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11 de diciembre de 2022

El regalo que Cristo nos prepara
Santo Evangelio según san Mateo 11, 2-11. Domingo III de Adviento


Por: Javier Castellanos, LC | Fuente: somosrc.mx



En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Hoy vengo ante ti, Señor, con el deseo de conocerte más. Muéstrame el amor de tu corazón y enciende el mío con este mismo amor. Oh, Virgen María, ayúdame a conocer mejor a tu Hijo Jesús. Pide por mí, para que pueda encontrarme con Él en esta oración y que mi relación con Él sea más real, más personal, más cercana. Así sea.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Mateo 11, 2-11

En aquel tiempo, Juan se encontraba en la cárcel, y habiendo oído hablar de las obras de Cristo, le mandó preguntar por medio de dos discípulos: «¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?».

Jesús les respondió: «Vayan a contar a Juan lo que están viendo y oyendo: los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios de la lepra, los sordos oyen, los muertos resucitan y a los pobres se les anuncia el Evangelio. Dichoso aquel que no se sienta defraudado por mí».

Cuando se fueron los discípulos, Jesús se puso a hablar a la gente acerca de Juan: «¿Qué fueron ustedes a ver en el desierto? ¿Una caña sacudida por el viento? No. Pues entonces, ¿qué fueron a ver? ¿A un hombre lujosamente vestido? No, ya que los que visten con lujo habitan en los palacios. ¿A qué fueron, pues? ¿A ver a un profeta? Sí, yo se lo aseguro; y a uno que es todavía más que profeta. Porque de él está escrito: He aquí que yo envío a mi mensajero para que vaya delante de ti y te prepare el camino. Yo les aseguro que no ha surgido entre los hijos de una mujer ninguno más grande que Juan el Bautista. Sin embargo, el más pequeño en el Reino de los cielos, es todavía más grande que él».

Palabra del Señor.


Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

Seguimos avanzando en el camino del Adviento. El domingo pasado nos invitaba a preparar un regalo a Jesús; hoy, en cambio, el Evangelio tiene que ver con uno de los mayores regalos que Jesús nos quiere dar.

«El más pequeño en el Reino de los cielos, es todavía más grande que Juan el Bautista». Cuando el Hijo se hizo carne, sucedió un cambio radical en nuestra relación con Dios. En el Antiguo Testamento, el Señor estaba presente en su pueblo elegido, y se manifestaba a través de los patriarcas y profetas. Pero siempre permanecía como alguien fuera de su alcance, totalmente por encima de sus límites. Sin embargo, cuando María engendra a Cristo, podemos ver realmente a Dios entre nosotros: ¡tiene un rostro, manos, pies, una voz concreta! Ha venido a sanar a los enfermos, a dar la vida a los muertos, a salvarnos de nuestros pecados. Pero también ha venido para que tratemos con Él, incluso a nuestro nivel humano: podemos llamarlo amigo. El Reino de los cielos que Cristo vino a traer consiste en una amistad real y personal con Él, nuestro Dios y Señor. ¡He aquí el maravilloso regalo que Jesús nos trae en la Navidad! Agradezcámosle en esta oración el regalo de su amistad y cercanía…

Pero la amistad es una relación en dos direcciones. Es un don que se recibe y luego se corresponde. Por eso, un amigo auténtico no es el que sólo te busca cuando todo va bien. Llegan los problemas en la vida, y en esos momentos se prueba quiénes son los amigos de verdad. A Juan el Bautista le costó la cárcel y el martirio, pero permaneció fiel, y no se sintió defraudado por Cristo.

Dios permite ocasiones de dificultad y de oscuridad para purificar nuestra amistad con Él. Nació en este mundo para buscar amigos, amigos de verdad, de ésos que le siguen en las buenas y en las malas. Hoy nos invita a renovar y fortalecer nuestra amistad con Él. Ofrezcámosle nuestro corazón en esta oración; ese corazón que tal vez le ha abandonado más de una vez, pero que esta Navidad quiere amarle un poco más, ser más fiel, un mejor amigo.

«Es el momento de redescubrir la presencia de Dios y su ternura de padre. Dios no ama la rigidez. Él es Padre, es tierno. Todo lo hace con ternura de Padre. Seamos también nosotros como la multitud que interrogaba a Juan: “¿Qué tenemos que hacer?”. La respuesta del Bautista no se hace esperar. Él invita a actuar con justicia y a estar atentos a las necesidades de quienes se encuentran en estado precario. Lo que Juan exige de sus interlocutores, es cuanto se puede reflejar en la ley. A nosotros, en cambio, se nos pide un compromiso más radical. Se nos pide ser instrumentos de misericordia, conscientes de que seremos juzgados sobre esto. Quién ha sido bautizado sabe que tiene un mayor compromiso. La fe en Cristo nos lleva a un camino que dura toda la vida: el de ser misericordiosos como el Padre».
(Homilía de S.S. Francisco, 13 de diciembre de 2015).


Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Participaré en la misa este domingo con un fervor especial, agradeciendo a Cristo el don de su amistad y pidiéndole la gracia de serle un amigo auténtico.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.




Reflexión de Mons. Enrique Díaz en audio:





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