Novena a San José Gabriel del Rosario Brochero
Por: n/a | Fuente: radiomaria.org.ar
Oración para rezar cada día de la novena:
Señor, de Quien procede todo don perfecto: Tú dispusiste que San José Gabriel del Rosario fuese pastor y guía de una porción de tu Iglesia, y lo esclareciste por su celo misionero, su predicación evangélica y una vida pobre y entregada; te suplicamos que por su intercesión alcancemos la gracia que humildemente te pedimos… (pedir gracias). Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén. (Padre Nuestro, Ave María y Gloria).
Día Primero: BROCHERO, HOMBRE DE FE
“La vida la vivo en la fe en el Hijo de Dios, que me amó y se entregó por mí”. (Gál. 2, 20)
BROCHERO:
Dice Jeremías 15-16: “Cuando se presentaban tus palabras, yo las devoraba. Tus palabras eran mi gozo y la alegría de mi corazón”. La fe del Cura Brochero creció porque él cultivó, a lo largo de toda su vida, un profundo y vivo amor a la Palabra de Dios y fue constante en su simple fidelidad de oración de cada día.
LECTURA:
Brochero fue un hombre de fe. Vivió gozosamente el Misterio cristiano. Y vivió la alegría de su Sacerdocio. Solamente así se puede entender su vida y su ministerio sacerdotal. Gracias a su fe, “enamorado” del Señor y sus feligreses (“amorosos”, los llama en una de sus cartas), su entrega fue total, permanente y alegre. Su vida de fe se nutrió de los Ejercicios Espirituales de San Ignacio, la Misa diaria, aún en sus largos viajes, y en su pieza de enfermo, su Rosario, el Breviario que llevaba a la cintura, según testigos, y que rezaba
diariamente. “Vivía según la fe”, anota un testigo. De ahí su caridad pastoral y su muerte en cruz. En ella encontró sostén y fortaleza en su larga enfermedad y, gracias a ella, él pudo decir antes de morir: “Yo me fío de la Misericordia de Dios”.
REFLEXIÓN:
Sin una fe así, como donación personal a Cristo y, al mismo tiempo, heroica, hubiera sido imposible llevar a cabo toda la obra que cumplió. (No hubiera sido un “Instrumento” apto…). Y supo inculcar, además, como viejo “doctrinero” y tesonero “catequista”, a sus fieles, ese espíritu de Fe, que aún perdura, extendiéndose a toda su Provincia y a la Argentina.
OREMOS A DIOS PADRE
Todos: Concédenos, Señor.
• Esa Fe, Don de Dios, pero que el Cura Brochero alimentaba con la Palabra meditada y la simple fidelidad de oración de cada día.
• Esa Fe del Cura Brochero, con sus Santos Ejercicios, su catequesis serrana y su caridad heroica.
• El Señor manifieste gloriosamente, en medio de la Iglesia, la humilde santidad de este su Enviado, que fue fiel y, a su modo, quedó como algo firme en medio de nuestras Sierras, como una luz para anunciar el camino de Dios a sus hermanos.
OREMOS:
Señor, de Quien procede todo don perfecto: Tú dispusiste que José Gabriel del Rosario fuese pastor y guía de una porción de tu Iglesia, y lo esclareciste por su celo misionero, su predicación evangélica y una vida pobre y entregada; te suplicamos que completes tu obra, glorificando a tu Siervo con la corona de los Santos. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén. (Padre Nuestro, Ave María y Gloria).
Día Segundo: BROCHERO: BUEN AMIGO DE TODOS
“Yo los llamo amigos” (Jn. 15, 15).
BROCHERO:
“Amigo mío: lo he de tratar como siempre, dándole el dulce título de amigo, porque lo soy, y lo seré siempre, amigo de Usted”. (Carta 24-2-1878).
LECTURA:
El Cura Brochero tenía un corazón sensible, equilibrado. Cultivó los valores de la amistad como una virtud. A sus feligreses (y a todos en general) los llamaba “mis amigos”. Y eran amigos suyos el cura vecino, el Presidente de la República, Doña Recalde (Panaholma).
