El salmo primero es el inicio de una serie de textos poéticos de la sabiduría hebrea. Estos son un compendio de experiencias y vivencias del pueblo. A partir de ellas, los salmos reflejan una búsqueda de Dios. El primer salmo inicia con la palabra . Esta puede traducirse por: dichoso, feliz… Su raíz verbal puede significar felicitar o ser feliz pero también puede traducirse por caminar, seguir, guiar, buscar una guía. Este segundo significado nos introduce a una de las temáticas del salmo que es el camino  Por tanto, este salmo que inicia el salterio, quiere indicar cuál es el camino para ser dichoso.

Para poder entender mejor el sentido se puede analizar la palabra ???? y compararla con otros textos; en particular los textos sapienciales. Al analizarlos ofrecen pautas para entender mejor el término. Una constatación simple pero elocuente es que esta palabra es utilizada en 27 salmos. Esto quiere decir que en gran parte del salterio se mencionan a los dichosos o se muestra un camino para serlo. En el libro de proverbios también se encuentra la palabra dichoso y todas las veces está relacionado con la sabiduría. Es dichoso: el que alcanza la sabiduría (3,13), el que me (la sabiduría) escucha (8,34) y el que teme al Señor (28,14). Esta comparación de textos nos hacen relacionar la dicha con la sabiduría y el temor del Señor. Pasando a la comparación de textos históricos el 1er libro de Reyes ofrece una relación entre el dichoso y la sabiduría. La escena se encuentra en 1Re 10, 8 y en su paralelo 2Cro 9, 7. Es el elogio a la sabiduría de Salomón que hace la reina de Saba. En él dice que son dichosos los que están en la presencia de Salomón aprendiendo su sabiduría. Los textos sapienciales se remontan, en la tradición, a Salomón. Por lo que, podemos concluir que es dichoso el que es sabio que aprende de la sabiduría de Salomón.

El salmo utiliza otro término para designar a la sabiduría. No aparece  pero si la palabra . Este sintagma en los textos sapienciales es una manifestación vivificante de la voluntad de Yahvé y la adhesión a esta voluntad significa alegría y satisfacción. Es decir, el que cumple la Torah del Señor es el sabio y por lo tanto el dichoso.

El salmista invita a (meditar) la Torah del Señor (día y noche). Esta expresión quiere significar siempre. Esta mentalidad se ve reflejada también dentro de las indicaciones que da Yahvé a Josué (cf Jos 1,8), nuevo líder del pueblo, antes de entrar a la tierra prometida. Le dice Yahvé que el libro de la Torah no se le caiga de los labios, que lo medite  día y noche  y que tendrá éxito y suerte en sus empresas. Incluso el deuteronomista recoge esta idea de meditar día y noche la Torah, con otras palabras, en el Shemá Israel (cf Deut 6, 5). Finalmente en Ex 13, 21 se expresa que la columna de nube y de fuego (presencia de Yahvé) acompaña al pueblo. El autor dice: así podían caminar día y noche. De esto se deduce que también el que medita la Torah es acompañado por el Señor día y noche y puede caminar siempre hacia un destino de bienestar e incluso de liberación (contexto del éxodo).

Finalmente el autor utiliza una imagen para considerar al justo. Es una metáfora de un árbol plantado junto a un canal de agua que da fruto a su tiempo y su hoja no se marchita. Esta imagen es también utilizada por el profeta Ezequiel en la profecía de las aguas que brotan del templo (cf Ez 47, 12). En ella, el profeta indica que a la vera del río se encuentran árboles. Tampoco se marchitan sus hojas y dan fruto. La diferencia es que el profeta indica que sus frutos no solo son en la temporada sino que no se acabarán. El autor del salmo utiliza el concepto de Torah que hace que el árbol tenga frutos en la temporada y el profeta el concepto de templo de donde brota el agua que hace que los frutos no se acaben. Torah y templo son dos pilares de la mentalidad hebrea. Hay, pues, un aumento que tiende a la plenitud en la visión del profeta.