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Virtudes y valores

Cómo enseñar la gratitud a los hijos
La familia es a quien le corresponde sembrar la semilla de la gratitud desde las primeras edades de los hijos y continuar el proceso a lo largo de su crecimiento.


Por: Catholic.net |



Al educar a los hijos en el valor de la gratitud, se les brinda una pieza clave para la construcción de su madurez, además lleva consigo otras enseñanzas como el esfuerzo, la humildad, la reciprocidad, el respeto, la generosidad, la laboriosidad.

El agradecimiento, además de ser una muestra de buena educación y respeto, proporciona felicidad, capacidad de goce y asombro, algo primordial en el ser humano. Por eso decimos que la gratitud abre los ojos, el corazón y la conciencia, puesto que por más insignificante que algo parezca, esta virtud lo engrandece y lo llena de gozo. Quien no agradece lo que es, lo que recibe y lo que tiene, vive amargado e instatisfecho, anhelando aquello que no ha podido lograr.

La gratitud se aprende en la familia

La familia es a quien le corresponde sembrar la semilla de la gratitud desde las primeras edades de los hijos y continuar el proceso a lo largo de su crecimiento.

Los padres han de proponerse que sus hijos vivan el agradecimiento como una actitud habitual, tanto en el trato con los demás, así como con la vida misma y con quien la hizo posible. De igual modo, es importante enseñarles a agradecer los alimentos que reciben, la posibilidad de estudiar, de tener una familia, de compartir con otros, de aprender…; en fin, tantas y tantas cosas que por momentos se nos vuelven invisibles a la vista y damos por hecho que nos pertenecen.



De esta forma los hijos crean conciencia de que el mundo no está rendido a sus pies en espera que ellos pronuncien su petición, sino que las cosas que se obtienen merecen un valor y un agradecimiento.

 

¿Por qué nos interesa fomentar la virtud de la gratitud?

¨ Porque es una virtud muy difícil de encontrar en el mundo y por lo mismo infinitamente valiosa; nos permite disfrutar y vivir con alegría y gozo quienes somos y lo que tenemos y recibimos.
¨ Porque es la virtud que nos ayuda a hacer felices a los demás sin sacrificios ni grandes esfuerzos. Un gracias y una sonrisa puede cambiar el día de quien lo recibe.
¨ Porque así el niño experimentará que al dar las gracias la paz interior crece y los sentimientos más nobles se refuerzan.
¨ Porque el niño experimentará que la gratitud lleva a otros sentimientos humanos: paz, cordialidad, reciprocidad. Comprenderá que la gratitud lleva a la convivencia humana más grata y pacífica, porque implica humildad y la capacidad de darnos a los demás.
¨ Porque el niño descubrirá que la gratitud surge de la costumbre de fijarnos siempre en lo bueno y lo transformará en un hábito en su vida. Quienes no tienen nada que agradecer es porque solamente se fijan en lo malo.
¨ Porque el niño adquirirá la costumbre de dar gracias por lo que tiene y no lamentarse por lo que no es o le gustaría tener.
¨ Porque el niño comprenderá que el agradecimiento conduce a buscar los medios necesarios para lograr nuestras metas.
¨ Porque el niño vivirá el agradecimiento que nos lleva a dejar de lamentarnos y a descubrir las necesidades de los demás, poniendo nuestros dones a su servicio.
¨ Porque el niño se dará cuenta que la falta de gratitud permite y produce sentimientos de infelicidad ante lo que no tenemos o somos, y que, según nosotros, merecemos. Y al vivir la gratitud eliminará de su vida esta posible fuente de tristeza e infelicidad.
¨ Porque el niño experimentará en el ser agradecido la posibilidad de disfrutar mayormente de las cosas y vivir más tranquilo.
¨ Porque el niño asumirá que la manera de ser agradecido por la vida que se nos ha dado es vivirla plenamente y feliz, ya que para ello hemos sido creados.
¨ Porque el niño comprenderá que la gratitud implica hacer buen uso de los dones recibidos, sin desperdiciarlos ni usarlos mal; y por lo tanto, que debe buscar hacerlos crecer, desarrollarlos y ponerlos al servicio de los demás,
¨ Porque el niño aprenderá que la gratitud es una actitud que surge de lo más profundo de la persona. No se puede fingir o disimular.
¨ Porque el niño valorará los momentos de felicidad, de alegría espontánea y sencilla y vivirá atento a descubrirlos, disfrutarlos y provocarlos en sus relaciones con los demás.
¨ Porque el niño descubrirá que la gratitud se debe expresar con palabras, gestos, acciones y actitudes a todos aquellos que por tenerlos cerca nos olvidamos de agradecerles lo que hacen por nosotros, o bien a las personas que nos prestan servicios que pueden pasar inadvertidos. Y vivirá la gratitud en la familia, con los amigos y con todos aquellos que le rodean.
¨ Porque el niño comprenderá que debe saber recibir con alegría lo que se le da y a agradecer la generosidad del que se lo da.
¨ Porque la vivencia de esta virtud llevará al niño a agradecer a sus padres el don de la vida, el don del amor y de una familia, y a trabajar el día de mañana por construir una familia en donde se viva el agradecimiento de manera habietual.
¨ Porque el niño al agradecer el don de sí mismo, se aceptará y crecerá en la confianza y en la seguridad personal, fuente de serenidad y felicidad interior.


