Aurelio María (Bienvenido) Villalón Acebrón, Beato
Por: Cristina Huete García | Fuente: hagiopedia.blogspot.com
Lasallista Mártir
Martirologio Romano: En Almería, de la región española de Andalucía, beato Aurelio María (Bienvenido) Villalón Acebrón, Hermano de las Escuelas Cristianas de La Salle y mártir, fusilado en odio a la Iglesia († 1936).
Fecha de beatificación: 10 de octubre de 1993 por el Papa Juan Pablo II
Lista del grupo de mártires: Hermano Edmigio (Isidoro Primo Rodríguez), Hermano Amalio (Justo Zariquiegui Mendoza), Hermano Valerio Bernardo (Marciano Herrero Martínez), Hermano Teodomiro Joaquín (Adrián Sáiz Sáiz), Hermano Evencio Ricardo (Eusebio Alonso Uyarra), Hermano Aurelio María (Bienvenido Villalón Acebrón), Hermano José Cecilio (Bonifacio Rodríguez González), todos ellos hermanos de las Escuelas Cristianas de La Salle.
La lista es completada por Mons. Diego Ventaja Milán, obispo de Almería, y Mons. Manuel Medina Olmos, obispo de Gaudix.
Bienvenido Villalón Acebrón nació en Zafra de Záncara, Cuenca en el seno de una familia de labradores. Perdió a sus padres de pequeño y fue recogido por un tío suyo. Profesó en los religiosos de las Escuelas Cristianas de Bujedo en 1903 y terminó su noviciado en 1906, tomando el nombre de hermano Aurelio María. Su apostolado educador se inició en Lorca, Murcia en 1908, y luego trabajo con entusiasmo en Gijón (donde fundó la Academia y el Centro Pedagógico). Pasa luego a Aviles, donde está hasta 1915 que es destinado al colegio Maravillas, de Madrid, haciendo en 1918 la profesión perpetua y permaneciendo en este colegio hasta 1927, en que es destinado al colegio de Nuestra Señora del Carmen, de Melilla, donde es subdirector y donde coincide con futuros compañeros de martirio. Generoso, alegre y muy responsable, fue designado director del colegio de San Miguel de Cádiz y en 1933 al colegio de Almería. Siempre fue un religioso sencillo, observante y cumplidor de sus votos y de las reglas.
Cuando supo el martirio de los hermanos de Turón en 1934 dijo a sus hermanos: “¡Qué dicha la nuestra si pudiéramos verter nuestra sangre por tan elevado ideal, la educación cristiana! Redoblemos nuestro fervor de educadores religiosos y así nos haremos dignos de tal honor”. Murió con un disparo en la nuca en Almería el 13 de septiembre de 1936. El papa Juan Pablo II lo beatificó en Roma el 10 de octubre de 1993 con el grupo de los «Mártires de Almería».