En sus cartas envía saludos muy cariñosos a los servidores y empleados de las casas. Se interesa por todos y por todo. Cuidó sus amigos. Les abrió el corazón. Escribió cartas e hizo un largo viaje a los Llanos (La Rioja, San Juan) para salvar a Santos Guayama. Brochero escribe que las gentes llaman a este hombre un “hombre malo”, “para mí fue un manso cordero y muy buen amigo”. Lo visita con peligro de su vida. Para que lo reciba bien le envía un santo Cristo, una medalla y una fotografía suya, para que al llegar lo reconozcan los amigos de Guayama. Le pagó sus deudas. Le buscó trabajo. Se ingenió para conseguirle el indulto. “Lloró su muerte”.
REFLEXIÓN:
Nunca buscó amigos por interés. Sino porque tenía un corazón bueno. Tampoco los corrió “con la Cruz y el agua bendita”, porque colaboraban en “sus obras benéficas”.
OREMOS A DIOS PADRE:
Todos: Ayúdanos, Señor.
• A querer a todos como amigos, como lo vivió virtuosamente el Cura Brochero.
• A buscar para todos el bien espiritual y una vida más digna, como lo hizo él en sus largos años de Párroco.
• A entregar nuestra vida (“los años más hermosos de mi vida”, como escribió Brochero) cumpliendo así el Evangelio: “No hay amor más grande que dar la vida por los amigos”.
OREMOS:
Señor, de Quien procede todo don perfecto:... (Ver oración del Día Primero)
Día Tercero: BROCHERO: PASTOR LLENO DE FORTALEZA
“Yo los elegí a ustedes para que vayan y den fruto y ese fruto sea duradero”. (Jn. 15, 16).
BROCHERO:
“… Yo me felicitaría si Dios me saca de este planeta, sentado confesando, o explicando el Evangelio”.
LECTURA:
Uno de los rasgos más notables del “corazón” sacerdotal de este Venerable Siervo de Dios es la Fortaleza, que comprende dos actos: emprender y aguantar. A los dos los vivió, creemos, heroicamente, a lo largo de toda su vida apostólica. Ordenado sacerdote el 4 de noviembre de 1866, se desempeñó, en la ciudad de Córdoba, como Director de Coro del Cabildo Eclesiástico y Director de Estudios del Seminario.
Pero su Fortaleza se mostró en la atención a los enfermos de cólera, que ocasionó unos 4.000 muertos en pocos meses. Un escritor, no creyente, pero muy amigo del Cura, escribió en 1885, una breve vida de Brochero. En ella dice: “Este ha sido uno de los períodos más ejemplares, más peligrosos, fatigantes y heroicos de su vida”.
Igualmente, en la aceptación de su nombramiento al frente de una inmensa Parroquia, situada detrás de las Sierras Grandes, en donde “gasté -anota Brochero en una carta- los años más hermosos de mi vida”. Podría haber quedado en la Ciudad, ocupando cargos más cómodos y en consonancia con las altas notas obtenidas en la Universidad y su título de Maestro en Filosofía que le confirió la misma Casa de estudios.
Durante casi cuarenta años, vivió pobre, pudiendo ser rico, entregándose a su misión sin reservas, en el amor y el servicio de Dios y sus feligreses.
REFLEXIÓN:
Debemos dejar todo, como los Apóstoles, cuando el Señor nos llama a cumplir una Misión en la Iglesia, en el mundo, hoy.
OREMOS A DIOS PADRE:
Todos: Concédenos, Señor.
• Llevar a cabo, sin desfallecer, todo lo que descubramos como querido por Dios en favor de nuestros hermanos.
• Como lo hizo Brochero, estar siempre dispuestos a hacer el bien, sin retroceder ante las dificultades. Como lo hizo el Cura Brochero.
• Que nuestros gestos de fortaleza, como los del Cura Brochero, tengan como finalidad, llevar los hombres a Dios, dispuestos a perder la vida si fuese necesario.
