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Transformemos nuestro estilo de vida
La familia es sin duda el espacio privilegiado dónde debe surgir este cambio cultural


Por: Redacción | Fuente: Catholic.net alianza con Voto Católico



Desafortunadamente la sociedad mexicana atraviesa por circunstancias que diariamente violentan la justicia y la paz, que propician la discriminación, intolerancia y el menosprecio a la vida y la dignidad humana.

La angustia y tragedia que en los últimos años han cubierto el territorio nacional, se han convertido hoy la lepra de nuestro país.

A pesar de lo dramática que puede parecer la situación actual, la restauración del tejido social, aún es posible, siempre que estemos dispuestos a transformar nuestro estilo de vida, el de nuestras comunidades, a identificar y priorizar el interés de los demás por encima de nuestras propias necesidades, entregarnos generosamente a favor del prójimo y replantearnos como la generación de la humanización.

La  familia  es  sin  duda  el  espacio  privilegiado  dónde  debe  surgir  este  cambio  cultural,  y  a  partir  de  éste  núcleo, extenderse hacia todos los círculos y ámbitos de nuestra vida, el lugar dónde vivimos, el trabajo, la escuela, nuestras relaciones personales.

Pero siempre bajo el criterio de la predilección hacia los demás. Hoy en día los mexicanos debemos esforzarnos por contribuir a la reconciliación de nuestras diferencias, a encontrar soluciones compartidas a los problemas endógenos que nos aquejan, la motivación debe ser heredar a las nuevas generaciones un país más humano y justo.



En esto consiste el llamado qué desde su primera homilía como Arzobispo Primado de México, nos formuló el Cardenal Carlos Aguiar Retes, para juntos hacer frente a los retos que nos impone nuestro tiempo.         

Animados siempre desde la perspectiva del encuentro y la puesta en común, desterrando de nuestra conducta la descalificación, la provocación y el enfrentamiento sistémico, que tanto daño nos ha hecho.

Esperemos  que  este  espíritu  de  conciliación  y  unidad,  llegue  también  a  los  políticos  mexicanos,  quienes  desde sus ambiciones electorales, en los últimos meses no han hecho otra cosa más que avivar aún más el fuego del encono, la confrontación y la discordia.

En la actualidad hacen falta personas que con su ejemplo y convicción de trascendencia nos inviten desde la escucha, el dialogo y la acción positiva, a mirar al otro, a restaurar la convivencia pacífica, a construir la nación que anhelamos, la casa de todos, a transformar la cultura.
Hoy más que nunca nos necesitamos. Seamos esos agentes de cambio capaces de reconstruir el estilo de vida de nuestra sociedad, nuestro propio comportamiento, de edificar una nación más humanizada y humanizante, dónde se privilegien la vida, la dignidad de las personas, la familia, los valores y el mayor bien para todos.

 









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