1.2 Crisisis de la Identidad Masculina:¿Qué podemos hacer para detener esta manipulación?
Por: Pia Hirmas | Fuente: Catholic.net

¿Qué podemos hacer para detener esta manipulación?
Es necesario detenerse y volver a un pensamiento crítico y multidisciplinario que nos permita tener una visión integral sobre la riqueza y valor complementario de los sexos. Un diálogo a nivel científico y con argumentación lógica responde al anhelo de verdad que tiene el corazón humano y podrá saciar la sed de quienes verdaderamente buscan la verdad y no simplemente la justificación a su forma de vida o intereses personales.
Los opositores buscan descalificar con argumentos "ad hominem", esto es, descalificando a sus oponentes con críticas a sus personas y no las ideas, son impositivos, manipulan emocionalmente y generan un clima culpabilizante, donde la verdad basada en la realidad es "fundamentalista". No logran distinguir entre "víctima" y "victimización", y con esa actitud parecería que la persona afectada no tiene ninguna responsabilidad, ninguna capacidad de sobreponerse, ningún recurso personal para sacar de su situación una riqueza. Confunden una explicación sobre la situación actual con una justificación, dejando a la sociedad abrumada ante la fatalidad que se supone debemos aceptar.
Es necesario también comprender las intenciones de las mentes que estuvieron detrás de este impulso cultural, porque es necesario entender que somos consumidores de un producto con intereses muy definidos, entre ellos económicos, que benefician a un sector. Simplemente pensemos el dominio social que se puede lograr cuando la mujer deja el hogar y la crianza. Por enumerar algunas cosas: tenemos un control en manos de los gobiernos de tipo demográfico y étnico, cuyos peligros preveía Pablo VI en Humanae Vitae 17, una mayor fuerza laboral con menores costos, un multiplicidad de objetos de consumo que esta nueva economía puede obtener: ropa, viajes, restaurantes, electrónicos, joyería, productos de belleza y cirugías estéticas, etc., que una ama de casa con muchos hijos, simplemente no está ni interesada, ni posibilitada de adquirir. Sus hijos son prioridad y sus gastos son bastante más sencillos que una suntuosa forma de vida, la cual, hoy día, aumenta en un 20% año con año el consumo de productos de lujo porque son aspiracionales y vertiginosamente cambiantes.
Es necesario como sociedad que despertemos y tengamos una actitud reflexiva y proactiva, y no dejemos el destino de nuestras vidas y seres queridos en manos de un grupo que controla los medios de entretenimiento, de "información", de adoctrinamiento en los supuestos centros de pensamiento que son las universidades más famosas del mundo y que derraman su literatura en los colegios de nuestros hijos y en los programas internacionales de desarrollo, coerciendo las ayudas económicas internacionales y presionando a través de la legislación o de ONGs la libertad de conciencia, el ejercicio de la patria potestad, etc. En definitiva, el feminismo fue el caballo de Troya con el que se pudo impulsar una reingienería social del tipo de regímenes totalitarios, pero que con un método Gramciano (i.e., evitar la revolución armada y generar el cambio a través de inocularlo en la cultura), lograsen hacerlo con la aceptación clamorosa de la sociedad. Era cuestión de aceptar que tenían que ser pacientes y modificar la cultura infectando la mentalidad de la siguiente generación, al punto que el "gap" generacional fuera tan brutal, que los padres no pudieran ya tener una comunicación y autoridad definitiva sobre sus hijos.
Esto llevó a muchos padres y maestros a rendirse ante un cambio que parecía inevitable y que muchos de ellos ahora incluso promueven haciendo el ridículo frente a los jóvenes, a quienes les choca el papá "buena onda", que se sienta a tomar con ellos o les compra cosas prohibidas o tiene crisis de edad y es un "forever", o el profesor "cáeme bien", que en vez de enseñar y ejercer la autoridad que saque de ellos hombre cabales, busca popularidad. No sólo hay un brinco generacional, aparentemente insalvable, sino una ridiculización y descrédito de la generación anterior. Esto también ha sido parte del plan, generar una crisis de credibilidad en la autoridad para poder manipular la mentalidad de los más jóvenes e influenciables.
El hombre ha quedado frente a la mujer como un ser impotente y carente de significado. No sabe qué hay de bueno en él que sea insustituible y mejorable por la mujer a nivel conyugal, ni a nivel paterno, ni a nivel profesional o social. Sin embargo, la experiencia nos enseña que esta aparente igualdad sólo es posible mientras son tiempos de paz, es decir, de no guerra, porque una vez que comienza un conflicto armado, la mujer y los niños vuelven a ser población vulnerable.
Sin embargo, muchos de estos cambios llegaron para quedarse y sería absurdo pretender que las mujeres no se enlistarán en el servicio militar o que los hombres no se encarguen de sus hijos pequeños y apoyen a su esposa profesionista. Lo cual requiere ir a un análisis más profundo, que nos indique qué es aquello propio e inalienable de cada uno que no se limita o identifica al rol que desempeñan, o a ciertos rasgos de carácter prototípicos del varón o de la mujer, que constriñen la pluralidad de formas de ser.