OREMOS:
Señor, de Quien procede todo don perfecto:... (Ver oración del Día Primero)
Día Cuarto: BROCHERO:,SU PREDILECCÍON POR LAS MÁS POBRES
“Felices los que tienen alma de pobres, porque a ellos pertenece el Reino de los Cielos”. (Mt. 5, 3)
BROCHERO:
“Para ir yo a tu casa necesito dos cosas: primera, que las [Hermanas] Esclavas me prestasen todos los elementos para decir Misa en mi pieza y segunda adquirir unos cuantos pesos -o que tu me ayudes con algunos- para atender las necesidades de los pobres que irán a pedirme que los surta” (Carta del día 13-11-1911 a su hermana Aurora, quien lo invita a vivir con ella en Villa del Tránsito).
LECTURA:
Los destinatarios preferidos de Brochero son aquellos que sufren más necesidad, los más pobres. Su trabajo pastoral se orientó preferentemente a ellos.
En este sentido, escribía a su Obispo: “… en este mes y el de julio, me iré, como las golondrinas, a Santiago del Estero, buscando calor, y daré Ejercicios a los pobres de allí”. (Por su enfermedad y su vejez sufría mucho el frío intenso de Traslasierra). También en su pastoral carcelaria, de 1898 a 1902, en la ciudad de Córdoba, los privilegiados entre los presos serán los más pobres.
El Cura piensa en las necesidades de cada uno de los hombres, que tiene a su lado, con nombre y apellido. Por ejemplo, escribe: “Yo pensaba dejar de capataz al mismo capataz de Dn. Crecencio (Aguirre) para cuidar de las cabras. Primero, porque cuidando los dos grupitos de cabras, le daría más cuenta al pobre capataz”. (Es decir, ganaría más).
REFLEXIÓN:
“En la tarde de la vida, seremos juzgados en el Amor”. (San Juan de la Cruz). (Pausa).
OREMOS A DIOS PADRE:
Todos: Concédenos, Señor.
• Amar a los pobres, mirando el “rostro” y el nombre de cada uno, como lo hacía el Cura Brochero.
• Servir a los pobres con el «corazón» sacerdotal del Cura Brochero.
• Ser apóstoles pobres al servicio de los pobres, como el Cura Brochero.
OREMOS:
Señor, de Quien procede todo don perfecto:... (Ver oración del Día Primero)
Día Quinto: BROCHERO, APÓSTOL DE LOS EJERCICIOS ESPIRITUALES
“Padre, hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo”. (Mt. 6, 10)
BROCHERO:
“Cristo lavó mis pecados en su sangre…”, decía Brochero y esto es lo que siempre recordaba en su corazón cuando pensaba en Cristo. Por eso decía a sus paisanos haciéndoles mirar la cruz de la Capilla de la Casa de Ejercicios: “En la cruz está nuestra salud y nuestra vida… la fortaleza del corazón, el gozo del espíritu… la esperanza del cielo… ¿Tendremos valor para mirar al Salvador sin conmovernos y sin resolvernos a seguirlo, aunque sea caminando por el medio de la amargura, y aunque sea derramando nuestra sangre gota a gota hasta exhalar el alma?”. (Plática sobre la última Cena de Jesús).
LECTURA:
Brochero buscó a Dios desde chico, lo sintió muy cercano en algunos acontecimientos, como cuando rezó para que ese compañero suyo no lo matara la creciente del río. Lo siguió buscando en el seminario hasta que en Córdoba hizo los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola.
Ahí Brochero se dio cuenta de que ése era un modo de estarse con Jesucristo, tratando y conversando con El, sin otra preocupación que la oración y el recogimiento.
