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La denuncia es positiva cuando no oculta el Evangelio

Excesos en la crítica. La prudencia es una virtud.
No podemos dejar de denunciar todo lo que va contra Cristo, el Evangelio y la Iglesia, pero a veces centramos todo en la crítica y además, la utilizamos de forma totalmente negativa. Esto termina por insensibilizar y crear indiferencia.


Por: Néstor Mora Núñez | Fuente: Néstor Mora Núñez



El Señor fue duro y contundente en sus denuncias. No dejó pasar la ocasión para señalar todo lo que era caduco y permitía esconderse a quienes buscaban su beneficio personal dentro de la sociedad judía de su tiempo. Las complicidades y la hipocresía centraban esta denuncia del Señor, porque son las dos actitudes que mayor mal generan en las comunidades humanas. Ambas provienen de la envidia y el egoísmo, por lo que tenemos que ser muy cuidadosos a la hora de detectar si se nos cuelan en nuestra vida de fe.

La denuncia profética es imprescindible, pero cuidado cuando se hace la dueña de la situación y no deja espacio al Evangelio. Los seres humanos tenemos tendencia a centrarnos en los aspectos negativos, ya que son los que producen más cohesión social. Esto lo podemos ver en los comportamientos de la sociedad, ya que las manifestaciones rara vez se realizan para proponer en positivo. Casi siempre se centran en una protesta y cuando más nos enoje el tema, más probable es que apoyemos la causa. En el lado contrario, si se nos propone participar en una propuesta positiva, somos más perezosos y pasivos en nuestra respuesta.  Cuando la denuncia sobrepasa un prudente límite, quienes nos escuchan se insensibilizan y empiezan a generar rechazo hacia el mensaje de denuncia. Esto se hace más evidente cuando la denuncia se centra siempre en una persona, institución, grupo o comunidad,dentro de la Iglesia.

El Evangelio es una buena noticia. Una noticia que nos llena de esperanza. Una esperanza que llena y motiva nuestro ser hasta lo más profundo del alma. Cristo mismo nos dijo que: "Porque no envió Dios á su Hijo al mundo, para que condene al mundo, mas para que el mundo sea salvo por Él" (Jn 3, 17), lo que no conlleva callarnos y convertirnos en complices pasivos de la iniquidad:  "Les digo que si éstos se callan, las piedras gritarán." (Lc 19, 40). ¿Dónde podemos encontrar la justa proporción entre la denuncia y la propuesta positiva del Evangelio? La podemos encontrar en una virtud: la prudencia. Esta es la clave de bóveda que permite que el peso de la estructura se equilibre con los espacios abiertos de su interior. Cristo mismo nos dijo que Él es la Clave de Bóveda (Mc 21, 42), porque es el Logos, el Verbo encarnado de Dios. Ante Él toda rodilla se doble y todo corazón contrito se llena.

Resumiendo: ¿Denuncia profética? Toda la que sea necesaria, pero que nunca esconda el Evangelio. ¿Crítica? Siempre constructiva de forma que no se evidencie ningún atisbo de odio o de malicia. Caridad y sentido positivo. ¿Claridad? Buscar que el mensaje sea claro y que siempre muestre la salida positiva y plenificadora a lo que denunciamos (Cristo). Así hacemos presente a Dios en nuestro mensaje. Hacer esto no es sencillo cuando estamos requemados y hasta carbonizados internante, por ello antes de nada hay que buscar la paz y limpieza de corazón necesaria para hacer presente al Señor en todo lo que comuniquemos. Este desafío nos lleva a dar supremacía a la Gracia y por lo tanto, a la oración y los sacramentos. Que estos sean las herramientas que nos limpien por dentro y nos hagan transparentes a la Voluntad de Dios. 

Pueden encontrarme, si así lo que deseen en mi cuenta de twitter: @NestorMN son bienvenidos!!

 







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