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Reflexión del evangelio de la misa del Miércoles 22 de Febrero de 2017

Tú eres Pedro y yo te daré las llaves del Reino de los cielos.
Si creemos en Cristo como el único mesías, tendrá sentido la misión de la Iglesia Católica.


Por: Mons. Enrique Diaz, Obispo Coadjutor de la Diócesis de San Cristobal de las Casas |



La Cátedra del Apóstol San Pedro

 

1 Pedro 5,1-4: “Me dirijo a ustedes como pastor y testigo de los sufrimientos de Cristo”

Salmo 22 “El Señor es mi pastor, nada me faltará”

San Mateo 16,13-19: “Tú eres Pedro y yo te daré las llaves del Reino de los cielos”



 

En el pasaje que escuchamos este día está centrada toda la razón  de ser de nuestra Iglesia: una profesión de fe en Cristo como el Mesías, el Hijo de Dios vivo. Si creemos en Cristo como el único Mesías, el que recoge todas las esperanzas no sólo del pueblo de Israel, sino las esperanzas de todos los pueblos en busca de una vida plena, tendrá sentido la misión de la Iglesia Católica.

 

Si nos dejamos llevar por lo que dicen las gentes, por lo que opinan los pregoneros de una religión fácil, si manipulamos el evangelio de Jesús, entonces no tiene sentido la profesión de fe. Hoy celebramos la Cátedra de San Pedro, y quizás para algunos sea como un orgullo y una ostentación querer poner a Pedro, y con él a Roma, como el único testigo fiel y como el centro de todos los discípulos de Jesús. Pero los verdaderos católicos tendremos que mirar si estamos siendo fieles a esa confesión y a esa herencia que ha dejado Jesús: buscar la unidad de una sola iglesia, bajo un solo pastor, testigo de los sufrimientos de Jesús.

 



Es lo que nos insiste ahora el Papa Francisco, que busca retornemos a la fuente del Evangelio. Los hermanos protestantes se han separado buscando su verdad, pero después han acomodado el Evangelio a la necesidad e interés de cada una de sus denominaciones. Son nuestros hermanos y buscan vivir, quizás a su modo, el Evangelio. Los católicos tendremos que vivir el mensaje de Jesús del mismo modo que Jesús lo vivía: con sencillez, desde los pobres, con apertura a todos los pueblos y con espíritu de servicio. La profesión de Pedro es un símbolo de toda la fe de una comunidad que luchaba por ser fiel a las enseñanzas de su maestro.

 

Que hoy también cada uno de nosotros responda primeramente de una manera individual, pero también comunitaria, qué decimos de Jesús. Nuestro mundo no quiere ni gritos, ni condenas, quiere evangelio que se haga vida, que se haga alegría, que se transforme en esperanza. Sólo así creerán en nuestra profesión de fe.

 







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