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Casarse "de mentiritas"
No existen los matrimonios “diet” ni los “light”


Por: Adrián Pérez Navarro | Fuente: Catholic.net



Y de pretextos para divorciarse tenemos lleno el anecdotario. Por tonterías se han divorciado tantos y tantos en nuestro alocado planeta.

Y las cosas van mal tanto cuando hay hijos como cuando no los hay. Existe un cierto consuelo en algunos que creyendo que, porque son jóvenes y no han tenido hijos no habrá tanto problema al divorciarse. ¡Como si el matrimonio fuera comprarse un auto nuevo! Lo que rompes ahí es la vivencia misma del amor. Lo que fracasa allí no es un hombre o una mujer, eres tú mismo y tu amor como donación total al otro. Se quiebra todo. Volverás a encontrarte con otro, pero el corazón estará hecho trizas.

Y cuando hay hijos, parece no haber ojos que vean la angustia de esos pequeños seres que han sido tan atormentados en su mismo retoñar a la vida, por los mismos que debían enseñarle que amar es amar con totalidad.

Los que han nacido del amor, ¡tener que soportar el tormento de ver a los seres que más aman apartándose por mezquinos sentimientos!

Habrá casos en que sea insoportable vivir con el otro cónyuge y que el bien propio y de los hijos los lleve a la separación. Pero esto no quiere decir sí al divorcio ni a un nuevo matrimonio. Habrá casos en que se anule el matrimonio porque en realidad nunca existió. Pero son casos excepcionales o deberían serlo.



Cuando comienza el planteamiento del divorcio, simple y llanamente estamos concibiendo de entrada al matrimonio como una solución fácil y barata a nuestros egoístas sentimientos, sentimientos que pueden ser saciados por un momento. Hoy me siento agusto con ésta, mañana la cambio por otra. Hoy logro realizarme con éste, mañana, quién sabe. Es como decirle en la cara al otro que decimos amar: “si, te amo, pero no te lo creas tanto, porque me puedo aburrir de ti”.

Creo que nadie se ha casado ni se casaría en estos términos. Nadie piensa casarse por una temporada para luego descorazonarse masoquistamente. Ninguno piensa en la felicidad como en raquíticas bolsas de papas fritas que hoy se compran y mañana se tiran a la basura. Nadie invertirá la materia de su amor, de precio eterno, en una empresa de tiempo limitado para luego dejarse destrozar así a las tontas y locas.

No existen los matrimonios “diet” ni los “light” en los escaparates de las municipalidades. Y menos para los cristianos que tengan la desfachatez de casarse por la Iglesia pensando en el matrimonio como algo temporal. Con Dios no se “hace la finta”(finge). Ni tampoco con tu esposo o esposa.

Aceptar el divorcio como algo factible, es como darle un puñetazo a tu cónyuge y a tus hijos. No hay que “dietizar” el matrimonio, ni siquiera rebajarlo con un poquitín de agua.

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