¡Y cómo sintió Brochero que nadie lo distraía para mirar al Señor que lavó sus pecados en su sangre! ¡Qué trato con el Señor en esos ejercicios!, conversando con el Señor de la vida, como un amigo habla con su amigo, según lo dice el mismo Maestro de los Ejercicios Espirituales, San Ignacio de Loyola. Desde entonces el cura Brochero se dio cuenta de que los Ejercicios Espirituales era un modo privilegiado de tratar en amistad con el Señor, de conocerlo, de arreglar con El las cuentas, de pedirle perdón. Y quiso que todos aquellos con los que él trataba tuvieran la oportunidad de esta experiencia.
Por eso el cura trabajó primero para llevar a Córdoba toda la gente posible para hacer los ejercicios, en invierno -único tiempo en que la gente del campo estaba más desocupada- cruzando las sierras nevadas a lomo de mula.
Después no paró hasta cumplir su sueño de tener en la misma parroquia una casa de Ejercicios. La inauguró en 1877 y llegó a reunir en ella tandas de 900 hombres y de 600 mujeres.
En 1880 llegaron también a lomo de mula las Hermanas Esclavas del Corazón de Jesús para hacerse cargo de la Casa. A la muerte de Brochero habían pasado por la Casa 70.000 personas.
REFLEXIÓN:
Nadie puede decir que conoce y quiere al Cura Brochero, si no ha mirado ese Cristo, el Cristo del Cura, si no ha dejado que esa imagen se le imprima en el corazón de la misma manera que el Cura la tenía en el suyo.
Cristo crucificado es la fuerza de la vida y el amor más grande de José Gabriel Brochero. Y el que busque otra razón, aunque sea para la construcción de una acequia, se equivoca si no dice que la causa es Cristo. “Todo lo hago por amor al corazón de Cristo”.
OREMOS A DIOS PADRE:
Todos: Ayúdanos a hacer tu voluntad.
• Para que vivamos con actitud de servicio nuestra Fe.
• Para llevar tu Palabra a todos los hombres.
• Para acercar a otros a la experiencia de los Ejercicios Espirituales.
OREMOS:
Señor, de Quien procede todo don perfecto:... (Ver oración del Día Primero)
Día Sexto: BROCHERO, MODELO DE AGENTE DE EVANGELIZACIÓN
“Vayan, y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a cumplir todo lo que yo les he mandado”. (Mt. 28, 16-20)
BROCHERO:
De él escribió, en carta al Papa, el Primer Sínodo Diocesano de Quilmes: “Su obra evangelizadora, en una inmensa Parroquia del oeste cordobés; su preocupación por llevar la Palabra de Dios a todos los rincones de su territorio pastoral y a todas las edades; su preocupación por el hombre, por su familia y su trabajo, concretada en colegios, caminos, acequias; su generosa dedicación a las almas en la atención sacramental; su alegría y confiado seguimiento de Cristo, aún con el peso de la cruz de la ceguera y la enfermedad; su filial devoción a la Santísima Virgen; todo ello lo presenta como el modelo de agente de evangelización, del sacerdote ejemplar, que se
anticipó muchos años a los requerimientos del Concilio Vaticano y a la Asamblea de Puebla”.
LECTURA:
Su vida es un mensaje para todos los sacerdotes y laicos de Argentina y de América Latina. Sus cartas (casi 500), telegramas, su obra, son el testimonio de una vida heroica, inmolada por el bien espiritual y material de sus fieles. Por el triunfo del Reino de Cristo. Es como un nuevo Pablo, recorriendo en viajes misioneros, las inmensas regiones confiadas a él como Párroco. El Cura Brochero quiso consagrar el mundo a Cristo llevando la promoción humana, el bienestar que Dios quiere para todos, a aquellas regiones tan extensas, olvidadas por los gobiernos, sin comunicación con la Ciudad por el cordón de las Sierras Grandes, y llena de gente pobrísima. Dios quiera que pronto la Iglesia lo proclame como ejemplo de los sacerdotes, un “Cura de Ars”, gaucho, con su rosario y su breviario, encarnado en los “gozos y esperanzas” de su pueblo, caballero en su mula, indicando un camino de Luz a sus hermanos.
