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La nulidad matrimonial no significa la disolución del matrimonio
Significa que, por alguna razón previa a la celebración del matrimonio, no hubo matrimonio verdadero


Por: Monseñor Héctor Aguer | Fuente: aica.org



El arzobispo de La Plata, monseñor Héctor Aguer, explicó que la nulidad matrimonial no significa la disolución del matrimonio. Lo dijo en su columna semanal del programa Claves para un Mundo Mejor que se emite por Canal 9 de televisión, donde explicó detenidamente que "existen los procesos para declarar la nulidad del matrimonio" y que ahora el papa Francisco quiere "mejorar ese proceso, sobre todo acelerarlo para que una persona que duda acerca de si está casado válidamente o no, no deba esperar 20 años para resolverlo".

"Los procesos hasta ahora se desarrollaban así: hay una primera instancia en el tribunal diocesano o interdiocesano; luego una segunda instancia nacional, las dos sentencias tienen que coincidir. Si uno dice sí y el otro dice no o viceversa hay una tercera instancia que es Roma, la Sacra Rota Romana. Todo eso demora bastante tiempo pero, claro, asegura la seriedad del proceso, porque la Iglesia quiere mostrar también que lo que está en juego es el Sacramento del Matrimonio. ¿Hubo sacramento del matrimonio o no?", comentó.

"El Papa suprimió la segunda instancia, a no ser que haya apelación por parte del defensor del vínculo o de alguna de las partes. Lo que el Papa quiere es que estos procedimientos sean más rápidos".

El prelado platense explicó que "declarar la nulidad del matrimonio significa decir que, por alguna razón previa a la celebración del matrimonio, no hubo matrimonio verdadero. Existen causales de distinto tipo, por ejemplo, defecto de consentimiento, no aceptar que se casan para toda la vida, exclusión de la prole, etc.".

"Si las condiciones previas al matrimonio no son las que corresponden no hay matrimonio por más que repitan el "sí quiero, sí quiero". Lo dicen con la lengua pero no convencidos. Claro que hay que probar que no hubo matrimonio y para eso está ese proceso que se llama proceso de nulidad matrimonial".



Monseñor Aguer recalcó que "las causales son siempre anteriores. No es que la Iglesia disuelve el matrimonio que se hizo aunque así lo entendieron algunos periodistas insinuando que ahora la Iglesia va por la segunda vuelta; ya no hay un casamiento sino que puede haber dos o tres. No es así: la nulidad matrimonial no significa la disolución del matrimonio; eso sería lo mismo que el divorcio. Y no es así. Ocurren esos casos de nulidad y, desgraciadamente, creo que ocurren con alguna frecuencia. La cuestión es demostrarlo. Pienso que muchos jóvenes no están preparados para casarse, no tienen idea de lo que es el matrimonio".

"Últimamente -continuó el arzobispo- insisto en que cuando hablamos de vocación no debemos pensar solamente en la vocación de cura o de monja, sino que tenemos que hablar también de la vocación al matrimonio cristiano. Tenemos que preparar a los niños, a los adolescentes y a los jóvenes para el matrimonio cristiano. Que sepan lo que significa el sacramento del matrimonio que es una cosa bellísima porque la unión del varón y la mujer cristianos es una imagen de la unión de Cristo con la Iglesia. Por eso es algo santo el matrimonio y por eso la Iglesia lo trata con tanto cuidado".

"Conclusión: no confundamos la declaración de nulidad matrimonial con la disolución del matrimonio, con el divorcio. La Iglesia tiene como principio intangible la indisolubilidad del matrimonio. El matrimonio no se disuelve. Lo que puede ocurrir es que la Iglesia diga "no hubo matrimonio" y para eso está el proceso de nulidad matrimonial; obviamente –lo repito- las causas tienen que ser anteriores a la celebración del matrimonio".

"Espero -dijo finalmente monseñor Aguer- que se haya entendido bien. Es preciso aclarar ciertas cosas, porque actualmente todo es una confusión. Se mezcla todo y, además, como la gente miente que da miedo, las estadísticas mienten que da miedo. Con este tema de hoy existe una gran confusión: la Iglesia sigue sosteniendo el principio de la indisolubilidad del matrimonio, tal como Jesús lo enseña en el Evangelio. No es un invento de los curas sino un invento de Dios, porque Dios, al principio, los creó varón y mujer y dijo: "dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne y que el hombre no separe lo que Dios ha unido".

Martes 29 Sep 2015



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