Confianza, garantía de la veracidad
Por: P. Arnaldo Alvarado | Fuente: Catholic.net
Vamos por la ciudad y encontramos puertas cerradas, rejas, barrotes o de lo contrario agente de seguridad y bien armados. Prácticamente todo cerrado. Es curioso lo único que está abierto es la Iglesia, además de par en par.
¿Por qué cerramos la puerta? La palabra clave es la confianza. Hemos perdido la confianza. Ya dudamos de todo. La zozobra recae sobre muchas personas, instituciones y sobre sus ofertas. Estamos realmente desconfiados de todo.
Cuando encontramos confianza recién abrimos nuestras puertas y nos abrimos a nosotros mismos. Sólo se da confianza cuando se expresa la verdad y la justicia. Tiene que pasar el tiempo y demostrar que ofrece algo bueno y conveniente. Pero debe demostrarlo, mientras tanto las cosas no salen.
En la familia mientras no hay confianza todo queda hermético. Esa cerrazón se llama egoísmo. El egoísta sólo piensa en sí mismo, para él no existe otras personas. Se cierran los papás y ya no encuentran tiempo para sus hijos; se cierra los hijos y ya no encuentra un corazón grande en sus papás.
¿Qué podemos hacer para generar confianza? En primer lugar la sinceridad; luego la justicia en las palabras y las cosas; lealtad y perseverancia. Confía en Dios, confía en las personas que te puedan ayudar y confía en ti mismo.
P. Arnaldo Alvarado
SSJ-IESPPSJ