oración, estoy en comunicación con Él. Uno de mis hermanos tiene una amante. Mi pregunta es: ¿En qué me afecta a mí, que él cometa ese adulterio? Su esposa me dice que también me abarca a mí su pecado.
Gracias por su elogio de mis intervenciones en la televisión. Hace usted bien en rezar mucho. Pero la asistencia a la Misa dominical es obligatoria. No se debe dejar a no ser por imposibilidad. Creo que debe usted organizarse mejor, y señalar un tiempo para la Misa.
En la conducta de su hermano usted no tiene responsabilidad, a no ser que le apoye. Lo único que usted puede hacer es dejarle muy claro que usted no aprueba su conducta. Pero no le puede forzar a que cambie. Lo que sí puede, y debe hacer, es rezar por él para que el Señor le toque el corazón y se decida a cambiar de vida.
346. ADÚLTERA NO ARREPENTIDA
Estimado Padre: Mi marido padece depresión. En un momento en que mi relación con mi marido estaba muy mala, tuve la oportunidad de encontrarme con un amigo. Ha cambiado mi vida, me ha rejuvenecido, me ha hecho valorarme como mujer. He sido adúltera, y no me arrepiento. Me he alejado de la Iglesia. No estoy tranquila por el daño que le estoy haciendo a mi marido. Pienso también que él se lo ha buscado. Es una persona muy negativa. Padre, no sé si puede entender mi situación. Ojalá pueda ayudarme.
Entiendo muy bien tu situación, pero tengo que decirte que te has equivocado.
El que no te arrepientas de tu adulterio es muy grave, pues sin arrepentimiento no hay perdón de Dios; y si mueres sin arrepentirte, te condenarás eternamente. Esto será para ti el fracaso definitivo, y eternamente te repetirás "ME HE EQUIVOCADO". Así te lo avisa Jesucristo. El que estés a gusto con ese hombre, también lo comprendo, pues tu marido te ha hecho sufrir tanto. Pero es tu marido, con él te casaste, le prometiste fidelidad hasta la muerte, y debes cumplir tu promesa.
Comprendo que es muy duro convivir con esa persona enferma, pero esto pasa en la vida. No podemos huir de la cruz que el Señor nos pone sobre los hombros. Cada uno debe aceptar la suya. Pero tenemos la seguridad de que Dios nos ayuda a llevarla, pues a nadie le pone una cruz superior a sus fuerzas. Por eso creo una equivocación que te apartes de Dios. En Él está tu apoyo y tu esperanza.
Deseo de corazón que te acerques a Él para enderezar tu vida.
347. ESPOSA INAGUANTABLE
Padre, necesito su ayuda, tengo problemas con mi matrimonio que está a punto de destruirse y yo no quiero. Mi esposa tiene un carácter demasiado fuerte, ella siempre me está vigilando, me maldice, me pone apodos, me desea la muerte e imagínese usted como me trata, padre. Yo tengo dos niños con ella. Llevamos siete años de casados. Padre me siento mal. Dígame usted qué puedo hacer.
Comprendo tu triste situación, y te felicito por no querer romper tu matrimonio. La única solución es tu santificación. ¡¡¡Aguantar, aguantar y aguantar!!! Suponte que ella hubiera quedado paralítica en un accidente, tendrías que aguantarla. Me dirás que lo tuyo es peor. De acuerdo, pero la solución es la misma: aguantar hasta la muerte. Quizás podría ayudarla a corregirse alguna persona (sacerdote o médico) que la aconseje. Pero si ella no cambia, siempre habrá que terminar aguantando.
Pero no se puede descartar la posibilidad de una separación.
348. SEPARACIÓN MATRIMONIAL
Estimado Padre Loring: Me dirijo a usted porque estoy desesperado. Desde hace unos meses estoy pasando una racha muy mala en mi matrimonio, llevamos casados más de veintidós años y creo que la monotonía y la falta de tiempo para nosotros por motivos laborales esta mellando nuestra relación, por lo que me estoy planteando seriamente la separación. Tenemos cuatro hijos de 20, 19, 17, 15 años, y si no lo he hecho antes ha sido por ellos. La verdad es que a mi mujer la quiero más que a mi vida y le puedo asegurar que no ha habido infidelidades por ninguna parte. Necesito que me ayude, que me oriente y que me aconseje. Se lo pido de corazón, Padre. Sin otro particular reciba un cordial saludo de este hermano en fe con Cristo.
Mi consejo es claro: No te separes. Si tu matrimonio se ha roto, ¡¡¡arréglalo!!!
Si lo abandonaste, ¡¡¡recupéralo!!! Pero no deshagas lo que has construido con amor. Pero la separación, aunque no sea aconsejable, puede ser lícita.
349. ANULACIONES DE MATRIMONIOS DE FAMOSOS
Tengo en el trabajo unos compañeros que atacan a la Iglesia siempre que pueden. Una de las ocasiones se ha presentado con estas bodas por la Iglesia de personas famosas que habían estado casadas anteriormente. La acusan de que anula matrimonios por dinero. ¿Cómo responderles? Gracias.
Es cierto que los medios de comunicación airean los matrimonios de famosos que han conseguido la nulidad del matrimonio anterior. También es cierto que estas nulidades cuestan dinero, pues hay personas que se dedican a eso, y viven de eso. Pero no es cierto que se consigan sólo por dinero. Si no hay razones, no hay nulidad. Y si hay razones, hay nulidad aunque no haya dinero.
Según datos del vicariato de Madrid, el 30 por ciento de las declaraciones de nulidad son gratuitas. Y de paso quiero advertir que no es correcto decir que la Iglesia anula matrimonios. La Iglesia no los anula, sino que declara que el matrimonio fue nulo, que no es lo mismo.
