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Lo reconocieron al partir el pan
Sentirnos acompañados por Jesús, sentarnos a su mesa, compartir su pan, es la más bella experiencia de Resurrección.


Por: Mons. Enrique Diaz, Obispo de la Diócesis de Irapuato |



Hechos de los Apóstoles 3, 1-10: “Te voy a dar lo que tengo: en nombre de Jesús, camina”
Salmo 104: “Cantemos al Señor, con alegría. Aleluya”
San Lucas 24, 13-35: “Lo reconocieron al partir el pan”

 

Sentirnos acompañados por Jesús, sentarnos a su mesa, compartir su pan, es la más bella experiencia de Resurrección. El relato de los caminantes de Emaús, tan sumergidos en la tristeza y en el fracaso, pudiera ser el de cualquiera de nosotros que hemos sabido de frustraciones y de tropiezos. Jesús se acerca, se involucra con los caminantes, los cuestiona y acopla su paso al de los desconsolados. Escucha con atención y comparte la pena. Pero no sólo comparte, ofrece respuestas y proporciona luces.

Ya en esos momentos comienza a arder el corazón de los que estaban tan fríos. Pero la culminación llega al manifestar su necesidad, al reconocer la oscuridad que se avecina y pedir que se quede con ellos. “Quédate con nosotros, porque ya es tarde y pronto va a oscurecer”. Y a la petición hecha por temor, hay una respuesta que supera toda la imaginación: no sólo se queda por un momento, sino que hecho pan se ofrece para ser partido y repartido. No sólo vence la oscuridad, sino que enciende el fuego y luz en los corazones que ahora se sienten capaces de retomar el camino que habían desandado en el fracaso.

El partir el pan, el acoger la Palabra, el sentarse a la mesa, ha transformado el corazón de aquellos dos hombres que se sentían desahuciados. ¿Por qué no hacer nosotros la misma petición? Jesús también para nosotros tiene su compañía, tiene su palabra que ilumina, tiene puesta la mesa y el pan que compartirá. ¿Nos acercamos a Jesús?









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