Señor, ¿A quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna
Por: Mons. Enrique Díaz | Fuente: Catholic.net
Señor Jesús, hay muchas situaciones difíciles en nuestra vida que nos llevan al desaliento: violencia, corrupción, dificultades para conseguir lo necesario para nuestra subsistencia, inseguridad.
Muchos buscan alivio y refugio en alcohol, en las drogas o en huidas sicológicas, en el ruido o en soluciones facilonas o escapistas. Y cuando queremos acercarnos a ti, nos encontramos con nuestras propias miserias y limitaciones que nos hacen temer y no sentirnos capaces de ser fieles a tu palabra y a tu camino. El egoísmo propio, la comodidad y la falta de coherencia, nos hacen temer no sostenernos en la exigencia que implica tu seguimiento.
Por eso entendemos que muchos se hayan alejado y que no se atrevan a vivir a plenitud el Evangelio. Sin embargo, nada puede llenar el hueco cuando nos alejamos de tu presencia. Ciertamente comer tu carne y beber tu sangre, tiene muchas implicaciones concretas en la vida diaria porque no es solamente acercarnos a ti.
Tu forma de amar y de servir, tu entrega plena y tu amor incondicional, nos retan también a todos nosotros para vivir a plenitud. Por eso junto con Pedro también nosotros exclamamos: “Señor, ¿A quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna” Sin tu palabra, sin tu presencia estamos perdidos. Sin embargo, parecería que ya en muchos lugares no tienes cabida y que te han expulsado. Han privado a nuestros niños de tu presencia y de tu conocimiento.
Los jóvenes no conocen tus ideales y tu palabra. Los matrimonios no se acompañan de tu ejemplo y de tu amor. Pero hoy queremos gritar desde lo profundo de nuestro corazón que queremos que sigas con nosotros, que no podemos vivir sin ti, que tenemos sed de ti y que nos comprometemos a seguir tus ejemplos y tus mandamientos.
Quedan resonando en mi corazón y quiero decirte nuevamente: “Señor, ¿A quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna”.