Introducción (1a. parte)
2. Conocer a María.
Por: San Luis María Grignion de Montfort | Fuente: www.mercaba.org
MARÍA NO ES SUFICIENTEMENTE CONOCIDA
10. Es, por tanto, justo y necesario repetir con los santos: DE MARIA NUNQUAM SATIS. María no ha sido aún alabada, ensalzada, honrada y servida como se debe. Merece aún mejores alabanzas, respeto, amor y servicio.
11. Debemos decir también con el Espíritu Santo: "Toda la gloria de la Hija del rey está en su interior". Como si toda la gloria exterior que el cielo y la tierra le rinden a porfía, fuera nada en comparación con la que recibe interiormente de su Creador y que es desconocida a creaturas insignificantes, incapaces de penetrar el secreto de los secretos del Rey.
12. Debemos también exclamar con el Apóstol: "El ojo no ha visto, el oído no ha oído, a nadie se le ocurrió pensar..." las bellezas, grandezas y excelencias de María, milagro de los milagros de la gracia, de la naturaleza y de la gloria. "Si quieres comprender a la Madre dice un santo trata de comprender al Hijo. Pues Ella es digna Madre de Dios"
¡Enmudezca aquí toda lengua!
HAY QUE CONOCER MEJOR A MARIA.
13. El corazón me ha dictado cuanto acabo de escribir con alegría particular para demostrar que la excelsa María ha permanecido hasta ahora desconocida y que ésta es una de las razones de que Jesucristo no sea todavía conocido como debe serlo. De suerte que si el conocimiento y reinado de Jesucristo han de dilatarse en el mundo como ciertamente sucederá esto acontecerá como consecuencia necesaria del conocimiento y reinado de la Santísima. Virgen, quien lo trajo al mundo la primera vez y lo hará resplandecer, la segunda.