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III Domingo Tiempo Ordinario

Comentario de la Liturgia
¿Qué tiene de especial la conversión que propone Jesús?


Por: Tais Gea | Fuente: Catholic.net




Estamos en la semana dedicada a la oración por la unidad de los cristianos. El deseo de Cristo siempre fue «que sean uno» (Jn 17, 21); que seamos uno. La división no está en el plan de Dios.

Él quiere a su Iglesia unida en el amor y en la caridad. Por eso nos unimos todas las iglesias para suplicar este don al Señor. «Señor danos la unidad». Para lograr la unión con los demás creyentes en Cristo hay que buscar aquello que nos une. La liturgia de hoy nos arroja luz para comprender y vivir más profundamente uno de los aspectos que nos une: el seguimiento de Cristo.


El evangelio que se eligió para el III domingo del tiempo ordinario es tomado de Marcos. En él, el evangelista presenta el inicio de la vida pública de Jesús con una frase que introduce a su misión: «Se ha cumplido el tiempo y el Reino de Dios está cerca. Conviértanse y crean en el Evangelio» (Mc 1, 15). Es la invitación al cambio de vida. Juan el bautista ya había propuesto un camino de arrepentimiento y conversión. ¿Qué tiene de especial la conversión que propone Jesús? Cristo anuncia la llegada del Reino e invita a acoger por la fe el Evangelio; la buena nueva. No obstante debe iniciarse por una conversión. ¿Cómo entender la conversión que nos pide el Señor?


La primera lectura nos acerca a la realidad de la conversión. El Señor le pide a Jonás que anuncie que Nínive va a ser destruida. El texto nos dice que los ninivitas creyeron en Dios y se convirtieron de su mala vida. Ellos, sin pretenderlo, tocaron las fibras más nobles del corazón de Dios. Con sus gestos de conversión hicieron despertar la misericordia del Padre. Cuando Dios ve que nuestro corazón desea cambiar, desea mejorar, desea buscar una nueva vida, se vuelca en misericordia. El texto no dice que los ninivitas objetivamente comenzaron a hacer obras buenas. Simplemente muestra el deseo de los habitantes de

Nínive por convertirse.



Eso es lo que necesita el Señor de nosotros. Nos pide que agachemos la cabeza, que reconozcamos nuestro pecado y fragilidad e imploremos su misericordia. Las palabras del salmo 24 son hermosas. El salmista invita al Padre a acordarse de que su amor y su ternura son eternos. Tenemos que buscar apelar a su misericordia. Que el Señor no se olvide del gran amor que nos tiene a pesar de nuestra debilidad. Y después, con palabras del salmista, pedimos al Señor que nos indique el sendero ya que somos pecadores, que nos guie por la senda recta ya que somos humildes y que nos descubra su camino porque somos pobres.


Esta actitud es necesaria para el paso siguiente. Cristo no solo invita a la conversión sino que a su seguimiento. En el salmo pedíamos al Padre que nos descubriera sus caminos. Ahora se nos ha sido mostrado el camino en Jesús «Yo soy el camino, la verdad y la vida» (Jn 14, 6). El evangelio de hoy no nos ilustra sobre cómo es ese camino, hacia dónde nos lleva, cuál es el destino. Simplemente nos invita a decir que sí. A aceptar la invitación. Y para quien se ha convertido, es decir, para quien se ha reconocido pecador, humilde y pobre, no le importa hacia dónde le lleve el camino. Le importa más bien quién le lleva. No tiene nada que perder. Necesita una nueva vida, un nuevo inicio, una verdadera felicidad. Jesús nos dice: «Síganme» (Mc 1, 17) y el corazón acepta porque lo necesita. Deja sus propias redes, sus propias seguridades y se lanza a seguir a Aquel que le promete una vida plena.


Hagamos hoy una renovación de ese si al Señor. Que esta sea nuestra aportación a la unidad de los cristianos. Si todos seguimos a Cristo antes o después nos encontraremos unidos en Él.

Hagamos esta oración:

Señor Jesús invítanos una vez mas a seguirte. Hemos hecho un camino de conversión y nos sabemos pecadores y pobres. Te pedimos que nos invites a seguir tu vida que perdona nuestro pecado y llena nuestra pobreza. Una vez más, Señor, te decimos que si. Dejamos nuestras redes y aceptamos tu invitación. Muéstranos tus caminos y te seguiremos



 

Este artículo fue escrito por Tais Gea  (taisgea@gmail.com)







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