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Reflexión del evangelio de la misa del Martes 8 de Agosto de 2017

Mándame ir a ti caminando sobre el agua
Si nos vamos acercar a Jesús ¡hagámoslo con fe!


Por: Mons. Enrique Diaz, Obispo de la Diócesis de Irapuato |



Santo Domingo de Guzmán
Números 12,1-13: “Moisés no es como los demás profetas. ¿Por qué se han atrevido a criticarlo?”
Salmo 50: “Misericordia, Señor: Hemos pecado”
San Mateo 14,22-36: “Mándame ir a ti caminando sobre el agua”


Nuestros fantasmas actualmente son más graves que los de la antigüedad pero tienen el mismo trasfondo: la falta de fe. Los relatos del Evangelio que nos presentan estos milagros portentosos de Jesús encierran esa doble dinámica: por una parte la incredulidad de los sabios y entendidos, por otra la fe sencilla, contagiosa y exultante de los pequeños. Y en medio de los dos grupos, los discípulos a los que Jesús con cariño, paciencia y gran dedicación va educando, transformando y haciéndoles entender los senderos del reino.

 

Las olas que sacuden la barca, la oscuridad de la noche, nos indican un clima que sobrecoge, que aterroriza y para colmo de males, creen ver un fantasma cuando en realidad quien se acerca es Jesús. Muchas veces me pregunto, cuando sentimos que nos ahogamos, cuando la oscuridad nos hace temer, si el que se acerca a nosotros no será Jesús y nosotros lo confundimos con un fantasma. “Tranquilícense y no teman. Soy yo”.

 



Podría decirnos también Jesús en esos momentos. Muchas veces será él mismo que viene caminando hacia nosotros, a quien le tenemos miedo. Y nuestro miedo nos impide actuar y descubrirlo, nos impide revisarnos y convertirnos, nos impide aceptar a Jesús. Pedro tiene que aprender a seguir a Jesús y le lanza el reto: “Si eres tú, mándame ir caminando sobre el agua hacia ti”.  ¿Simbolismo? ¿Deseos de imitar al Señor? Nos podremos imaginar a Pedro queriendo imitarlo en esas cosas “externas” pero el Señor pretende que camine hacia él, en lo verdaderamente importante, sobre las aguas que representan el mal y la corrupción. Sobre todo esto tiene que caminar Pedro y todo discípulo. Inicia la travesía pero le falta fe y empieza a hundirse. Quizás sea lo mismo que nos pase a nosotros, que empezamos a hundirnos porque no caminamos hacia Jesús llenos de fe.

Confiamos más en nuestras propias fuerzas que en Jesús. Este día acerquémonos a Jesús y también pidamos con devoción que podamos caminar hacia Él por encima de todas nuestras corrupciones, de nuestras maldades, y de nuestras debilidades. Que nos dé la fuerza y la fe necesarias para mantenernos en su seguimiento.

 







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