Vivir la gratitud

¨ Fijarse en las cosas buenas y en lo bueno de las personas.
¨ Reconocer todo lo bueno que tenemos y somos, y poner todo lo que está de nuestra parte para ser mejores.
¨ No lamentarnos por lo que no tenemos o no somos sino poner los medios para lograr lo que nos proponemos.
¨ Fijarnos siempre en las necesidades de los demás y poner nuestros dones a su servicio.
¨ Desarrollar al máximo nuestros dones para ser felices y hacer felices a los demás.
¨ Cuidar los dones recibidos. No desperdiciarlos ni usarlos mal.
¨ Saber disfrutar de las cosas y situaciones de nuestra vida. Sobre todo de lo más sencillo.
¨ Saber ser felices con los dones que se nos presentan de forma sencilla y gratuita.
¨ Pensar en los otros antes que en nosotros y saber decir “gracias”.
¨ Saber dar las gracias y demostrar mi agradecimiento con palabras, gestos y acciones, sobre todo a los que tengo más cerca.
¨ Saber dar y demostrar agradecimiento a los que nos hacen un servicio callado.
¨ Recibir con alegría, haciendo sentir bien y feliz al que nos da.
¨ Reconocer los pequeños detalles de servicio y donación de los demás: padres, maestros, hermanos, compañeros, etc.
¨ Valorar los sacrificios y esfuerzos que hacen quienes me amam para darme todo lo que necesito.
¨ No exigir otras cosas, sino agradecer aquello que se nos ofrece.

Lo que facilita la vivencia de esta virtud

¨ La humildad que nos lleva a reconocer lo que somos y lo que hemos recibido de manera gratuita, y a tomar conciencia del puesto que ocupamos frente a Dios y los hombres. La humildad nos ayuda a reconocer todo lo que hemos recibido. El humilde es una persona agradecida con Dios y con las demás personas.
¨ Amabilidad, bondad, cordialidad.
¨ Generosidad
¨ Disponibilidad, solidaridad. Nos hacen darnos a los demás.
¨ Magnanimidad. Alma grande que nos hace darnos a los demás.
¨ Tolerancia, porque el ser agradecidos también nos hace perdonar.
¨ La sencillez que permite disfrutarlo todo sin crearse exigencias y necesidades superfluas.
¨ Un corazón abierto a los demás para descubrir en todo momento sus dones y entrega.

Lo que dificulta la vivencia de esta virtud

¨ El ambiente egoísta en que nos movemos nos lleva a sentirnos merecedores de todo, por ello nos sentimos con el derecho de exigir sin dar nada a cambio ni agradecer por lo que se nos da.
¨ El egoísmo que nos hace sentir que merecemos todo sin agradecimiento y que nos hace pensar sólo en nosotros y en nuestras “necesidades” sin dar atención a lo que estamos recibiendo..
¨ La soberbia. El soberbio espera recibir mientras que el humilde da y agradece.
¨ La falta de pureza de intención, que nos hace buscar el agradecimiento de los demás y no dar el nuestro.
¨ La dureza de corazón ante la grandeza de lo pequeño. Quien tiene un corazón duro no reconoce los dones que recibe ni el amor que se le demuestra.
¨ El materialismo y consumismo que nos impide disfrutar y agradecer lo que tenemos, y nos empuja a buscar siempre más.
¨ La ambición que nos lleva a no estar satisfechos, contentos o agradecidos con lo que tenemos.

Cómo promover la gratitud en casa

Las siguientes son algunas ideas que promueven la virtud de la gratitud en el hogar. No hay que olvidar que son aplicables a todos los miembros de la familia, no sólo a los chicos, pues el ejemplo de los padres es un elemento básico para el aprendizaje de valores.



  • Fijarse en las cosas buenas que suceden, así como en las fortalezas de las personas.
  • Percatarse de las necesidades que pasan otras personas y poner los propios dones a su servicio.
  • Saber disfrutar de las cosas y situaciones de nuestra vida, sobre todo de lo más sencillo.
  • Valorar los sacrificios y esfuerzos que hacen los demás para darnos lo que necesitamos.
  • No exigir otras cosas, sino agradecer aquello que se nos ofrece.
  • Dar siempre las gracias en compañía de una sonrisa, aunque sea por cosas aparentemente pequeñas y sin importancia.
  • Cuidar de las cosas que se nos han sido regaladas, mantenerlas en orden, hacer un uso apropiado de éstas y compartirlas con quien las necesite.
  • Volver una costumbre, el ofrecer detalles entre hermanos, padres e hijos.
  • En la noche, agradecer los dones recibidos a lo largo del día y en la mañana siguiente, agradecer por el nuevo día y ofrecer vivirlo de la mejor manera.
  • Nunca quejarse o lamentarse por lo que no se tiene.
  • Disfrutar de las actividades que se realizan en familia.

