25 de marzo de 2023
En María, se realizan las obras de Dios
Por: Paulina Tena González Méndez, CRC | Fuente: somosrc.mx
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
María, qué alegría terminar esta semana de oración contigo. Eres custodia de mi vida interior y sabes cómo guardar las cosas en el corazón. Ayúdame a ponerme en presencia de Dios y hacer un momento de silencio orante antes de leer y meditar para gustar de estar con Él, como lo hacías tú… María, pongo en tus manos esta oración para que tú la entregues al Padre, y que sea ofrecida por la instauración del Reino y por… (di aquí la intención que tengas).
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Lucas 1, 26-38
A los seis meses, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la estirpe de David; la virgen se llamaba María. El ángel, entrando en su presencia, dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo». Ella se turbó ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquél. El ángel le dijo: «No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin». Y María dijo al ángel: «¿Cómo será eso, pues no conozco a varón?». El ángel le contestó: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios. Ahí tienes a tu pariente Isabel, que, a pesar de su vejez, ha concebido un hijo, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios nada hay imposible». María contestó: «Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra». Y la dejó el ángel.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
¿Por qué se pudieron realizar las obras de Dios en ti? María, dime tú secreto. Si, es verdad, en las palabras del Ángel encuentro la respuesta…”, ¡el Señor está contigo!”.
Experimento en este momento como si respondieras: “El Señor está contigo también”.
¡Tienes razón! Papá Dios me ha hecho su hijo(a), ha querido morar en mí por la gracia, me acompaña todo el tiempo. En esta presencia que tú supiste custodiar el Espíritu Santo encuentra las condiciones para actuar, para modelarme, impulsarme, inspirarme.
Podría meditar muchas cosas más sobre este pasaje, pero quisiera pedirte que me acompañes a un momento más contemplativo. A guardar silencio repitiendo esta frase muchas veces: “El Señor está conmigo”. Mientras la repito pido la gracia de que impregne mi mente y mi corazón. Que se transforme en una verdad que me convenza de que si Dios está conmigo Él actúa en mí, que ya está realizando sus obras en mí. Y dejar que esta paz me invada y me lleve a una acción de gracias, como tú Magníficat, por tanto amor de Dios.
«Como ayer, Dios sigue buscando aliados, sigue buscando hombres y mujeres capaces de creer, capaces de hacer memoria, de sentirse parte de su pueblo para cooperar con la creatividad del Espíritu. Dios sigue recorriendo nuestros barrios y nuestras calles, va a todas partes en busca de corazones capaces de escuchar su invitación y de hacerla convertirse en carne aquí y ahora. Parafraseando a san Ambrosio en su comentario sobre este pasaje, podemos decir: Dios sigue buscando corazones como el de María, dispuestos a creer incluso en condiciones absolutamente excepcionales».
(S.S. Francisco, Homilía del 25 de marzo de 2017).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Haz una acción de gracias y si puedes escríbela por las obras que Dios hace en ti.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Reflexión de Mons. Enrique Díaz en audio: