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San Lorenzo, diácono y mártir

El que sirve será honrado por mi Padre
Meditación al Evangelio 10 de agosto de 2024 (video)


Por: Mons. Enrique Díaz | Fuente: Catholic.net



Este día celebramos a uno de los mártires más célebres de todo el cristianismo: San Lorenzo, diácono y mártir. Nombrado diácono por el papa Sixto II, se dedicó con especial atención a atender a los pobres y enfermos.

Cuando el emperador Valeriano desató una fuerte persecución contra la Iglesia y exigió la entrega de sus tesoros, San Lorenzo, tras unos días, se presentó ante el emperador rodeado de pobres, paralíticos, cojos, mendigos, enfermos y ciegos. Y con su cara sonriente, le dijo: "Estos son los tesoros de la Iglesia".  Creo que esté muy en sintonía con las palabras con que iniciaba el Papa Francisco su pontificado anunciando que soñaba con una iglesia pobre y de los pobres. En su martirio San Lorenzo dio un gran testimonio de fe y fortaleza.

Uno de los tesoros más bellos que llaman mi atención en la diócesis de San Cristóbal de las Casas, son sus diáconos casados. Son hombres entregados de verdad a su servicio, sin intereses particulares, con una constancia y una fidelidad que nos asombran a todos. Son pobres que evangelizan con su palabra, pero mucho más con su testimonio.

No reciben ninguna remuneración, sino que viven de su propio trabajo, aunque dedican gran parte de su tiempo a sostener la fe, animar a sus comunidades, a predicar la palabra y administrar los sacramentos. Muchos de ellos ya se van doblando por la edad y las enfermedades, y van surgiendo nuevos servidores. Mi palabra de aliento y reconocimiento a todos ellos. Las lecturas de este día los deben animar a ellos, y a todos nosotros, para continuar en el servicio.

San Pablo exhorta a los habitantes de Corinto a vivir en una actitud de esperanza y alegría en el servicio y les dice: “Recuerden que el que siembra poco cosecha poco, y el que siembra mucho, cosecha mucho… Dios ama al que da con alegría” Bellas palabras que nos deben ayudar a renovar con ilusión y esperanza nuestro servicio.



Jesús nos dice que el dolor y el sufrimiento traen frutos que quizás de momento no se vean. Que este día lo vivamos con este espíritu de servicio y de alegría, y que sigamos teniendo a los “pobres” como el gran tesoro de la Iglesia y sigamos construyendo el Reino de los cielos con ellos y desde ellos.







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