REFLEXIÓN:
(En resumen). Amor a Dios en toda su vida. Y amor a todos. Desde 1866 a 1914. Murió allí, en lo que fue su Parroquia, el 26 de enero de 1914. Santamente. Ciego. Embichado (“Miasis”). Pobre. Generoso. Sacrificado. Humilde. La Caridad Pastoral fue su rasgo dominante. Era Maestro en Filosofía (Universidad de Córdoba) y enseñó a amar a Dios con palabras corrientes. Amó su Sacerdocio. Amó a los pobres. Se contagió de lepra atendiendo -como hermanos- a dos personas de la zona. Para todos los que lo conocieron u oyeron hablar de él, fue un santo sacerdote. “La influencia del Cura Brochero, aún hoy día, es sobre todo sacerdotal, espiritual y apostólica”. Ejemplo para los laicos y los sacerdotes de siempre en Argentina.
OREMOS A DIOS PADRE:
Todos: Glorifícalo, Señor.
• Agradecido por el Don del Sacerdocio. “Le doy gracias siempre al Señor porque me eligió”.
• Brochero, una figura sacerdotal nuestra, humilde y abnegada hasta el heroísmo.
• Para que el Cura Brochero, con su Misa diaria, su Rosario, con su amor a la Virgen, sea un testigo de la Iglesia, entre nosotros, y nos enseñe un camino de oración y de acción; un camino de búsqueda del amor y fidelidad a Dios, y por eso, también, el único y verdadero camino por donde se es fiel a los hombres.
• Buen pastor de la Iglesia en Traslasierra, Sacerdote de Dios para su pueblo.
OREMOS:
Señor, de Quien procede todo don perfecto:... (Ver oración del Día Primero)
Día Séptimo: BROCHERO, IDENTIFICADO CON CRISTO CRUCIFICADO
“Escribe: ¡Felices los que mueren en el Señor! Sí – dice el Espíritu- de ahora en adelante ellos pueden descansar de sus fatigas, porque sus obras los acompañan”. (Apoc. 14, 13)
BROCHERO:
Ya leproso, físicamente ciego, Brochero, en la luz de la Fe, ve con más claridad que, en sus últimos días, está celebrando su “última Misa”, que es la identificación con Cristo en la Pasión.
LECTURA:
Escuchemos la lectura de una de sus postreras cartas, dictada tres meses antes de su muerte.
Tránsito 28 de octubre de 1913
“Al Sr. Obispo de Santiago del Estero Dr. Yaniz Martín”
Mi querido:
Recordarás que yo sabía decir de mí mismo, que iba a ser tan enérgico siempre, como el caballo chesche que se murió galopando; pero jamás tuve presente que Dios Nuestro Señor es y era quien vivifica y mortifica, quien da las energías físicas y morales y quien las quita: pues bien, yo estoy ciego casi al remate, apenas distingo la luz del día, y no puedo verme ni mis manos, a más estoy casi sin tacto desde los codos hasta la punta de los dedos y de las rodillas hasta los pies, y así otra persona me tiene que vestir o prenderme la ropa; la Misa la digo de memoria, y es aquella de la Virgen cuyo Evangelio es: ‘extollens quaedam mulier de turba…’; para partir la hostia consagrada, y para poner en medio del corporal la hijuela cuadrada, llamo al ayudante para que me indique que la forma la he tomado bien, para que se parta por donde la he señalado, y que la hijuela cuadrada esté en el centro del corporal para hacerlo doblar; me cuesta mucho hincarme y muchísimo más levantarme, a pesar de tomarme de la mesa del altar. Ya ves el estado a que ha quedado reducido el Chesche, el enérgico, el brioso.
Pero es un grandísimo favor el que me hecho Dios Nuestro Señor en desocuparme por completo de la vida activa y dejarme con la vida pasiva, quiero decir que Dios me da la ocupación de buscar mi último fin y de orar por los hombres pasados, por los presentes y por
los que han de venir hasta el fin del mundo.
