Hoy hemos visto maravillas
Por: Mons. Enrique Díaz | Fuente: Catholic.net

El profeta Isaías, en los textos que leemos en Adviento, nos invita ser soñadores y da palabras de aliento a un pueblo desfallecido. Dice: “Fortalezcan las manos cansadas, afiancen las rodillas vacilantes. Digan a los de corazón apocado: ‘¡Ánimo! No teman. He aquí que su Dios, vengador y justiciero, viene ya para salvarlos” Son palabras también para nosotros que estamos en espera de la llegada del Salvador.
El ambiente paradisiaco que nos presenta Isaías con los campos llenos de agua fértil, con una paz entre las mismas fieras, con la vista de los ciegos y la salud para los cojos… no son solamente sueños imposibles, sino que representan la misión y la tarea de la humanidad con la fuerza del Señor Jesús. El paralítico que nos presenta San Mateo representa a toda la humanidad paralizada por las graves situaciones a que nos han llevado los egoísmos y las injusticias. A veces, como el enfermo, quisiéramos solamente una curación física sin pensar en todas las causas que nos han llevado hasta la situación actual.
¿Quién no quisiera que se acabara este estado de violencia? ¿Quién no suspira por una población en armonía y estabilidad? ¿No soñamos con alimento suficiente para todos? Claro que tenemos estos sueños, pero también nos dejamos llevar por los sentimientos de egoísmo, sostenemos estructuras individualistas, y cada quien lucha a brazo partido por su propia subsistencia. Tenemos que cambiar de raíz para hacer posible el mundo que nos ofrece Jesús.
Mientras lo importante sea el dinero y el bienestar personal, seguiremos en luchas partidistas y descalificaciones de propuestas, mientras siguen imperando la violencia y la corrupción. Este tiempo de Adviento nos motiva a buscar nuevos caminos, a despertar en nosotros el deseo de parecernos a Nuestro Padre Dios, a luchar sin desfallecer por la misma misión de Jesús: la construcción de su Reino. Que también se encienda en nosotros el ánimo mientras hacemos nuestra oración: “Ven, Señor Jesús”