En la celebración de un matrimonio puede haber existido un impedimento que lo hace nulo. Si esto se demuestra, la Iglesia declara que no hubo tal matrimonio, y los supuestos cónyuges quedan en libertad para casarse de nuevo.
Uno de estos impedimentos es la coacción. Nadie puede ir coaccionado al matrimonio. Tiene que ir libremente. Si se demuestra que hubo coacción, ese matrimonio fue nulo.
También es posible que en el juicio se engañe, y se jure en falso. Eso es problema del que jura en falso. Ante Dios las cosas siguen igual. Pero la Iglesia tiene que juzgar con los datos que se le dan. Por lo tanto ya sabes: Ni se declaran nulos matrimonios sólo por dinero, ni se dejan de declarar nulos, si hay razones para ello, aunque no haya dinero.
350. NOVIO DIVORCIADO
Hola Padre. He seguido algunos de sus programas y admiro su gran vehemencia para tratar las cosas de Dios, pero justo ahora me asalta una gran duda, que le quiero plantear: ¿Es malo dudar de los preceptos de la Iglesia Católica, en cuanto a la indisolubilidad del matrimonio? Si en el Antiguo Testamento los hombres podían repudiar a las mujeres por adulteras, ¿por qué el adulterio no es causa de nulidad de matrimonios católicos? Si Dios en su infinita misericordia perdona todos los pecados, ¿por qué una persona que escogió mal su pareja debe condenarse si se divorcia y rehace su vida con la persona adecuada? Le agradezco su amable colaboración para despejar estas inquietudes.
Me alegra que te gusten mis intervenciones en la EWTN. Las tengo todas disponibles en DVD. Comprendo todas tus preguntas. El Nuevo Testamento ha actualizado el Antiguo, y cosas del Antiguo ya no rigen, como la circuncisión. Y Jesucristo dijo que el casado que se va con otra es un adúltero. La Iglesia es fiel a la doctrina de Jesucristo. Mientras no se haya conseguido la nulidad y se hayan casado sacramentalmente, no pueden tener vida sexual. Esa relación no puede pasar de amistad. Esto es indiscutible, por encima de cualquier otra consideración. La equivocación del primer matrimonio y la posibilidad de rehacer la vida no justifica el adulterio, que es pecado mortal.
351. VIVIR EN MATRIMONIO CON UN DIVORCIADO
Tengo una familia maravillosa. Cuatro lindos hijos y un marido que me quiere. Pero tengo un problema: él es divorciado y casado por la Iglesia. No ha podido obtener la anulación de su anterior matrimonio. Somos muy felices, pero tenemos una espinita. Los dos somos católicos y nos gustaría comulgar cuando vamos a Misa. Por favor, denos una solución.
Vivir matrimonialmente sin estar casados por la Iglesia es muy grave.
Si os queréis tanto que no podéis separaros, la única solución para vivir en gracia de Dios es vivir castamente. Por difícil que parezca, es posible con la gracia de Dios. Y este sacrificio merece la pena antes que vivir en pecado mortal con riesgo de condenación eterna. Buscad un sacerdote amable que os ayude.
352. CASADOS VIVIENDO COMO HERMANOS
Buenas tardes: No sé si usted me pueda ayudar, ya que no sé a quién dirigirme para una orientación. Por eso es que me acerco a usted, Padre. Mi problema, es éste: Yo soy una persona de 34 años y tengo dos hijos. Hace como cinco años me divorcié y volví a rehacer mi vida con otra persona de la cual me enamoré perdidamente. Hemos intentado desde hace un año tener un bebé, que es nuestra mayor ilusión. Empezamos a intentarlo, pero pasaba el tiempo y nada. Yo tenía toda la seguridad que era yo, pero hace un mes le mandaron unos estudios a mi esposo, y resulta que el problema es de él.
Le pido su ayuda para que me diga cómo ayudarlo. Por favor, dígame cómo lo hago. Nosotros asistimos a Misa todos los domingos, pero no comulgamos porque no estamos casados por la Iglesia. Aunque pensamos hacerlo. Tengo miedo que él se deprima. ¿Cómo lo ayudo?
El que tu marido sea estéril no es para deprimirse. Hay muchos hombres así y viven con naturalidad. Lo mismo que las mujeres que no pueden tener hijos.
Lo que es más serio es lo de vivir matrimonialmente sin estar casados por la Iglesia. Si os queréis tanto que no podéis separaros, la única solución para vivir en gracia de Dios es vivir castamente. Por difícil que parezca, es posible con la gracia de Dios. Y este sacrificio merece la pena antes que vivir en pecado mortal con riesgo de condenación eterna.

Los anteriores artículos de esta serie los puedes encontrar haciendo click AQUI.
Para conocer más sobre el P. Jorge Loring pueden visitar su sitio web: JORGE LORING
Para descargar, en formato pdf, los libros escritos por el P. Jorge Loring ingresar a: JORGE LORING - LIBROS
Si aún no estás inscrito a estos boletines puedes hacerlo a través de este enlace: SUSCRÍBETE (selecciona ¡Ser discípulos! Aprende a defender tu fe).
Si deseas regalar este servicio a un amigo o difundirlo a más personas, puedes hacerlo a través del siguiente enlace: Regala boletines ¡Ser Discípulos! Aprende a defender tu fe
Si tienes sugerencia de temas -sobre sectas o apologética- en los cuales deseas que se profundice, escribe a Sugerencias
Si te gusta nuestro material, SUSCRÍBETE y entérate de nuestras novedades:
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |





