No ha hecho así contigo Dios Nuestro Señor, que te ha cargado con el enorme peso de la Mitra hasta que te saque de este mundo, porque te ha considerado más hombre que yo, por no decirte en tu cara que has sido y sos más virtuoso que yo.
Me ha movido ha escribirte tal cual ésta porque tres veces he soñado que he estado en funciones religiosas junto contigo, y también porque el 4 del entrante enteramos 47 años a quienes eligió Dios para príncipes de su corte, de lo cual le doy siempre gracias a Dios, a
fin de que nos veamos juntos en el grupo de apóstoles en la metrópoli celestial.
J. Gabriel Brochero.
REFLEXIÓN:
Así murió Brochero, a las ocho y media de aquel atardecer serrano. En espera y esperanza de la Resurrección. Nos dejó su ejemplo. Oremos por su Glorificación. (Pausa)
OREMOS A DIOS PADRE:
Todos: Te rogamos, Señor.
• Que, como Brochero, tengamos la gracia misericordiosa de un sacerdote al lado nuestro, en los momentos supremos.
• Que, como Brochero, podamos pedirle que nos confiese, nos de el Viático y nos prepare para la hora de “ir al Padre”.
• Que, con Brochero y todos sus feligreses, salvados por su Ministerio, podamos llegar al cielo, cerca de la “Purísima”, que siempre fue para él “la más Madre y tan cercana”.
OREMOS:
Señor, de Quien procede todo don perfecto:... (Ver oración del Día Primero)
Día Octavo: BROCHERO Y SU AMOR A LA VIRGEN
“Al ver a la Madre y cerca de ella al discípulo a quien él amaba, Jesús le dijo: ‘Mujer, aquí tienes a tu hijo’. Luego dijo al discípulo: ‘Aquí tienes a tu madre’. Y desde aquel momento el discípulo la recibió en su casa”. (Jn. 19, 26-27)
BROCHERO:
“Pidamos a María las gracias para persuadirnos del amor infinito que Dios nos ha tenido y que nos tiene siempre…”. El Cura Brochero pensaba en su Cristo, ese de la Casa de Ejercicios. “Pidamos a la Virgen que sepamos amar a Jesucristo en la Santa Eucaristía… y amándolo así lo amemos sin fin en la gloria”, pensaba en la Santa Misa que él no dejó de celebrar todos los días. (Plática sobre la Ultima Cena de Jesús).
LECTURA:
Cuando recorremos los caminos del Valle de Traslasierra en la Provincia de Córdoba, nos imaginamos al cura Brochero andando por estas soledades sobre su mula Malacara, con soles fuertes y también con mucho frío, agregándole a los churquis con el pasuqueo de su mula el polvo de la tierra de esos caminos secos…
Lo imaginamos solo, porque si hoy todavía hay que andar mucho entre una casa y otra, mucho más en aquel tiempo, para llegar a todos, para que nadie se quedara sin cura.
Sin embargo el cura Brochero no andaba solo. Andaba con las cosas para la Misa, que le permitía tratar mano a mano con ese Señor, que según él mismo decía “lavó mis pecados con su sangre”, y andaba con el rosario, que le permitía tratar con la Santísima Virgen
María a la que él llamaba cariñosamente “mi Purísima”.
Para estos ojos de la carne solamente va un cura en mula por los caminos soledosos de polvo y churquis… pero para los ojos del alma marcha una verdadera procesión. Un cura que lleva sobre las andas; sobre las andas de su corazón a Cristo Crucificado y a la Virgen Purísima, la Santísima Madre de Dios. La Estrella de la Nueva Evangelización de Argentina, de América.
REFLEXIÓN:
José Gabriel Brochero, dejame imaginarte así, tan solo y tan desamparado por afuera, en el paisaje agreste de estas tierras inmensas, y tan acompañado y a la sombra del amor de Cristo y de su Madre por adentro del alma. Permíteme asomarme al altar de tu alma, donde presiden tus amores el Señor Jesucristo y la Virgen Purísima… Sólo así podré comprender el misterio del cura que es amigo de todos, porque entrega sus manos, su corazón, su vida como padre y hermano de los pobres…, de todos.
