Milagro aprobado para la canonización de José María Rubio
Por: Xavier Villalta A. | Fuente: Catholic.net

Esta historia hace referencia a la curación del padre José Luis Gómez Muntán, a quien el 11 de diciembre de 1987, le operaban por un cáncer al pulmón.
En dicha operación no se pudo hacer nada, abrieron, vieron el estado en que estaba y cerraron. Se limitaron a limpiar la zona del tumor, porque, por la situación del tumor, resultó imposible extirparlo ante el peligro de una hemorragia masiva. El tumor estaba localizado. "A mí me dijeron -cuenta el padre José Luis- nada más que me habían operado. Lo único que me dieron después fue radioterapia y cobalto, pero sólo con la finalidad paliativa, y para que yo viera que me estaban tratando". La realidad era que los médicos no le daban más que unos pocos meses de vida.
Precisamente por esta medicación se le produjo un enfisema pulmonar cutáneo, y entró, no se sabe cómo, una capa de aire, a través de la pleura, por todo el cuerpo, de manera que se hinchó tanto que «no podía ni ponerme las gafas, ni me cabía el reloj en la muñeca». Fue entonces cuando su Superior, el padre Santiago García-Lomás, pidió su curación por intercesión del padre Rubio; le tenía una gran devoción y se sentía muy vinculado a él, pues su familia había conocido y tratado frecuentemente al padre Rubio durante su vida.
El enfermo logró superar la enfermedad incurable (carcinoma epidermoide), que tras biopsias posteriores se pudo confirmar que desapareció por completo.
Luego de la curación el P. José Luis desarrolló una vida normal de trabajo, con bastante actividad, hasta que el 8 de marzo de 2006 falleció, en la casa jesuita de Alcalá de Henares, con casi 77 años de edad.
El 23 de abril de 2002 S.S. Juan Pablo II autorizó la promulgación del decreto reconociendo como milagro por intercesión de José María Rubio Peralta los hechos aquí narrados.