Para promover la virtud de la gratitud en la escuela

1. Dar siempre las gracias por todo con una sonrisa, aunque sea por cosas aparentemente pequeñas y sin importancia.
2. Cuidar de mi colegio. No maltratar las bancas, material, plantas, etcétera.
3. Cuidar de mis útiles escolares manteniéndolos en orden, dándoles buen uso y compartiéndolos con quien los necesite.
4. Agradecer a mis amigos y maestros con gestos y acciones. Acostumbrarme a tener detalles con los demás: un dulce, una nota, etcétera.
5. Agradecer todos juntos por la mañana el nuevo día y ofrecer aprovecharlo bien.
6. Agradecer al final del día por los dones recibidos, y pedir ayuda para desarrollarlos al máximo.
7. Nunca quejarse o lamentarse por lo que no se tiene.
8. Dar las gracias y ayudar a quien nos ayuda.
9. Aprovechar al máximo el don de la escuela, estudiando con esmero y dedicación.
10. Compartir los dones que recibo en la escuela, enseñando al que no sabe.

Nuestro Señor Jesucristo, aprecia mucho la gratitud y en el Evangelio de San Lucas nos pone un ejemplo:

«De camino hacia Jerusalén, Jesús pasaba entre Samaria y Galilea. Al entrar en una aldea vinieron a su encuentro diez leprosos, que se detuvieron a distancia y comenzaron a gritar: “Jesús, maestro, ten piedad de nosotros.” Él, al verlos, les dijo: “Vayan a presentarse a los sacerdotes.” Y mientras iban de camino quedaron limpios. Uno de ellos, al verse curado, volvió alabando a Dios en alta voz, y se postró a los pies de Jesús dándole gracias. Era un samaritano. Jesús preguntó: “¿No quedaron limpios los diez? ¿dónde están los otros nueve? ¿tan sólo ha vuelto a dar gracias a Dios este extranjero?” Y le dijo: “Levántate, vete; tu fe te ha salvado.”» Lc 17, 11-19.

“Lo que habéis recibido gratis, dadlo gratis.”

 

Para reflexión personal

1. ¿He formado en mí el hábito del agradecimiento?¿Soy agradecido con Dios?¿considero los dones físicos que me ha dado gratuitamente?¿Me parece lo más normal que los tenga?¿Los talentos en el orden intelectual que tengo los considero como algo recibido, se los agradezco también a Dios?¿Agradezco de manera especial a dios mi creación, redención, la Iglesia y los sacramentos?¿También agradezco la familia que tengo que me ha hecho nacer y todas las circunstancias que me ha permitido vivir en compañía de mis seres queridos?
2. ¿Acostumbro a agradecer a Dios los peligros de los que me ha librado de todo orden. Físicos y espirituales? ¿Cómo manifiesto esta gratitud? ¿Con puras palabras? ¿O con un reconocimiento sincero de su soberanía en mí, siguiendo siempre la voluntad de Dios?
3. ¿El amor propio herido, la vanidad, el miedo a perder mi imagen, me hace olvidar los beneficios recibidos?
4. ¿Agradezco sinceramente cuando alguien me hace un favor, un servicio? ¿Aún en lo más mínimo? ¿O considero que no es importante pues son servicios que se me deben?
5. ¿Se aceptar con sencillez los favores de los demás? ¿Creo que me basto a mi mismo?
6. ¿Soy agradecido con mis padres? ¿Cómo lo demuestro?
7. ¿Al llegar del término de un viaje, después de estar con una persona que me ha hecho un servicio, se agradecer los favores que me ha ofrecido? ¿Cómo agradezco?
8. ¿Tengo suficiente delicadeza de alma para considerar como favor todo cuanto se me hace y agradecer por ello?
9. ¿Fomento en mi vida el agradecimiento como una de las virtudes más hermosas del cristiano?
10. ¿Digo siempre la verdad?¿Miento para salvar mi imagen?
11. ¿Vivo en la verdad? ¿en la realidad de mi situación personal, de la familia, del trabajo, de la sociedad? ¿En estos ambientes soy coherente a mis principios y valores?
12. ¿Mi relación con los demás depende del servicio o utilidad que aporten a mis intereses personales? ¿Aparento amabilidad para ganar favores?¿Valoro a los demás por lo que me puedan ser útiles?

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