Sobre su mula Malacara va Brochero “desgranando rosarios”, como él mismo decía. Conversando de Dios y de la gente con la virgen Purísima… “Trabajo -dicepidiendo ayuda a Dios y a mi Purísima”.
Como hombre inteligente y emprendedor encara hasta los mismos presidentes si es necesario, para conseguir mejoras para la zona: “tren” pudo decir solamente, porque ya no le salía la voz, una vez que se hizo llevar junto a un presidente… Pero como sacerdote, como cristiano “espero en Dios y en la Virgen Purísima”.
OREMOS A DIOS PADRE:
Todos: Mira a la llena de gracia y escúchanos.
• Haz que todos tus hijos deseen y caminen hacia tu gloria.
• Concede la abundancia de tu gracia a todos los hombres.
• Concede salud a los enfermos, consuelo a los tristes y perdón a los pecadores.
OREMOS:
Señor, de Quien procede todo don perfecto:... (Ver oración del Día Primero)
Día Noveno: BROCHERO, TESTIGO DE CRISTO Y SU IGLESIA
“Vengan, benditos de mi Padre, y reciban en herencia el Reino que les fue preparado desde el comienzo del mundo.” (Mt. 25, 34)
BROCHERO:
“… a fin de que nos veamos juntos, en el grupo de apóstoles, en la metrópoli celestial”(Carta 28-10-1913).
LECTURA:
Hemos visto, a grandes líneas, en estos nueve días, la fisonomía espiritual de aquel sacerdote que sus feligreses llamaban con cariño y devoción el “señor Brochero”, nombrado por nosotros “el Cura Brochero”.
Figura sacerdotal tan arraigada aún, y cada día más, no sólo en el alma de los serranos sino ya en casi todos los rumbos de Argentina.
Profundamente piadoso, trabajador inteligente e infatigable, pastor incansable, celoso de las almas, promotor del desarrollo de una vida más humana, Brochero pertenece igualmente a este paisaje agreste y solemne de nuestras Sierras Grandes y a la historia de nuestro clero. Su nombre es ya un símbolo y un programa. Y nuestros Sacerdotes saben ahora que una Parroquia, por grande, difícil o humilde que sea, puede ser un campo de milagros si se la trabaja con Fe, con optimismo y con rectitud, es decir: sacerdotalmente.
REFLEXIÓN:
El Cura Brochero vivió en espíritu y en verdad. Trabajó con espíritu y por la verdad. Y como la Verdad y el Espíritu no pueden morir porque son la definición de Dios, la vida, el hombre y la obra de Brochero pertenecen a Dios, es decir a la inmortalidad.
Su amor y sacrificio -en su Ministerio de Traslasierra- le hicieron entrever proféticamente que se quedaría siempre en el corazón de sus paisanos: “… he podido pizpar que viviré siempre -escribe- en el corazón de la zona occidental…” (Carta 8-11-1905).
Sus palabras se parecen a los últimos versos del poema “Martín Fierro”: “Me tendrán en su memoria, Para siempre, mis paisanos”. … Y “se abrirán las flores, que en tu altar esperan”.
OREMOS A DIOS PADRE:
Todos: Bendícelos, Señor.
• A nuestros Sacerdotes, para que sigan la huella humilde y heroica del Cura Brochero.
• A nuestros laicos para que, hoy, sigan trabajando al lado de sus Sacerdotes, como los laicos que trabajaron con el Cura Brochero, cuyos nombres indican, por pedido póstumo del cura, las calles de la actual “Villa Cura Brochero”.
• A todos los que murieron en la Parroquia del Cura Brochero, con fama de santidad y a quienes se encomiendan a Ti, Señor, con su vida cristiana, sus tribulaciones y enfermedades, por intercesión de la Virgen “Purísima” y de nuestro santo cura José Gabriel del Rosario Brochero.