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El Camino Compartido
Un proyecto de vida matrimonial


Por: Francisco Peralta Dávalos | Fuente: Catholic.net



El viaje es donde se encuentra la felicidad, no en el destino. Ésta es una de las principales reflexiones que nos presenta la película “El camino del guerrero” (Peaceful Warrior). El camino es donde podemos encontrar el mayor de los deleites y es precisamente ahí mismo donde llegamos a la plenitud; caminando, andando, y más aún cuando tenemos la dicha de contar con un compañero de viaje.


Al establecer una relación tenemos el deseo de hacer partícipe de nuestra vida al otro, y cuando tomamos la decisión de formalizar la relación con el compromiso del matrimonio, con el “sí, acepto”, no solo hacemos partícipe al otro de nuestra historia sino que escribimos una nueva entre los dos, donde el “tú” y el “yo” quedan superados por un “nosotros”. Ese “nosotros” es el que deberá ir orientando y gobernando las decisiones que vayamos tomando de ahora en adelante.


Mucho se suele hablar del proyecto de vida, de que tenemos que decidir los estudios que deseamos realizar, a qué nos queremos dedicar, qué es lo que queremos hacer de nuestra vida: qué camino es el que queremos recorrer. De lo que casi no se habla es del proyecto de vida matrimonial, de ese en el que los proyectos de vida individuales se  reajustan y reconfiguran para ser un solo proyecto en el que ya no son “mis metas” o “tus metas”, sino “nuestras metas” y ya no son dos vías o caminos distintos, sino uno mismo transitado por los dos.


Suele tenerse la tentación de pensar que en el momento en el que los novios contraen matrimonio, por default y de manera automática, ya es un solo camino el que se recorre y los dos se dirigen hacia el mismo destino, pero lamentablemente no es así. Paradójicamente, suele suceder continuamente que los novios se casan teniendo en su mente caminos diferentes, metas distintas e ideas que no coinciden con las del otro, precisamente por dar por hecho o suponer que el matrimonio en sí mismo los hará caminar hacia la misma dirección. Es esta una de las fuentes principales de problemas matrimoniales.


El proyecto de vida matrimonial es una herramienta fundamental, que al realizarlo nos permitirá disfrutar y vivir de manera más plena el viaje del matrimonio con esa persona que hemos elegido como compañera. El proyecto de vida matrimonial nos previene de ir viviendo de acuerdo a las circunstancias, de manera improvisada y nos permite tomar el timón de nuestro matrimonio para irlo guiando al puerto que hemos elegido.




Sustituyamos el mal de la improvisación por el bien del conocimiento, realicemos y revisemos nuestro proyecto de vida matrimonial tratando de visualizar diversas circunstancias y perspectivas, este ejercicio también nos ayudará a mejorar el conocimiento mutuo, el dialogo y la negociación en la pareja. A final de cuentas el matrimonio es algo que se tiene que disfrutar, no padecer. El matrimonio es ese viaje que nos da la felicidad cuando lo recorremos aprovechando los momentos adecuados, como lo dice Arthur Schnitzler, “estar preparado es importante, saber esperar lo es aún más, pero aprovechar el momento adecuado es la clave de la vida”.







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