En su mensaje dirigido a los Movimientos Populares reunidos en Modesto, California, el Papa Francisco dijo que “la humanidad vive un giro histórico”, a la vez que señaló que el paradigma actual es la tiranía del dios dinero que lastima la dignidad humana y nuestra casa común.

Destacó, sin embargo, que en la actuación de estos movimientos populares se definirá el curso que tome este giro histórico. Advirtió que “el peligro es negar al prójimo, y así, sin darnos cuenta, negar su humanidad, nuestra humanidad, negarnos a nosotros mismos, y negar el más importante mandamiento de Jesús. Esa es deshumanización”.

Y ante la pregunta de quién es mi prójimo, Jesús responde con la parábola del Buen Samaritano, de aquel que sintió compasión, de aquel que en ese tiempo era considerado impuro, que fue ante la persona asaltada y golpeada, quien actuó con “verdadera misericordia”, no siguió de largo, sino que lo atendió.

El Papa profundizó diciendo que las heridas que provoca el sistema que tiene al centro al dinero han sido “criminalmente desatendidas. En la sociedad globalizada existe un estilo elegante de mirar hacia otro lado”, pero sin tocar al otro y sin hacer “nada sistemático para sanar esas heridas sociales”. Señaló que no debemos clasificar a la gente entre quienes son mi prójimo y quienes no lo son; más bien, siempre podemos hacernos prójimo del necesitado, si en el corazón tenemos compasión, la “capacidad de sufrir con el otro”.

Por otro lado, subrayó el problema del calentamiento global y llamó a no caer “en el negacionismo”. Dijo saber que la ciencia puede no siempre ser neutral, pero que también son conocidas las consecuencias de desoír a la ciencia, así como a la voz de la naturaleza. El Santo Padre pide que actuemos porque “el tiempo se agota”.

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Finalmente recalcó que no existen pueblos criminales, ni religiones terroristas; “ningún pueblo es criminal o narcotraficante o violento […] hay personas fundamentalistas y violentas en todos los pueblos y religiones. […] Enfrentando el terror con amor, trabajamos por la paz”. Pidió encarnar la oración de la paz de San Francisco de Asís.